El príncipe Eduardo ha protagonizado un conmovedor momento en su último acto público. El duque de Edimburgo no ha podido contener las lágrimas ante las emotivas palabras que su esposa, Sofía, le ha dedicado para felicitarle por adelantado por su 60 cumpleaños, que tendrá lugar este domingo 10 de marzo.
Los siempre discretos duques han adquirido un inusitado protagonismo en la agenda de la Corona ante las bajas que han mermado la presencia de la familia real. Así, sus compromisos se han intensificado y este viernes asistían juntos al estadio Headingley, en Leeds, para ser testigos de unas pruebas de rugby y participar en la ceremonia de entrega de premios de la Community Sport and Recreation Alliance, de la que Eduardo es presidente desde 2009.
Te puede interesar: La casa real británica, bajo mínimos: dos ausencias fijas y dos intermitentes que preocupan a la opinión pública
Durante la entrega de los galardones, que reconocen a quienes cambian vidas a través del deporte, Sofía de Edimburgo tomó la palabra para hablar sobre el empoderamiento de la mujer a través del deporte. Pero, además, la duquesa se tomó la licencia de reservar un tiempo para felicitar a su marido y rendirle un homenaje público.
“Quiero compartir un pequeño homenaje a mi amado esposo, que celebra su 60 cumpleaños este domingo”, expresaba Sofía, que bromeaba con la postura corporal que tendría el duque aunque desde el estrado no podía verlo: “Supongo que ahora está sentado con los ojos ligeramente entrecerrados, tal vez con los brazos cruzados o un brazo extendido sobre la mesa”.
A lo largo de su discurso, la duquesa hizo varias referencias al difunto Felipe de Edimburgo, a quien ha comparado con Eduardo, asegurando que este heredó el título de su padre y también su modestia. “Hay que entender que a mi suegro nunca le gustó que lo elogiaran, creyendo que lo importante eran las organizaciones a las que apoyaba, no él”.
Así, quiso ofrecer “una visión más profunda” del hombre del que está “tan orgullosa”, destacando su constante dedicación al Premio Duque de Edimburgo, el programa juvenil internacional que fundó el esposo de Isabel II y que ahora lidera Eduardo.
“Él ha sido mi guía y me ha mostrado el camino a lo largo de los años. Me ha brindado mucha ayuda y consejos, y sus conocimientos e instintos, perfeccionados durante décadas de servicio, son incalculables”, agregaba Sofía, que señaló “el buen equipo” que forma su matrimonio y la ayuda que se prestan el uno al otro en su día a día.
“Haga lo que haga, da el 150% de sí mismo, y si todo lo demás falla, da la energía que le queda a nuestros perros exhaustos o a la desolación del jardín”, revelaba Sofía de Edimburgo. Y agregó: “Al igual que mi suegro, mi marido nunca busca cumplidos. Por eso, cuando recibe el reconocimiento, siempre es una sorpresa total para él. Por ello agradezco esta oportunidad de, por una vez, poder celebrarlo y felicitarlo públicamente”.
Según ha narrado la esposa de Eduardo, el duque “se sintió muy feliz y conmovido cuando Su Majestad la Reina Isabel lo nombró Caballero de la Jarretera en 2006 y estuvo igualmente encantado y conmovido el día en que Su Majestad el Rey, a quien ambos estamos increíblemente orgullosos de apoyar, lo nombró Duque de Edimburgo”. “Se merece ambas cosas por igual y estoy muy orgullosa del hombre que es”, añadía.
Finalmente, Sofía expresaba emocionada unas palabras de amor a su esposo: “Es el mejor padre, el marido más cariñoso y sigue siendo mi mejor amigo”, decía con la voz entrecortada, mientras que el hermano del rey Carlos III también rompía a llorar desde su asiento. “Este es mi querido Eduardo y puedo, junto con toda tu familia y tantos amigos y muchos más, ¡desearte el más feliz de los cumpleaños!”, concluyó antes de fundirse en un emotivo abrazo con su marido.