Cataluña y Madrid tienen déficit en la balanza fiscal porque son regiones ricas: la mayor anomalía es País Vasco y Navarra

Las comunidades con más renta per cápita del régimen común aportan más de lo que reciben para contribuir a compensar los recursos del resto, pero las forales se rigen por otro sistema que les permite pagar menos

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Los principales dirigentes del PSOE y del PNV en la firma del pacto de investidura de Pedro Sánchez. (Eduardo Parra / Europa Press).
Los principales dirigentes del PSOE y del PNV en la firma del pacto de investidura de Pedro Sánchez. (Eduardo Parra / Europa Press).

Las balanzas fiscales han vuelto a la primera línea de debate tras la publicación inicial de este martes por parte del Ministerio de Hacienda. Se trata de unas cuentas que tienen la finalidad de calcular la diferencia entre el gasto que el Estado hace en un territorio y los recursos que aporta ese mismo territorio al Estado. Las últimas balanzas oficiales, elaboradas para todo el territorio nacional con una metodología conjunta de carga-beneficio, se refieren a 2014 y constatan que Madrid y Cataluña son las regiones con mayor déficit fiscal, es decir, con mayor diferencia entre lo que aportan y lo que reciben.

La región de la capital de España tiene la renta per cápita más elevada, mientras que Cataluña se sitúa en cuarto lugar. Entre las dos se encuentran País Vasco y Navarra que, pese a ser la segunda y la tercera región en riqueza, obtienen un saldo fiscal positivo con el Estado como consecuencia de su régimen especial. Los territorios en los que viven las rentas más altas recaudan más por la progresividad del sistema fiscal español: paga más impuestos quien más tiene, aunque hay excepciones. Debido a esto, el sistema de financiación autonómica del régimen común (SFA) nivela las aportaciones que hace cada región para compensar, junto con los recursos del Estado, a las comunidades con rentas más bajas. La finalidad es que todas tengan el dinero necesario para costear los servicios públicos fundamentales según su número de habitantes y atendiendo a sus particularidades.

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Sin embargo, los territorios forales tienen su propio régimen: ingresan la mayor parte de los impuestos y aportan una cantidad pactada con el Estado a través del Concierto vasco y del Convenio navarro por los servicios centralizados (cargas no asumidas). Sistema que, según las últimas balanzas fiscales, les permite obtener un saldo favorable a pesar de estar entre las más ricas. Los autores de balanza fiscal de 2014, Ángel de la Fuente, Ramón Barberán y Ezequiel Uriel, confirman en la última publicación que, en términos generales, “los saldos fiscales regionales se deterioran según aumenta el nivel de renta” y viceversa, de forma que “los territorios más ricos generalmente presentan déficits fiscales mientras que los de menor renta suelen disfrutar de superávits”.

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (Gustavo Valiente/Europa Press)
La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (Gustavo Valiente/Europa Press)

Como el sistema es diferente con los territorios forales, estos registraron en 2014 un saldo positivo de 1.547 euros per cápita en el caso de País Vasco y de 179 euros en el caso de Navarra, mientras que Madrid presentó un déficit de 2.979 euros per cápita y Cataluña uno de 1.317. Según señala Ángel de la Fuente en el documento publicado en Fedea Financiación autonómica y local, no existe una “participación efectiva” de las comunidades forales en los “mecanismos de solidaridad interterritorial” porque “han evolucionado de forma distinta a lo que se preveía cuando el Concierto vasco y el Convenio navarro adoptaron su forma actual”. En su opinión, la aportación de estas dos regiones es pequeña y habría que nivelarla a la de las regiones de características similares (es decir, Madrid y Cataluña).

Cómo calcula Cataluña el déficit de 22.000 millones

No obstante, a la Generalitat de Cataluña no le sirve esta metodología, que arroja un déficit muy inferior a los 21.982 millones de euros que calculó para el año 2021 a finales del año pasado. El método usado por el gobierno catalán es el de flujo monetario, también reconocido en el libro blanco de balanzas fiscales de 2006, pero denostado por algunos economistas. Para De la Fuente las balanzas fiscales tienen sentido “en términos de quién soporta los costes y quién se beneficia del gasto”, algo que la metodología de flujo monetario no contempla porque se centra en calcular “a dónde va físicamente” el gasto público. “La cuestión no es donde se ingresa el impuesto, sino quienes lo pagan”, defiende.

Más allá del debate sobre la metodología, el cálculo de la Generalitat publicado en 2023 es una estimación, ya que los datos para realizarlo se empezaron a publicar este martes por la presión de Junts y de ERC y aún no están completos. La principal diferencia con las publicaciones de balanzas fiscales entre 2011 y 2014 es que ahora Hacienda no ofrece un cálculo oficial ni señala cuál de estas dos metodologías es la adecuada. El departamento de María Jesús Montero solo entrega los datos brutos después de suspender la publicación de la estadística en 2018 con el cambio de gobierno. Montero consideró en ese momento que solo contribuía a generar confrontación entre territorios, pero la presión política ha llevado a este paso intermedio.

La financiación autonómica es solo una parte

Cataluña ha ligado el déficit fiscal que obtiene en las balanzas con una supuesta infrafinanciación y ha pedido una “financiación singular”. Sin embargo, las balanzas fiscales de 2014 señalan que un 71,8% de los saldos se deben “simplemente a que en los territorios con mayor renta se pagan más impuestos que en los más pobres”. El otro 28% restante se corresponde con decisiones relacionadas con políticas de gasto y ahí sí se puede dar “una mayor discrecionalidad”, reconocen.

Los recursos del Estado llegan por varias vías, una es el SFA, pero otra son los presupuestos. Solo el 17,6% del saldo fiscal regional de las balanzas se explica por la financiación autonómica, mientras que el resto (10,4%) se explica por inversiones y ayudas. Hay dos saldos llamativos en las balanzas fiscales más allá de los citados, el de las Islas Baleares (-1.373 euros per cápita) y el de la Comunidad Valenciana (-347), que presenta déficit a pesar de ubicarse por debajo de la media en renta per cápita.

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Esta última es precisamente la región más infrafinanciada en la última década en el SFA, según los cálculos de la AIReF y de Fedea en términos de competencias homogéneas y habitantes ajustados. Baleares también está por debajo de la media en el reparto y Cataluña se ha encontrado algunos años por debajo de la media. Se trata de cantidades pequeñas que difícilmente justifican por sí solas un supuesto déficit de 22.000 millones, de hecho, Cataluña estuvo en 2021 por encima de la media de financiación.

Otra parte del gasto del Estado en los territorios son las inversiones recogidas en los PGE, que se suelen ejecutar en menor medida de lo que se presupuestan con la excepción de Madrid debido al efecto capitalidad. Los datos de la IGAE de distribución territorial de la inversión indican que la Administración General del Estado y otros organismos centrales ejecutaron solo el 35,8% de lo presupuestado en Cataluña en 2021, lo que da argumentos a los partidos independentistas.

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