No se puede estar desesperado y ser razonable al mismo tiempo, escribió la escritora Mariana Enríquez en Los peligros de fumar en la cama. La plena unidad en cualquier movimiento transformador y trascendente es tan idílica sobre el papel como irreal en la práctica. Los avances, a veces pírricos, a veces incontestables, que ha logrado el feminismo en los últimos años han provocado el consiguiente brote reaccionario en todas las versiones de la derecha. El feminismo aterriza en otro 8M de nuevo bajo la lupa, de nuevo con la presión mediática de evitar disidencias o desencuentros, una postura inmaculada que solo existe en la ficción, pero que sí se exige desde fuera al movimiento que ha sacudido los cimientos de la sociedad. No se tiene piedad con quien es capaz de cambiarlo todo.
Con poco más de 100 días de vida, uno de los cambios más significativos de la nueva estructura del Ejecutivo de Pedro Sánchez ha sido el cambio de manos del Ministerio de Igualdad. Antes bajo la icónica y desgastada figura de Irene Montero y el espacio que representaba Unidas Podemos, y ahora bajo el mando de Ana Redondo y el PSOE, que ha recuperado el emblema institucional del feminismo en las últimas negociaciones para formar Gobierno con Sumar.
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Tal vez fruto del agotamiento y el altavoz que recibe cualquier afirmación de división entre el feminismo, tal vez porque el frente conservador golpea al Gobierno en cada parte que deja descubierta, los tres meses del nuevo Ministerio de Igualdad han pasado desapercibido. Solo una polémica ha envuelto al equipo de Ana Redondo: el nombramiento de Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres, con declaraciones tránsfobas que despertaron las primeras alarmas entre el feminismo transincluyente, la corriente mayoritaria.
Carla Antonelli, icono del feminismo en España y primera mujer trans en tener un cargo legislativo en España, prefiere mirar con optimismo la legislatura que tiene por delante la ministra Redondo: “La he apoyado públicamente desde el minuto uno y tendrá nuestro apoyo y la mano tendida en todo lo que sea ensanchar el feminismo”, explica a Infobae España en una clara búsqueda de unidad. Sin embargo, no olvida el nombramiento de García: “Le pediré una y mil veces el cese de Isabel García porque no representa a todas las mujeres, pero le tiendo la mano a la ministra porque es una mujer comprometida con la lucha trans”, sostiene.
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“El feminismo es molesto y así debe ser”
En este sentido, el propio Ministerio de Igualdad ha declinado hacer valoraciones a Infobae para este reportaje. Del mismo modo, Unidas Podemos ha declinado valorar la línea de actuación del actual ministerio y que gestionaron durante cuatro años. La estrategia del ministerio de Ana Redondo, de minimizar el impacto mediático, la defiende Sonia Guerra, secretaria de políticas feministas del PSC y portavoz de Derechos Sociales del PSOE en el Congreso: “Quizás es un cambio solo a nivel comunicativo, no a nivel legislativo. Hemos dejado de ser el foco mediático, pero no el foco de acción legislativa, puesto que la primera ley aprobada en esta legislatura fue, precisamente, la ley de paridad. Tenemos claro cuál es la agenda política, pero tenemos que hacerlo de una forma muy pedagógica, como se hace la política útil”, declara a este medio durante una conversación telefónica.
El evidente perfil bajo de la ministra Redondo, en comparación con la figura de Irene Montero, pero también incluso al comparar con otros ministerios del actual Gobierno, no pasa desapercibido en nadie. “El Partido Socialista esta legislatura quiere minimizar el ruido sobre las políticas feministas, pero el feminismo es molesto y así debe ser, no se han ganado derechos feministas de otra forma”, dicen fuentes de Sumar, que no se muestran críticas aún con la acción de gobierno, pero sí ven con recelo la estrategia. De hecho, durante la semana que Francia blindó el aborto en la Constitución, Redondo descartó trasladar la idea a España el mismo día que Sumar pretendía elevar la cuestión: “Se ve a una ministra algo indecisa sobre cómo posicionarse, me ha chocado que no quisiera impulsar la inclusión del derecho al aborto en la Constitución, algo que ya hemos visto que en Francia ha sido avalado por mayoría”, declara esta misma fuente del partido de Yolanda Díaz.
Sin embargo, desde el PSOE minimizan las formas y se centran en el fondo: “No buscamos grandes titulares, buscamos grandes transformaciones para que hombres y mujeres vivan en igualdad. La ministra ya lo ha dicho, hay que poner el foco en la violencia machista. Ella confronta con la extrema derecha y el negacionismo, tenemos claros cuáles son las bases para ser una sociedad más justa. Tenemos muy claro cuáles son nuestras prioridades en la agenda feminista y va a ser más intensa legislativamente, si cabe, que la anterior legislatura”, augura la diputada socialista Sonia Guerra.