“Solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras”. Corría el año 1935. Clara Campoamor escribía este fragmento en su obra El voto femenino y yo: mi pecado mortal, en la que relataba la ardua lucha que encabezó para lograr el derecho de voto de las mujeres. Este se reconocía en la Constitución que fue aprobada en 1931. Han pasado más de 90 años y, desde entonces, el feminismo ha ganado innumerables batallas. Pero no la guerra. “Como hemos empezado desde tan abajo, va a costar bastante acabar con la desigualdad, aunque se está consiguiendo poco a poco”, reivindica María, de 72 años. Por ello, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo, Infobae España ha salido a la calle para preguntar a los ciudadanos si creen que la igualdad de género es ya una realidad o aún forma parte de la ficción.
La lucha contra la desigualdad, el feminismo y el ecologismo. Estas son los tres pilares en los que pretende sustentar el Gobierno de Pedro Sánchez su mandato. De ahí que sean muchos los que piden una legislación más justa, que proteja a las mujeres. “Es necesaria una ley que meta a todos los violadores en la cárcel porque resulta muy barato matar, violar o maltratar”, denuncia Ana.
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El paso del tiempo no ha sido capaz de cerrar el debate. “Supuestamente, dicen que hay igualdad, pero no, y todavía falta meterlo en la mentalidad de los más mayores”, dice Alexandra. Raquel y Jade, de 28 y 24 años, coinciden con la joven: “No hay igualdad plena, pero estamos en ello”. Una opinión que comparten también las integrantes de generaciones anteriores, como Ana (67 años): “Hubo un periodo en el que parecía que las cosas iban mejorando, pero ahora vamos peor, los adolescentes van para atrás”. Aunque hay excepciones y otros como Sergio, con 21 años, creen que hay desigualdad, pero a la inversa: “Ahora a los hombres nos están dejando por el suelo y es que nunca va a haber igualdad, porque la constitución de un hombre y de una mujer nunca va a ser igual”.
El fin de la violencia de género, la principal demanda del 8M
Las reivindicaciones feministas han ido variando al ritmo que evoluciona la sociedad, hasta convertirse en un movimiento universal que ha trascendido fronteras para pedir igualdad y justicia. En todos los ámbitos. Pero hay algo que hace tiempo que se convirtió en la principal proclama del 8M: las mujeres exigen el fin de la violencia de género y todo lo que ello implica (abusos, asesinatos machistas, violencia sexual…). “Seguimos muriendo”, lamenta Raquel. Y es que los datos hacen saltar las alarmas. En 2023, 56 mujeres fueron asesinadas a manos de un hombre en España, siete más que en 2022. Desde que se empezaron a contabilizar en 2003, ya van 1245.
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“Salir de trabajar a las 2:00 y que alguien me siga hasta mi casa”. Esto le ha ocurrido, en “más de una ocasión” a Alexandra, una joven de 20 años. Pero su historia bien puede extenderse a la de muchas otras mujeres que, al menos una vez en su vida, han tenido que enfrentarse al acoso callejero. “A mí me acosaron en el trabajo y, hasta que no llamé a la Policía, no me dejaron en paz”, cuenta Jade.
En los primeros nueve meses de 2023, los delitos contra la libertad sexual se incrementaron un 12%, hasta los 15.051, de acuerdo con el balance de criminalidad del Ministerio del Interior. “Es muy grave que sigan creyendo que te violan porque has quedado con alguien o porque lo vas pidiendo”, critica Miguel, de 27 años. Para algunas como Ana, la solución a esto es “clara”: “Hay que educar en la igualdad”.
Las últimas en incorporarse el mercado laboral y las primeras en retirarse
Los datos han ido mejorando, pero la desigualdad todavía pervive en el ámbito laboral, donde solo el 35% de los altos cargos están ocupados por mujeres, algo que para Sergio “está bien, porque los hombres tienen más ingenio”. En cambio, Raquel cree que es otra la razón: “Nosotras empezamos a trabajar mucho más tarde que ellos y crearse una carrera lleva tiempo. Además, eres mujer y tienes que demostrar un poquito más”. Para Fernando (65 años), esto “tristemente siempre ha sido así, pero irá mejorando porque esto es un proceso imparable”.
La división de tareas y responsabilidades parece cobrar cada vez más fuerza en muchos hogares, pero las cifras siguen indicando lo contrario: las labores de cuidado tienen género femenino. Basta con mirar lo que ha ocurrido históricamente para comprobar que las mujeres siempre han tenido que hacer frente a más dificultades en la búsqueda de empleo: su tasa de paro es del 13,3%, mientras que la de los hombres es del 10,3%. “Si desde que eres pequeña te dicen que tú no vales para esto, te coartan y no accedes a puestos relevantes, sin olvidar el techo de cristal que sigue existiendo”, reflexiona Ana.
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Es por ello que no solo son las últimas en incorporarse al mercado laboral, sino que suelen ser las primeras en abandonarlo cuando se ven en la necesidad de atender sus responsabilidades familiares. Así, la inactividad por razones del hogar alcanza el 27,9% (2.838.000) en el caso de las mujeres, frente al 6% de los hombres (446.000), tal y como indican Adecco a partir de la Encuesta de Población Activa (EPA).
“Yo era camarera, pero figuraba como ayudante, y cotizaba menos”
Otro de los grandes problemas sobre el que pone el foco buena parte de la población es la brecha salarial, que no solo supone que las mujeres ingresen menos dinero a lo largo de su vida. Esto también tiene un efecto directo en las pensiones, que serán más bajas, lo que aumenta el riesgo de pobreza en las personas mayores. “No tiene sentido cobrar menos por el mismo trabajo, esto debería ser inconstitucional, pero la mayoría de leyes han sido hechas por hombres y esto perjudica”, mantiene Ana.
La diferencia de salario mensual bruto entre hombres y mujeres fue del 15,7% en 2022, según la EPA: el sueldo medio de ellas ascendió a 1.941,7 euros brutos al mes, frente a los 2.303,5 euros de ellos. Pese a que se ha producido una reducción del 25% con respecto a la brecha de 2018, el problema está lejos de tocar fondo. “Yo era camarera, pero figuraba como ayudante, y eso no solo implica que mis compañeros cobraban más, sino que cotizaban más”, relata Raquel.
Todo ello, sin olvidar que las mujeres también han de afrontar, en ocasiones, que “no se les tome en cuenta solo por el hecho de ser mujer y eso te acaba desgastando mucho”, dice emocionada Ana. Al hilo de esto, la clave, para Fernando, está en “mantener la línea de actuación y que este proceso no se interrumpa”. De ahí que el 8M se aproveche para reivindicar la necesidad de erradicar la desigualdad, en todos los ámbitos de la vida, como vía para avanzar en un feminismo de “obligado cumplimiento” en la sociedad.
Aunque algunas personas piensan que el feminismo ha acabado convirtiéndose en un “meme del que, si hablas, te tildan de feminazi”, para otras personas es ahora más necesario que nunca y la guía que marca los pasos a dar. Y es que todos coinciden en señalar el avance, pero recuerdan que “queda mucho camino por recorrer”.