La escapada secreta de la reina Camila a la finca en la que se conocieron Juan Carlos y Corinna

La reina Camila ha reaparecido este lunes en el acto de conmemoración del Día de la Commonwealth. La esposa del rey Carlos III ha acudido a la celebración junto al príncipe Guillermo, mientras que el monarca y la princesa Kate siguen ausentes por sus respectivas bajas médicas. La consorte retoma así su agenda tras cancelar sus compromisos durante una semana por “agotamiento”, unos días en los que ahora se ha conocido que ha visitado España.

Según ha desvelado la periodista Marisa Martín Blázquez en el programa TardeAR, Camila ha viajado hasta la provincia de Ciudad Real para disfrutar de uno de los planes favoritos de la familia real británica: “Ha venido a cazar perdices”, relata la colaboradora.

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Martín Blázquez detalla que la esposa de Carlos III tenía previsto disfrutar de una jornada de caza en la finca manchega, aunque finalmente el mal tiempo se lo impidió y tuvo que cancelar el plan al no poder desplazarse en helicóptero hasta la zona de caza. A pesar de ello, sí ha descansado y “ha estado probando gastronomía de la zona”.

La reina consorte se ha hospedado en una lujosa finca frecuentada por miembros de la alta sociedad y otros royals como el rey emérito Juan Carlos. Aunque la tertuliana no quiso especificar el nombre de la finca, los datos que aporta parecen referirse a La Garganta, un terreno de 15.000 hectáreas que pertenece a Hugh Grosvenor, duque de Westminster. Fue allí donde el padre de Felipe VI conoció a Corinna Larsen en febrero de 2004, tal y como la propia empresaria alemana narraría años después.

La Garganta es la finca privada más grande de Europa y uno de los lugares favoritos de los Windsor en el Viejo Continente. De hecho, tanto los actuales reyes como los príncipes Guillermo y Harry han pasado por sus exclusivas instalaciones, que incluyen tres grandes villas de 10 habitaciones con jacuzzi, sauna y piscina. La finca ofrece, además, alojamiento para sus 100 empleados, así como una estación de tren privada, un helipuerto, una iglesia, un hospital de primeros auxilios y una gasolinera.

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Tal y como relató Larsen en el primer episodio de su pódcast, Corinna y el Rey, la finca sorprende por su inmensa extensión: “A medida que te vas acercando, vas conduciendo a través de hectáreas y hectáreas de naturaleza. Todas las propiedades colindantes son gigantescas”, explica.

La alemana narró su primer encuentro con el exmonarca en un capítulo llamado La Casita. “Era muy acogedor y amable, muy abierto, no parecía una persona regida”, dijo sobre la cena en la que coincidieron, un evento en el que ella se saltó el protocolo: “Decidí pedir permiso para irme. Supuestamente, no debes retirarte hasta que el jefe de Estado se haya ido, pero yo crecí en este tipo de ambientes. Nunca sentí esta necesidad de ser totalmente sumisa ante los demás”.

Tras aquel encuentro en el que Juan Carlos ya mostró su interés por Corinna, el emérito comenzó a llamarla a sus oficinas, entablando cada vez más cercanía y confianza con ella. “Fue un poco surrealista porque jamás me hubiera imaginado que hubiera ocurrido algo así. Pero él era muy divertido y bastante persistente, de una manera graciosa. Es conocido por ser uno de los mayores seductores en el mundo de la realeza”, confesaba la empresaria.