Pedro Sánchez informó este miércoles a los periodistas a bordo del vuelo a Brasil de un inminente acuerdo sobre la ley de amnistía. El PSOE faltaba a la palabra dada de no volver a tocar la norma, dando mayores “garantías” a Junts frente a los designios de Manuel García-Castellón, en último término del Tribunal Supremo, que investiga por terrorismo a Carles Puigdemont. En el vuelo, Sánchez no concretó la fórmula, recalcando eso sí que no dejaría a nadie fuera y que sería plenamente constitucional. Y no despejó la incógnita del terrorismo. En este punto, obliga decir que el PSOE sí ha cumplido, excluyendo los delitos más graves.
¿Cómo lo han hecho entonces? PSOE, Junts y ERC han redactado con precisión una ley que trasciende de España y mira a Europa, de aplicación inmediata una vez se publique en el BOE. En ese mismo momento, las euroórdenes quedarían en papel mojado y Puigdemont podría embarcar rumbo a Cataluña. Los partidos consideran fundamental el dictamen hace apenas unos días de la Comisión de Venecia, que avaló la iniciativa en pro de la reconciliación y la convivencia tal y como ha ocurrido en otros 54 países, si bien criticó, entre otros aspectos, su tramitación de urgencia.
La ley deja fuera los delitos más graves de terrorismo -atendiendo a la Directiva del Parlamento y el Consejo Europeo de 2017 y al Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, amparando los atribuibles a Tsunami Democràtic-, así como la traición -con la Carta de Naciones Unidas en mano- y la corrupción -no será amnistiada persona alguna que se haya enriquecido-. A petición de Junts, amplía el ámbito temporal y abarca hasta noviembre de 2011, dos meses antes de lo previsto inicialmente, y se extenderá hasta noviembre de 2023.
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Lo que también logra la amnistía
El Gobierno acaba de cumplir sus primeros 100 días de legislatura, marcados por la tensión y la incertidumbre y teniéndose que servir de una mayoría no siempre suficiente e incómoda, en la que se incluye Podemos o los propios independentistas, que no iban a dar su brazo a torcer en avance alguno hasta desatascar la amnistía. Porque de la amnistía no solo dependió la investidura o que Puigdemont vaya a pasear por Girona. También, que Sánchez pueda desplegar su programa, en primer lugar que sea capaz de sacar adelante unos presupuestos.
Una vez la ley reciba el visto bueno de la Comisión de Justicia este jueves y del pleno del Congreso la semana que viene, la norma llegará al Senado, donde el PP tratará de obstaculizar una pronta aprobación que, con todo, no podrá detener. Entretanto, el PSOE ya podrá negociar las cuentas del Estado de 2024, tan necesarias para que el país siga en marcha o para la recepción de importantes fondos europeos, pero no solo. María Jesús Montero ya ha anunciado que en próximas semanas presentará el proyecto.
En estas horas, Sánchez, en América, toma además un respiro del escándalo que tiene por nombre el de Koldo García, exasesor de José Luis Ábalos. La metralla ha alcanzado ya a Francina Armengol, al ministro Ángel Víctor Torres, a Salvador Illa o a la propia mujer de Sánchez, Begoña Gómez, si bien el PP también está en el foco en Baleares o por la presencia de su portavoz parlamentario, Miguel Tellado, en el sumario. Por lo pronto, y no sin cesiones, el presidente ha hecho pasar a Junts de la hostilidad a la complicidad y ha despejado un horizonte que ya ‘solo’ Koldo complica.