Kate Middleton y el derecho a la privacidad de los ‘royal’: “Si esto pasa con el presidente de Telefónica, a la hora tienes una demanda”

El huracán mediático que rodea a la princesa de Gales abre el debate sobre la transparencia de la familia real y la comunicación de sus enfermedades

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La princesa Kate, en montaje de Infobae. (Getty Images)
La princesa Kate, en montaje de Infobae. (Getty Images)

Cuando están a punto de cumplirse dos meses de que el Palacio de Kensington anunciara que la princesa Kate estaba hospitalizada tras someterse a una “cirugía abdominal programada”, la esposa del príncipe Guillermo se encuentra en el centro de un auténtico huracán mediático que amenaza la estabilidad de la monarquía y cuestiona la credibilidad de la Casa Real británica.

La publicación de una fotografía manipulada el pasado 10 de marzo supuso la gota que colmó el vaso en un caso que ha despertado el interés internacional. Mientras el rey Carlos sigue apartado de sus compromisos para tratarse del cáncer que padece, el foco se centra en la futura consorte del Reino Unido y el misterioso motivo por el que también ha causado baja.

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Como es inevitable en todo escándalo royal que se precie, la salud de Kate se ha visto envuelta de pronto en una oleada de conspiraciones y teorías infundadas, alimentadas por la imaginación, el morbo y el sepulcral silencio de los protagonistas. Entretanto, la población demanda explicaciones y hasta los medios afines a la Corona parecen estar perdiendo su confianza en la institución, pero ¿hasta qué punto el derecho a la información prevalece sobre el derecho a la privacidad? ¿Se han traspasado los límites de la deontología con la princesa?

La princesa Kate, en una fotografía de archivo. (Odd ANDERSEN/AFP)
La princesa Kate, en una fotografía de archivo. (Odd ANDERSEN/AFP)

La periodista Carmen Duerto se muestra tajante al respecto: “Cuando se habla de la familia real, se sabe que no va a haber respuesta. Puedes decir las mayores salvajadas sin que nadie te ponga una demanda”, explica a Infobae España.

La escritora de Letizia, una mujer real (‎Harpercollins, 2022) recuerda que “se está hablando de enfermedades, que es algo protegido por ley” y asegura que este asunto “da juego porque la noticia vende y no va a haber contestación”. “Si eso mismo lo haces con el presidente de Telefónica, a la hora tienes una demanda”, apunta. Y afirma que pese a que todo el mundo está escandalizado, a ella le sorprende más “que Camila se haya agotado por asistir a 13 actos”.

“Kate ha pasado a ser un meme”

Para la experta en protocolo y doctora en comunicación Diana Rubio, el origen de esta crisis se debe a un “giro de 180 grados” en la comunicación de Kensington: “Han pasado de ser contundentes a las evasivas y la opacidad”, expresa. La autora de Protocolo para millenials (Editorium, 2021) asegura que la estrategia de comunicación que está siguiendo el Palacio es “contraria a la imagen que querían mostrar [los príncipes]”.

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Según defiende Rubio, la polémica por la fotografía manipulada y las posteriores disculpas han afectado seriamente a la imagen de Kate, que era una de las integrantes más valoradas de la familia real: “Ha pasado de ser una persona que inspira a convertirse en un meme”, sentencia.

Para esta experta, lo primero que llamó la atención fue que se emitieran dos comunicados el mismo día, el de la hospitalización de Kate y, apenas una hora más tarde, el de la intervención de Carlos III. “Hay un tema de salud que se nos escapa”, afirma.

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En el mismo sentido se pronuncia la periodista Paloma Barrientos, que considera que tras el misterio sobre Kate debe de haber “un asunto de salud muy importante”. Y agrega que esta crisis también puede afectar a la imagen de Guillermo: “Era el chico preparado y hasta se habló de que Isabel II podría saltarse a su hijo Carlos y que fuera Guillermo el que heredara la corona. Ahora se ha demostrado que es un ciudadano normal que cuando hay un problema familiar, se retira del día a día”. Y sentencia: “Un ciudadano normal se puede pedir una baja, pero no el representante de una institución”.

Sobre los derechos de la familia real, Barrientos espeta que “no son como nosotros. Tienen una responsabilidad importante”. Mientras que Diana Rubio desliza que los royal “tienen cierta intimidad, pero como nos han mostrado todo desde siempre, ahora esto nos choca”. “Quizás hayan decidido tomar esta privacidad por bandera, pero les va a afectar a nivel de reputación”, vaticina.

“Lo raro es que a la gente le parezca raro”

En este embrollo mediático que amenaza la estabilidad de la Corona, ¿qué puede hacer la familia real británica para apaciguar la crisis? La experta en protocolo considera que “van a necesitar tiempo y transparencia”, por lo que cree conveniente que la comunicación desde Kensington se haga con “contundencia en las palabras”.

Barrientos, por su parte, augura que este escándalo “puede llegar a acabar con la monarquía” y señala a Harry y Meghan como los posibles beneficiados de esta situación: “Si no hacen tonterías, les puede favorecer”.

Sin embargo, Carmen Duerto asevera que en todo este asunto “lo raro es que a la gente le parezca raro” e insiste en que “hacemos noticia de una no noticia”. Y es que, según su visión, Kensington está siguiendo “su hoja de ruta” y no habrá noticia si no se prolonga la recuperación de la princesa. Por este motivo, hace un llamamiento a la “cordura” y recuerda que la Casa Real británica “nunca ha sido un ejemplo en comunicación de enfermedades”. “A la reina Isabel nunca le pasó nada. Fue una vez al hospital, que se sepa”, concluye.

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