Este lunes, mientras se escribía este texto, un guardia civil destinado en Salamanca decidió poner fin a su vida. El pasado 22 de febrero, otro compañero se arrojó a las vías del tren en la localidad de Tres Cantos, donde se encuentran las instalaciones de la Comandancia de Madrid del instituto armado. Son los últimos dos suicidios de efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La cifra de agentes fallecidos por esta lacra en los últimos tres años -desde inicios de 2021- asciende hasta los 68, una media de unas 22 pérdidas anuales, según los datos a los que ha tenido acceso Infobae España.
Dado el incremento de casos durante la pasada década, la Dirección General de la Policía Nacional implementó, a finales de 2020, tras los meses más complicados de la pandemia, el denominado Plan de promoción de la salud mental y prevención de la conducta suicida. Por su parte, la Dirección General de la Guardia Civil lanzó en 2018 un plan de respuesta ante “conductas anómalas”.
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En la propia denominación del protocolo del instituto armado está implícita la “estigmatización” que aún sufren los guardias civiles con la gestión de la salud mental. Así lo apunta Vanesa Oulego, policía y presidenta de la asociación Ángeles de Azul y Verde, que ofrece asistencia psicológica y asesoramiento a policías y guardias civiles desde el año 2014. Arrancaron, dice, “ante la falta de diligencia de la Administración”. Destaca que los protocolos en la Policía Nacional, que incluyen un teléfono antisuicidio habilitado las 24 horas del día, “funcionan muy bien”, pero en la Guardia Civil “aún queda mucho por hacer”.
En 2023 se suicidaron 10 agentes del instituto armado, el doble que de la Policía Nacional (5). Preguntada por los motivos que llevan a los efectivos policiales a poner fin a su vida, Vanesa subraya que “por los mismos que el resto de personas”: rupturas de pareja traumáticas, casos de soledad... Sin embargo, la “presión extra” a la que están sometidos los integrantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es un catalizador de situaciones límite. Además, “el medio -para quitarse la vida- lo tienes en la cintura, no tienes que pensar”.
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“El uniforme no lo para todo”
Un dato clave para entender la lacra de los suicidios en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado es que “el 85 por ciento” de los casos “son con el arma reglamentaria”. De hecho, una de las primeras medidas adoptadas por los protocolos de prevención en ambos cuerpos es la retirada del arma. Ángeles de Azul y Verde ofrece a los compañeros un equipo multidisciplinar de tres psicólogos externos y 80 voluntarios, todos policías y guardias civiles, porque “el uniforme no lo para todo”.
La asociación vino a paliar la desatención a la salud mental que sufrían los agentes en la Policía Nacional y la Guardia Civil hasta hace unos pocos años. El testimonio de la propia Vanesa es ejemplo de ello: “Una compañera murió en un atraco y en años nadie me preguntó cómo estaba”.
Desde la asociación Independientes de la Guardia Civil (IGC) creen que se debe dar a los agentes la posibilidad de recurrir a un “servicio psicológico externo”, ya que “resulta una dificultad añadida el hecho de tener que acudir a un mando para expresar una necesidad” en materia de salud mental“El compañero se puede sentir coaccionado al considerar que exponer su caso ante un superior puede perjudicarle en su puesto de trabajo”.