Desde 2021, el permiso de baja por paternidad en España se igualó al de maternidad y ambas partes pueden disfrutar de un permiso remunerado de 16 semanas. La medida implantada por el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos tiene una lenta inserción en el mercado laboral y aún se demuestra que en algunas partes del país todos no se exprimen todos los recursos posibles de la norma, de forma que la utilidad de cara a los menores queda, en ocasiones, desaprovechada.
La forma en la que los padres disfrutan del permiso tras el nacimiento de un menor, en ocasiones, no saca todo el jugo posible en pro de la igualdad en los hogares, según las conclusiones del estudio ¿Qué sabemos sobre el uso de los permisos de paternidad en España? elaborado por la Fundación Esade. Una de las novedades de la última reforma fue que, tras aumentar la baja hasta los cuatro meses, el permiso puede fraccionarse. La medida, sin embargo, se aplica de forma muy dispar.
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A partir de la séptima semana, el permiso puede fraccionarse, alternándose con períodos de reincorporación al trabajo, durante el primer año de vida del menor. Sin embargo, “todavía el 75% (en promedio, 12 de 16 semanas) del permiso por paternidad se disfruta mientras la madre también está en casa. Aunque existe evidencia que la presencia del padre en casa en los primeros meses después del parto puede tener efectos positivos para la salud de la madre, esta tendencia también puede limitar el efecto positivo de la política en aumentar la involucración del padre en el cuidado de los menores”, reflejan las conclusiones del estudio.
Actualmente, solo el 50% de los padres disfruta de la totalidad de su permiso simultáneamente con la madre. Este permiso cambia con el tiempo, puesto que en abril 2019, poco más del 20% de los padres fraccionaba el permiso. “Entre los hombres que fueron padres desde enero 2021, más del 50% lo hace, y suelen optar por un periodo inicial de unas siete semanas junto a la madre, y periodos sucesivos que acostumbran a disfrutar una vez finalizado el permiso de maternidad. Esto resulta en un aumento del tiempo total que los menores pueden estar a cargo de alguno de sus progenitores”, explica la investigación.
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Diferencias de la baja por paternidad entre comunidades y profesiones
En cuanto a la fracción del permiso de paternidad, hay variaciones significativas en función de su comunidad autónoma de residencia o sector económico de trabajo. Por comunidades autónomas, en Canarias, Andalucía y Extremadura son las regiones de España donde menos se divide la baja, que no alcanzan el 50%. En cambio, Navarra, La Rioja y el País Vasco lideran este mismo ránking. Cataluña (54%) y la Comunidad de Madrid (57%) quedan a medio camino. En la actualidad, solo el 4,5% de los padres elige disfrutar de las semanas no obligatorias del permiso de paternidad a tiempo parcial, es decir, combinadas con empleo.
Por sectores económicos, la hostelería y la agricultura son los que presentan menores tasas de fraccionamiento, mientras que, en el sector de la información y comunicación, así como en el de las actividades financieras y profesionales, más del 70% de los padres optan por fraccionar el permiso. “Esto sugiere que el fraccionamiento del permiso es una práctica más habitual en los sectores más competitivos y con trabajadores con más nivel de formación”, dice la investigación publicada por Esade. Además, la distribución del tiempo de permiso podría estar influida por el nivel educativo o ingreso de los padres, o las características del empleo y la facilidad para dividir el permiso.
Todos estos datos dejan entrever a los investigadores que existe “alguna evidencia que sugiere que la introducción de los permisos de paternidad puede tener efectos en el largo plazo sobre la igualdad de género”. Al observar los datos, tanto de España como en otros países, “los niños nacidos después de distintas reformas que aumentaron los permisos parentales reservados para los hombres muestran actitudes más igualitarias en materia de género y tienen normas sociales menos estereotipadas”, explican, mientras que “también es más probable que adopten comportamientos cotidianos contrarios a los estereotipos de género y elijan carreras tradicionalmente femeninas, como la educación o la sanidad”.