Los términos como “ecológico” o “sostenible” llegan a su fin: Europa acaba con las afirmaciones ambientales engañosas

“Empoderamiento de los consumidores para transición ecológica mediante una mejor protección contra las prácticas desleales y mediante una mejor información” es el título de la normativa con la que el Parlamento y el Consejo Europeo pretenden combatir las etiquetas y afirmaciones medioambientales engañosas

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Los términos como "ecológicos", "sostenible" o "respetuoso con el medio ambiente" llegan a su fin: Europa acaba con las afirmaciones ambientales engañosas (David Zorrakino / Europa Press)
Los términos como "ecológicos", "sostenible" o "respetuoso con el medio ambiente" llegan a su fin: Europa acaba con las afirmaciones ambientales engañosas (David Zorrakino / Europa Press)

Los ciudadanos están cada vez más concienciados con el medio ambiente y con la necesidad de incluir en su día a día acciones y medidas que vayan en pos de esta cuestión. Los gobiernos aprueban medidas con miras ecológicas, con miras a combatir el cambio climático y a tratar de cumplir las directrices marcadas a nivel europeo. Una cuestión que se ha trasladado también a los supermercados, donde los productos ya indican en sus etiquetas lo respetuosos que son con el medio ambiente. Pero, ¿cuánto hay de verdad en este tipo de información que aparece junto a los artículos?

Los datos que recibimos al comprar o contratar determinados servicios sobre los criterios medioambientales pueden condicionar las decisiones de consumo de una persona. Es por este motivo que cada vez más empresas tratan de incluir términos como “ecológico”, “sostenible” o “respetuoso con el medio ambiente” en sus productos. Es lo que se conoce como greenwashing, que consiste en dar apariencia de empresa concienciada con el medio ambiente, ecológica, sostenible mientras sus prácticas distan mucho de otorgar el calificativo “verde” a la compañía. Ahora, Europa ha puesto fin a este tipo de prácticas gracias a la última medida aprobada.

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“Empoderamiento de los consumidores para transición ecológica mediante una mejor protección contra las prácticas desleales y mediante una mejor información” es el título de la normativa que el Parlamento y el Consejo Europeo han puesto en marcha y con la que pretenden combatir las etiquetas y afirmaciones medioambientales engañosas y asegurar que aquellas que reciban los consumidores sean veraces y fiables. Esta normativa será trasladada a los estados miembros antes de marzo de 2026 y deberá ser aplicada por estos antes de septiembre de ese mismo año. A partir de ese momento, las responsabilidad caerá sobre las empresas, las cuales deberán proporcionar información clara y fiable sobre el impacto ambiental de sus productos y servicios.

Para ello, la directiva ha introducido una serie de normas específicas sobre algunas prácticas que resultan desleales, según ha recogido la OCU, como por ejemplo, los distintivos de sostenibilidad poco fiables, las afirmaciones engañosas sobre el medio ambiente o la obsolescencia prematura. Aunque esta no es la única medida que se aprobará al respecto. Según se ha anunciado desde las instituciones europeas, próximamente se aprobará una nueva directiva relativa a las Alegaciones Ecológicas.

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Hasta ahora, las normativas se han centrado en aquello que no pueden incluir en las etiquetas y aquello que las empresas no pueden plasmar en sus productos, para evitar que los ciudadanos reciban información engañosa. Sin embargo, la directiva de Alegaciones Ecológicas se centrará en aquello que sí pueden decir y la forma en la que deben hacerlo.

Adiós a términos como “sostenible” o “ecológico”

En definitiva, esta directiva acabará con afirmaciones genéricas relativas al medio ambiente como “sostenible”, “ecológico”, o “biodegradable”, dado que pueden resultar engañosas para los consumidores. Desde la OCU aclaran que “ningún producto es en sí bueno para el ambiente, todos provocan una huella ambiental, la cuestión es saber cómo de grande es esa huella”. Es por este motivo que Europa quiere que estas afirmaciones sean más detalladas y específicas. La Organización de Consumidores y Usuarios detalla que un ejemplo de afirmaciones engañosas sería que “una empresa de ropa diga que su ropa es amigable con el medioambiente estará prohibido con las nuevas normas, pero decir que una prenda tiene un 50% de algodón certificado como ecológico estará permitido”.

Otro aspecto que estará prohibido con la llegada de esta nueva medida son las afirmaciones sobre compensación de emisiones de carbono como “cero emisiones netas”, así como aquellas que no estén respaldadas por compromisos u objetivos definidos o verificados por un tercero. Tampoco podrán aparecer características o detalles beneficiosos del productos que resulten irrelevantes para el consumidor. Europa también ha acabado con los distintivos sostenibles que no estén basados en un sistema de certificación o establecidos por las administraciones públicas. Así como tampoco podrán hacer afirmaciones medioambientales sobre todos sus productos cuando solo se refieran a uno de ellos.

Una mujer compra un vino tinto en un supermercado (REUTERS / Ana María Arévalo Gosen)
Una mujer compra un vino tinto en un supermercado (REUTERS / Ana María Arévalo Gosen)

La medida también abarca los dispositivos electrónicos

La directiva europea abarca también los dispositivos digitales, en concreto, los aspectos relativos al software y las actualizaciones de estos productos. Con la aplicación de esta medida, llegan a su fin los posibles efectos negativos que pueda producir una actualización de software. Tampoco se podrá animar a los usuarios a cambiar artículos antes de que sea necesario por razones técnicas. Además, los fabricantes podrán exigir que se utilicen accesorios o repuestos de la marca original, pero no podrán ocultar información sobre cómo funciona el producto cuando se utilicen piezas de otras marcas.

La vida de los productos es otro punto que Europa ha querido tratar a través de su normativa. Según recoge su directiva, será obligatorio facilitar información detallada sobre la duración y posibilidad de reparar un producto. En caso de que no exista una calificación de reparabilidad a nivel de la Unión Europea, las empresas deberán aportar información sobre la disponibilidad de recambios, el coste de estos y los procedimientos para poder obtener estos repuestos. También deben facilitar datos sobre cuánto tiempo disponen para llevar a cabo actualizaciones gratuitas del software.

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