Una de las teorías que se han barajado para intentar justificar la desaparición mediática de Kate Middleton es su divorcio con el príncipe Guillermo. Según algunos usuarios de redes, los príncipes de Gales estarían inmersos en los trámites para divorciarse, una situación que preferirían llevar en la más estricta intimidad y que explicaría esta ausencia.
Pero según han ido pasando los días esta teoría ha ido perdiendo fuerza y es que Kensington Palace se ha esforzado en acallar los rumores sobre una supuesta ruptura de la pareja. Así ha quedado claro en las primeras imágenes de Kate, un video en el que aparece junto a su marido, pasando ambos “de buen humor”.
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Y por si a alguien le quedaba alguna duda, la otra protagonista de este triángulo amoroso, Rose Hanbury, también ha alzado la voz. La marquesa de Cholmondeley ha emitido un comunicado a través de sus abogados al medio Business Insider en el que ha negado que sea la amante del príncipe Guillermo: “Es totalmente falso”.
Tan tajante ha querido ser Hanbury que no ha añadido nada más y es que así no hay problema de malas interpretaciones. Con esta forma de proceder también se ha acercado a la corona británica, pues ha seguido el lema de Isabel II, “never explain, never complain”, es decir, “nunca des explicaciones ni te quejes”.
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Años de rumores
La presunta historia de amor de Guillermo y Rose saltó a los titulares en abril de 2019, cuando los medios británicos revelaron que el hijo de Carlos III había tenido encuentros con ella mientras su esposa estaba embarazada de su hijo pequeño, el príncipe Louis.
Guillermo no tardó en desmentir la información a través de un comunicado difundido por su equipo jurídico. “Además de ser falso y dañino, la publicación de la falsa especulación respecto a la vida privada de nuestro cliente también constituye una violación de su privacidad, conforme al artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos”, se podía leer en la misma.
Pese a ello, el rumor siguió ahí y la forma que tuvo la corona británica de frenar las habladurías fue intentar apartar a Hanbury del foco público, algo no siempre fácil teniendo en cuento que su marido, David Cholmondeley, es ex gran chambelán de la familia real y en la actualidad ocupa el cargo de lord-in-waiting, un título que le pone en la primera plana y por el cual debe asistir a los actos más importantes de la casa real.
Por ello, desde un discreto segundo plano, David y Rose han formado parte de algunos de los días más relevantes de la corona como, por ejemplo, la entronización de Carlos III, en la que no interactuaron -al menos públicamente- con los príncipes de Gales.