Viene de ver cómo el público ha recibido la nueva entrega de una saga que, en el año 1984, consiguió que los sobresaltos se fusionasen con el humor. Entre monos de color beige y bolsas de protones, los fantasmas que habitaban en las alcantarillas de la Gran Manzana terminaron siendo espíritus de corazón blando y textura mucosa. Finn Wolfhard (Vancouver, Canadá, 2002) entra en la habitación del hotel Mandarin Oriental Ritz y procede a mover su café con la insistencia del que, horas antes, ha cogido un vuelo desde Nueva York a Madrid y necesita un grado de energía extra.
El actor (conocido mayoritariamente por interpretar a Mike Wheeler en Stranger Things, el mastodonte audiovisual de los hermanos Duffer en Netflix, pero también por colaborar en películas como It) habla con la timidez clásica de la edad y con una humildad que entronca con el carácter más egotista de algunas celebridades que, antes de cumplir la mayoría de edad, creen que su carrera en la industria está más que labrada. El intérprete retoma su papel como Trevor Spengler en Cazafantasmas: Imperio Helado, la continuación de Cazafantasmas: Afterlife (estrenada en 2021), una cinta que recuperó la historia original dirigida por Ivan Reitman, aunque con nuevos personajes y misterios.
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“Creo que tratamos de hacer nuestros los personajes, si pensamos demasiado en tratar de capturar la energía de las películas anteriores podríamos atascarnos, porque no se puede reemplazar a ninguno de los originales”, dice el actor sobre hombres como Bill Murray o Ernie Hudson en una mesa redonda en la que interviene Infobae España. Es la primera película en la que Ivan Reitman no participa, pues falleció en febrero de 2022. Su hijo Jason, que había dirigido el regreso de la saga, le cedió el testigo a Gil Kenan (que ya había colaborado con él en Afterlife) tras la muerte de su padre. “Pienso mucho en él, incluso en estos días hablando de la película”, dijo el cineasta a también a este medio.
Preguntado por el peso de la nostalgia, y por si cree que tanto él como Mckenna Grace (que interpreta a su hermana Phoebe en las películas coyunturales) se consideran una nueva hornada de cazafantasmas, Wolfhard prefiere ser cauto, sobre todo porque es consciente de que las cintas de culto (y clásicas) ocupan un lugar muy especial en el corazón de los cinéfilos. “No creo que podamos competir con ellos”, dice sobre Peter Venkman (Murray), Egon Spengler (Harold Ramis) o Dan Aykroyd (Ray Stantz). “La diferencia entre ellos y nosotros es que ellos son cómicos increíbles”, apostilla.
“Tratamos de hacer nuestros los personajes, si pensamos demasiado en tratar de capturar la energía de la original podríamos atascarnos”
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Una nueva generación de estrellas
En Cazafantasmas: Imperio Helado, los Splenger (Mckenna Grace, Carrie Coon y el propio Wolfhard) volverán a Nueva York junto con el profesor Gary Grooberson (Paul Rudd) para enfrentarse a los nuevos peligros esotéricos de la ciudad en la que, en términos audiovisuales, siempre acontece el fin del mundo. Esta vez, sin embargo, la amenaza no es un espíritu libre que aterroriza la ciudad que nunca duerme, más bien un peligro ancestral capaz de desatar, de forma concentrada, la maldad más oscura (y gélida).
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“Estoy interesado en ver lo que piensa el público”, dice sobre la cinta. Wolfhard admite que el peso de la nostalgia es casi tan ponderoso como la idea de “estar introduciendo una franquicia” distinta de cazafantasmas. Tanto él como Mckenna se muestran altamente agradecidos de poder formar parte de un pilar comercial del cine de los años 80. No en vano, Cazafantasmas (1984) generó una conexión inexorable entre el espectador y la sala de cine.
“Siempre me he sentido el chico más joven en el set de rodaje y todavía siento eso”, dice sobre ser uno de los perfiles más notorios en el ‘nuevo’ Hollywood. “A medida que envejeces parece que tienes más confianza en tu carrera y en ti mismo, todavía estoy esperando que llegue ese momento”, dice con una risa tímida. En un alarde de gratitud, Wolfhard destaca el respeto que siempre ha recibido de los profesionales que le han rodeado a pesar de haberse consagrado siendo sólo un niño tras su aparición en Stranger Things. “Nos tratan como iguales”, afirma sobre su experiencia en la saga de los Reitman.
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“He tenido la suerte de trabajar con cineastas y actores que me han tomado en serio y que me han mirado como un igual”, dice, resaltando la importancia de lo anterior en una industria que aboga por la competitividad. “Es una suerte ser joven y sentirse valorado, porque a los niños normalmente se les ve y no se les escucha”, añade. Sus coprotagonistas han sido, además, un apoyo inconmensurable. “Tanto Paul como Carrie son personas muy reconfortantes”, dice con un visible gesto de amabilidad. “Siempre son muy comunicativos y honestos, siempre dan consejos y siempre son un gran apoyo”, relata. “Paul me hace reír más que nadie”, concluye. La nueva película, que llega a las salas este viernes, congelará la sensación primaveral acuciante en nuestro país.