Parece que ha pasado una eternidad desde que el 30 de enero Junts frenase la aprobación de la proposición de ley de amnistía en el pleno del Congreso de los Diputados. En ese momento y pese a la esperanza de los socialistas de sacar adelante la norma, el acuerdo no era firme y las partes se mostraban muy desconfiadas, tanto es así, que no se supo hasta el último momento lo que iba a pasar aquel jueves en el Congreso. De hecho, la decisión in extremis de Junts fue devolver la norma a la Comisión de Justicia.
Aquel día, Junts tenía claro que si la ley no recogía las demandas que ahora sí incorpora, no iban a votar que sí, y de esta forma actuaron. Lo que les extraña a fuentes de la formación independentista es que el PSOE pensase en algún momento que ese texto iba a salir adelante: “No lo entendemos”, esgrimen. Y es que encima de la mesa de negociaciones, que se pusieron en marcha tras las elecciones del 23 de julio, siempre estuvo la exigencia de que la medida de gracia tenía que proteger a Tsunami Democratic, como ahora aseguran que ocurre.
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El primer intento no salió bien, pero una vez terminó aquel pleno de finales de enero, todo se puso de nuevo en marcha, y cogió carrerilla a partir del día 8 de febrero, día clave que cambió la marcha de las negociaciones. Fue cuando la delegación de la Comisión de Venecia se reunió con los participantes en la Comisión de Justicia para recopilar información de todos los grupos respecto a la amnistía. Mientras ERC se centró en exponerles un análisis más político, los de Puigdemont fueron por lo judicial, o eso señalan desde esta última formación.
Las negociaciones siguieron su curso, sin prisa pero sin pausa, y a tres bandas: PSOE, Junts y ERC. Los grupos, de forma telemática, iban mandando propuestas para el articulado, los otros las revisaban y presentaban una contrapropuesta o daban el ok. Todo con mucha calma y con buena sintonía, incluso entre los dos partidos independentistas. Sin embargo, el tiempo apremiaba, el acuerdo aún no se había cerrado, así que el 18 de febrero el PSOE pidió una prórroga de dos semanas, ya que el plazo vencía tres días más tarde. La Mesa del Congreso, con mayoría del PSOE y Sumar, se la concedió.
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El caso Koldo y el borrador de Venecia
Poco después, estalló el caso Koldo, en concreto, el 23 de febrero. La trama y la presión política al PSOE no caló en las negociaciones, pero dio aire para que las conversaciones se produjesen sin interferencias, según fuentes cercanas a las mismas. Una semana más tarde, cuando la fecha de la Comisión de Justicia ya estaba más próxima (a una semana), se filtró el borrador de la Comisión de Venecia, una pieza que también fue clave para encarrilar el acuerdo final, ya que hubo puntos que se adaptaron a lo que decía este texto preliminar del Consejo de Europa.
“Cuando conocimos este dictamen se intensificaron las conversaciones que concluyeron con éxito”, reconoció el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, en declaraciones desde el Congreso de los Diputados, anticipándose a la aprobación del dictamen. El Gobierno en general y Bolaños en particular se han felicitado por el texto final, y también han agradecido a Junts y ERC el trabajo durante las negociaciones, que se produjeron en sintonía y con un buen trabajo por parte de los equipos técnicos, algo en lo que coinciden los participantes en las mismas.
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Todo estaba ya bastante resuelto, se presupone que todas las partes ya habrían aceptado regirse por la normativa europea y dejar a un lado el Código Penal. “Todos teníamos claro que había acuerdo y que la Comisión de Justicia tenía que ser el 7 de marzo”, afirman fuentes que participaron en la negociación. Desde ERC puntualizan que, con el texto anterior, el escollo del que habla Junts ya estaba resuelto, pero los de Puigdemont alegan que necesitaban que no hubiese “agujeros”.
A principios de esta semana ya estaba prácticamente todo atado, las tres partes hablaban de que el acuerdo estaba cerca, lo que implicaba el ‘sí' de Junts en la Comisión de Justicia y en el pleno que, previsiblemente, se celebrará el próximo jueves, 14 de marzo. De hecho, Pedro Sánchez ya anunció que habría modificaciones respecto al anterior texto durante su viaje oficial a Brasil, y Junts hizo algún guiño a que el acuerdo de los presupuestos ya estaba encaminado, un extremo que desde su partido, finalmente, han negado.
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Sostienen que hay muchas negociaciones que van en paralelo, entre ellas, la de las cuentas, pero que ninguna está por encima de la otra, por lo que el PSOE todavía tiene pendiente desencallar los PGE con todos los socios de investidura. De hecho, el Gobierno mantiene con Junts una mesa de diálogo todos los meses en la que participa un verificador y que sigue funcionando con toda normalidad.