La salud de la princesa Kate sigue generando preocupación. Era a mediados del pasado mes de enero cuando el Palacio de Kensington anunciaba que la esposa del príncipe Guillermo había sido hospitalizada para someterse a una “cirugía abdominal programada” que la apartaría de sus funciones hasta después de Pascua. Sin embargo, la falta de información y la cancelación de última hora de la asistencia de Guillermo al homenaje a Constantino de Grecia han disparado las teorías de la conspiración sobre el estado real de Kate.
Pese a que la princesa de Gales tiene previsto retomar su agenda y reaparecer públicamente el próximo 8 de junio durante el Tropping the Colour, la política de silencio que se ha instaurado en la Corona británica no ha hecho más que incrementar la preocupación, favorecer los rumores y poner en entredicho la transparencia de la institución.
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Esta poco favorable situación se interpreta ya como un desafío para los Windsor. Así lo expresa a People la biógrafa real Sally Bedell Smith, que afirma que “todo el mundo se siente inquieto por la incertidumbre y hay demasiada incertidumbre en torno a la monarquía en este momento”.
Ni siquiera la publicación de la primera imagen de la princesa Kate tras su operación ha conseguido calmar las aguas. Y es que las poco nítidas fotografías de la esposa de Guillermo en el interior de un coche conducido por su madre no contribuyen a conocer cómo se encuentra realmente la futura consorte.
Entretanto, desde Kensington se enrocan en su estrategia e insisten en que no darán detalles sobre el estado de Kate: “Fuimos muy claros desde el principio en que la princesa de Gales estaría fuera hasta después de Semana Santa y que el Palacio de Kensington solo proporcionaría actualizaciones cuando algo fuera significativo”, han aseverado en un comunicado que ha querido poner diques al mar.
Tampoco ayuda la desaparición del rey Carlos III durante su tratamiento del cáncer y el silencio sobre su proceso de recuperación. “La reina Isabel solía decir: ‘Necesito que me vean para que me crean’. Es importante para Carlos y su reinado que el público sepa un poco más”, añade la experta.
La casa real, bajo mínimos
Durante la convalecencia del rey Carlos, la regencia caía en manos de la reina Camila. Sin embargo, la esposa del monarca anunciaba hace unos días que se tomaría un descanso por encontrarse “agotada” tras asumir el rol de su marido y multiplicar su presencia en actos oficiales.
En este contexto, el foco se pone en el príncipe Guillermo, que ha reducido drásticamente su actividad para estar junto a su esposa. Así, el heredero no tiene previsto ningún compromiso en las próximas dos semanas pese a las bajas, unas circunstancias que dejan la Corona británica bajo mínimos.