Cataluña decide si se queda en el ‘procés’ o mira adelante en unas elecciones que conmocionan la política nacional

Saltan por los aires los planes de Pedro Sánchez y también del PP, con Puigdemont como gran beneficiado. Los sondeos apuntan a que Illa será president

El president Pere Aragonés ha convocado elecciones en Cataluña ante la imposibilidad de aprobar unos presupuestos. Serán el 12 de mayo.

Votaba este jueves el Congreso la ley de amnistía, ya camino de una carrera de obstáculos en el Senado, y el debate llegó asfixiado, en un segundo plano. En el arranque de la semana, cualquiera hubiera apostado por el caso Koldo como responsable, o más tarde por Alberto González Amador, actual pareja de Isabel Díaz Ayuso y defraudador confeso, pero el guionista de esta legislatura ha decidido dejar en aficionados a los de anteriores, y no eran malos. Quien parpadee se lo pierde. Cómo se explica si no que, aprobada la amnistía, no habrá presupuestos en 2024 o que Carles Puigdemont podría regresar a España con un escaño en el Parlament.

Y todo por Catalunya en Comú, que tumbó las cuentas de Pere Aragonès. Claro que otros apuntan a que los comunes dieron al president la excusa que necesitaba para convocar elecciones. Se celebran el 12 de mayo. Dicen estas fuentes que solo anticipando los comicios, ERC puede tratar de evitar que Puigdemont llegue a tiempo para sentarse en ese escaño. Paradójico este caso porque significaría que los republicanos confiarían en que los poderes legislativo y judicial torpedearan la amnistía el mayor plazo posible, es decir su entrada en vigor. En cualquier caso, y pese a Aragonès, la de Junts puede calificarse como una jugada maestra.

¿Qué opciones tiene Puigdemont? El expresident, que reside en Bruselas desde 2017, no está inhabilitado, por lo que puede ser candidato, tal como lo fue en 2021. Si sale elegido el 12-M, por ley, tendrá que estar presente en el pleno de investidura. Esa presencia dependerá de la amnistía. Una vez la publique el BOE, los jueces tienen dos meses para aplicarla. En manos del Tribunal Supremo queda desactivar la orden de detención que pesa sobre él. El gran problema para el fugado es que la medida puede quedar suspendida si los magistrados presentan una cuestión prejudicial en Europa, en el TJUE, para preguntarle acerca de cómo proceder.

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El Congreso de los Diputados aprobó este jueves la ley de amnistía pactada entre PSOE, Junts y ERC.

Gobierno y PP

Pedro Sánchez decidió de inmediato que renuncia a los presupuestos, asustado ante las exigencias de sus socios necesarios a la vista de que van a estar en campaña. Yolanda Díaz no comparte esta renuncia, cree que el Gobierno debería intentarlo. Díaz aquí es víctima indirecta de los comunes, integrados en Sumar en el Congreso y con un ministro, Ernest Urtasun. La amnistía debía servir para poner en orden la legislatura, para que echara a rodar con menos trabas, pero solo alumbra un horizonte aún más complejo. Ni siquiera ha servido, a tenor de las manifestaciones públicas, para apaciguar al independentismo, crecido: ahora, a por un referéndum.

A todo esto, el PP asiste algo descolocado. Koldo ha perdido atención; hasta fracasó en su intento de retratar al PSOE en la votación de la comisión de investigación sobre este caso en el Senado. Los socialistas votaron a favor. Y llevaba días diciendo cosas como: “No puedo entender que gente que nunca se dedicó al sector sanitario se forre de esa manera, traiga ese material y se lo queden en b, no lo declaren; lo hagan de forma chapucera y con ramificaciones con políticos de alto nivel”. Díaz Ayuso, el 27 de febrero ante Carlos Herrera. Pero, de vuelta a Cataluña, las cosas no están mejor.

Su candidato, el del PP, debiera ser Alejandro Fernández, largos años liderando al partido en el Parlament. A su favor, que no hay tiempo, que Alberto Núñez Feijóo no lo tiene. Fernández es crítico y lo ha sido en público y en varias ocasiones con el presidente de su partido, en particular cuando éste ha intentado tender la mano al nacionalismo, pronunciado un discurso conciliador para romper el absoluto aislamiento de los populares con toda fuerza que no sea Vox. Llegó a valorar una amnistía a Puigdemont. El adelanto ha pillado a Génova sin alternativa y debe medir las consecuencias de un cambio ahora, por el incendio interno que podría suponer.

Salvador Illa, candidato del PSC a la Presidencia de la Generalitat de Cataluña. (Kike Rincón/Europa Press)

Los sondeos

¿Qué dicen los sondeos? Que hay varias mayorías posibles. El patrón es que el PSC de Salvador Illa va a ganar, y que le sigue, no lejos, ERC, y que la tercera fuerza es Junts. En esto coinciden el barómetro público, el CEO (el CIS catalán), y los privados que ofrecen distintos medios de comunicación. En particular, el último CEO otorga 42 escaños al PSC, 32 a ERC y 21 a Junts. El PP, que tiene 3, saltaría a 14 (de ahí lo complejo de tocar al número 1 de la lista), por 12 de Catalunya en Comú, 7 de Vox y 6 de la CUP. Ciudadanos es historia. La mayoría absoluta está en los 68 escaños. Hagan cálculos.

En un plano más general, Cataluña celebra unas elecciones cruciales no solo para Cataluña. Serán en las que decida, a través del voto de sus censados, si el procés ha terminado y se inicia una nueva fase, un paisaje como el que pinta Sánchez y por el que estos años, por voluntad u obligación para continuar al frente del Gobierno, ha trabajado. Varios indultos y una amnistía después, la comunidad, con las cifras más bajas de apoyo a la independencia (un 41% frente al cerca del 49% de octubre de 2017), elige destino y avalará o no esa labor de diálogo, tan opuesta a la ejercida por el ejecutivo de Mariano Rajoy.

Pero, incluso en ese posible nuevo escenario, con Illa de primer president no independentista desde José Montilla -salvando, con los obligados matices, a Soraya Sáenz de Santamaría durante la vigencia del 155- los independentistas seguirían ahí, necesarios además para armar una mayoría cuando menos para la investidura. Illa, como Sánchez, solo puede de la mano de estos partidos. Y, como si de un viaje al pasado se tratara, Puigdemont ya estará entre ellos, con los mismos objetivos que aquel 1-O, pero hoy con plena capacidad para marcar también el futuro de todos los españoles.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (DAVID ZORRAKINO - Europa Press)
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