Todos los lunes y jueves los vecinos de Humilladero, un pueblo malagueño de 3.300 habitantes, acuden a diferentes puntos de la localidad para llenar sus garrafas y botellas de agua. Lo llevan haciendo desde finales de 2022, cuando a consecuencia de la sequía las autoridades sanitarias declararon el agua como no apta para el consumo humano por exceso de cloruros y nitratos. Esta situación condiciona el día a día de todos sus habitantes y, especialmente, el de los establecimientos hosteleros, que no les queda más remedio que asumirlo con resignación.
José Antonio, propietario del restaurante Narciso en esta localidad, es consciente de que el problema “va para largo”, porque “el remedio es que llueva y eso está complicado”. “Si un cliente nos pide un vaso de agua, se lo tenemos que servir de la botella y eso también es un gasto para nosotros”, cuenta a Infobae España este hostelero, que asegura que tras 14 meses sin agua potable y sin poder utilizarla para cocinar “ya se han habituado” a llenar garrafas y a comprar agua embotellada.
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Que el agua no sea potable se debe, principalmente, al exceso de nitratos, explica el alcalde de Humilladero, Miguel Ángel Pérez. El agua que abastece a la red municipal procede de pozos y, como su nivel ha bajado notablemente en los últimos meses por la falta de lluvias, “los nitratos se concentran en menor cantidad de agua”, lo que hace inviable su consumo, aunque sí sirve para ducharse.
Precisamente este jueves el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha condenado a España por no haber tomado medidas suficientes contra la contaminación del agua por nitratos utilizados en la agricultura en ocho autonomías (Aragón, Baleares, Castilla- La Mancha) Castilla y León, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Extremadura y Murcia). La directiva sobre nitratos indica que los países de la UE deben controlar sus aguas e identificar las que pueden verse afectadas por la contaminación producida por nitratos procedentes de fuentes agrarias.
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85.000 euros de gasto
Los camiones cisterna que acuden a Humilladero cada lunes y jueves cargados con 10.000 litros de agua hacen una primera parada en los establecimientos y, después, se desplazan al casco urbano en dos sitios diferentes con el fin de que las personas con movilidad reducida u otras dificultades tengan menos inconvenientes para acceder al servicio. Humilladero, aclara el alcalde, compra el agua a la empresa pública Aguas del Torcal, ubicada en Antequera, lo que por el momento ha supuesto al ayuntamiento un coste de “unos 85.000 euros, una cantidad elevada que sin duda repercute” en un pueblo de poco más de 3.000 habitantes, “y suma y sigue”, señala el alcalde, si bien asegura que la Diputación de Málaga “está dispuesta a sufragar gran parte de ese gasto”.
Si bien la sequía ha afectado a esta zona de Málaga en otras ocasiones, esta es la primera vez que Humilladero se queda sin agua potable, aclara el regidor, pues los niveles de los pozos nunca habían bajado tanto. Y en el municipio de Fuente de Piedra, a escasos tres kilómetros, también se encuentran en la misma situación.
Como posibles soluciones, Humilladero está poniendo en marcha estudios para localizar nuevas captaciones de agua y, en ese sentido, hay un pozo en desuso ubicado en el patio del Instituto de Secundaria donde han realizado una prueba de caudal y análisis químico y “los primeros resultados arrojan que sí se puede hacer uso de ese agua, siempre y cuando pase por la estación depuradora, claro”, explica Pérez. También contemplan construir un pozo nuevo en la zona conocida como El Convento, “ya que puede haber agua potable, pero aún es pronto para saberlo”, al igual que están en contacto con la Diputación de Málaga y con el Ayuntamiento de Antequera para “hacer una conducción de agua hasta Humilladero”, ya que la línea de agua de ese municipio está a unos seis kilómetros del depósito de agua que les abastece.
Una sequía prolongada
La situación que atraviesa Humilladero la sufren muchas otras personas en España que viven en pequeñas localidades que dependen de pozos, pues al estar secándose, también tienen problemas para conseguir agua potable. El país atraviesa una sequía prolongada que ya ha entrado en su cuarto año y hay regiones en una situación especialmente complicadas, como Cataluña, que ya declaró en febrero la emergencia por sequía, y después se sumó Andalucía. Esta última región ha aprobado que el consumo de agua de uso urbano no podrá superar los 160 litros por habitante y día, considerando todos los recursos hídricos disponibles en los municipios de los sistemas de Campo de Gibraltar, Costa del Sol Occidental, Guadalhorce-Limonero (Málaga); y Axarquía-Viñuela.
La buena noticia es que tras las copiosas y generalizadas lluvias de los últimos días, el agua embalsada en el país ha subido de nuevo y se sitúa ya al 56,8% de su capacidad total con 31.844 hectómetros cúbicos, es decir, 1.171 hectómetros cúbicos más que la semana anterior (el 2,1% de la capacidad total actual de los embalses). No obstante, las provincias con más escasez de agua a pesar de las últimas lluvias, siguen siendo Barcelona con un 8,7% y Almería con 8,04% de agua embalsada.