El pequeño fraude se reduce con el auge de las tarjetas: Hacienda recauda 6.300 millones más por IVA que antes del Covid

Un estudio publicado en Esade constata un aumento del porcentaje de consumo privado que paga IVA, algo que se debe al “afloramiento” de economía sumergida tras la pandemia. Esto también repercutiría en más declaración de empleo y de beneficios

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Un vendedor acepta el pago
Un vendedor acepta el pago con tarjeta de crédito en un comercio. (REUTERS/Michalis Karagiannis).

La recaudación tributaria ha crecido más que el PIB desde 2021 y ha batido todas las previsiones que tenía el Gobierno. Con los datos disponibles hasta noviembre de 2023 alcanza los 252.927 millones, una cifra récord debida fundamentalmente a la recuperación de la actividad económica, el mayor nivel de empleo y la inflación. Sin embargo, estos tres factores dejan sin dar explicación a una parte del aumento, lo que apunta a un afloramiento de economía sumergida y al consecuente menor fraude fiscal.

Tanto el Banco de España como la AIReF se han referido a este fenómeno como “residuo fiscal” o “variabilidad no explicada”, es decir, una parte del aumento de los ingresos públicos que no se logra justificar ni por la evolución de las magnitudes macroeconómicas ni por medidas fiscales. El inspector de Hacienda Francisco de la Torre ha investigado los motivos tras dicho “residuo” en un artículo publicado en Esade este jueves y detecta que, más allá de la “progresividad en frío”, ha aumentado el porcentaje de consumo privado que paga IVA, “algo que solo puede explicarse por afloramiento”, resume.

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El informe se refiere sobre todo al pequeño fraude, a las “clásicas” operaciones “en negro”, y a la pregunta de “¿con IVA o sin IVA?”. Por eso compara el consumo de los hogares sujeto a IVA con el consumo de los hogares según el INE. El porcentaje de uno sobre el otro “debería ser estable” y solo debería variar por cambios normativos en las exenciones, algo que no ha ocurrido en los últimos años, por lo que se logra aislar el efecto de los aumentos y las reducciones del fraude fiscal en la recaudación por IVA.

El también economista recuerda que hubo un aumento de este tipo de fraude entre 2008 y 2013 y de nuevo en 2020, años marcados por caídas de la actividad económica y destrucción de empleo en los que repuntó el recurso a la economía sumergida como una de las vías de aguante. Según calcula De la Torre, el porcentaje de operaciones del consumo de los hogares sujetas a IVA descendió en 2020 hasta el 59,4% frente al 63,9% de 2019. “La única explicación es un peor cumplimiento fiscal y un aumento de la economía sumergida”, señala.

Esto ha cambiado “radicalmente” en los siguientes años, en los que se pasa a un 70,8% en 2022 y a un 71,4% en los tres primeros trimestres de 2023. “Indica mejor cumplimiento fiscal y es una de las razones por las que se incrementa la recaudación”, apunta. Cabe señalar que el 28,6% restante está compuesto tanto por fraude como por consumo no sujeto a IVA, como la educación y la sanidad privada, por lo que este cálculo no informa de qué porcentaje de consumo de los hogares comete fraude.

A partir de este dato, De la Torre calcula el importe al que asciende el mejor cumplimiento en el pago del IVA comparando la recaudación por este tributo en 2019 (71.538 millones) con la de 2022 (82.595 millones). El aumento entre estos dos años procede exclusivamente del crecimiento de las bases, ya que el tipo efectivo incluso ha descendido unas décimas por las bajadas de impuestos energéticos.

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Aislando los efectos de la inflación y del aumento del consumo de los hogares (que recuperó su nivel prepandemia a finales de 2023), da como resultado que el crecimiento recaudatorio por el mejor cumplimiento fiscal asciende a unos 6.282 millones de euros en 2022 y una cantidad similar en 2023. Esto es algo menos de la mitad de la mejora recaudatoria en el IVA entre los dos años citados si no se tienen en cuenta las rebajas del IVA en 2022.

Además, una vez se declaran las ventas en el IVA, “está claro que hay otros aspectos que también tienen que aflorar, como el empleo o los beneficios”, señala De la Torre, por lo que la disminución del fraude en el IVA también habría repercutido en una bajada de otros fraudes no calculados en este trabajo.

Más rastro digital por el descenso del efectivo

En cuanto a los motivos detrás de la reducción de la economía sumergida, el documento apunta al aumento de pagos con tarjeta y la disminución de las transacciones en efectivo, que no están igualmente controladas por la Agencia Tributaria. “El efectivo no se puede rastrear”, recuerda De la Torre. La diferencia es que los empresarios y profesionales que cobran a través de tarjetas de crédito deben informar a las autoridades tributarias a través del Modelo 170 y tienen un rastro digital asociado, eventualmente trazable a diferencia del efectivo. También contempla el autor, aunque en menor medida, un cambio en la “conciencia social”.

En cualquier caso, se evidencia el impulso que esta recaudación extra aporta al crecimiento económico (ha influido en las revisiones al alza del INE) y a la reducción del déficit. No obstante, la mayor parte del incremento recaudatorio proviene de la inflación y del crecimiento, si ambos se desaceleran, como está ocurriendo, se dispondrá de menos recaudación. Por eso, el autor recomienda al Gobierno que no obvie “el mensaje de prudencia presupuestaria” aunque una parte del crecimiento de la recaudación provenga de la reducción del fraude fiscal y sea “estable”.

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