Supervivientes de abusos sexuales en la infancia denuncian el “ninguneo” de los obispos al excluir 300 casos ya reconocidos

Varias asociaciones se concentran este lunes y martes frente a la sede de la Conferencia Episcopal para seguir reclamando “reconocimiento, reparación, indemnización y acompañamiento”. Consideran intolerable que la propia institución religiosa no haya incluido en su estudio los casos que ya habían sido registrados por diferentes diócesis

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Víctimas y supervivientes de abusos
Víctimas y supervivientes de abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica se concentran frente a la sede de la Conferencia Episcopal en Madrid. (Cedida a Infobae)

La indignación no deja de crecer entre las víctimas y supervivientes que sufrieron abusos sexuales en la infancia en el ámbito de la Iglesia católica. Así lo están manifestando este lunes frente a la sede de la Conferencia Episcopal en Madrid, donde han acudido para denunciar el “ninguneo” de los obispos españoles ante estos casos y para seguir reclamando “reconocimiento, reparación, indemnización y acompañamiento”.

Esta concentración se produce una semana después de que el diario El País publicara que el informe oficial de la Conferencia Episcopal Española sobre el escándalo de la pederastia excluyó más de 300 denuncias que habían sido previamente comunicadas por las propias órdenes y diócesis al Defensor del Pueblo, de forma que el estudio solo incluyó 806 casos. Para muchos de los supervivientes esta ha sido la gota que ha colmado el vaso, pues aunque el pasado mes de octubre los obispos pidieron perdón por los abusos sexuales tras el demoledor informe del Defensor del Pueblo, que cifró en más de 440.000 las víctimas de pederastia en la iglesia católica en España, siguieron negando la magnitud del problema. Ahora consideran inaceptable este nuevo episodio.

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“Es intolerable que la propia institución religiosa haya elaborado otro informe del que dejaron caer más de trescientos casos registrados por diferentes diócesis” del país, señalan en un comunicado la Asociación Víctimas Abusos (AVA), la Asociación Nacional Infancia Robada (ANIR) y la Campaña Justice Initiative, que muestran su “más absoluto rechazo a la actitud de pasividad que la jerarquía católica española muestra con sus víctimas”, al ser incapaces, sostienen, de ir más allá de un pedir un “perdón genérico y de mostrar empatía” con las víctimas. Las asociaciones consideran que la Iglesia católica española ha caído a lo más bajo de “su impertinencia e inacción” con sus “eternas y patéticas excusas”, pues, según indican, siguen “ninguneando, minimizando e incluso negando la existencia de estos terribles delitos de condición sexual perpetrados contra niños y niñas y de sus horribles secuelas físicas y emocionales”.

Estos grupos que representan a cientos de víctimas y supervivientes se concentrarán ante la sede de la Conferencia Episcopal tanto este lunes como el martes, coincidiendo con su asamblea plenaria, donde se renovarán los cargos para el periodo 2024-2028.

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Imagen de algunas de las
Imagen de algunas de las personas que sufrieron abusos sexuales en la infancia. (Cedida a Infobae)

Las secuelas que deja el abuso sexual

Uno de los casos que más ha indignado a las asociaciones es el del Obispado de Bilbao, ya que a pesar de los 34 casos atendidos y registrados, la Conferencia Episcopal solo ha incluido en su informe uno de ellos. “¿De verdad creen estos señores que resultan creíbles? ¿De verdad consideran que la sociedad civil no se da cuenta realmente de su falta de consideración con sus víctimas y supervivientes?”, se preguntan en el comunicado. También recuerdan no son “fríos números” y que detrás de estas estadísticas hay nombres y apellidos, “mujeres y hombres cuyas vidas, en muchos de los casos, siguen lastradas por los efectos interminables del shock postraumático generado a consecuencia de este delito”.

Por todo ello, reclaman a la Iglesia católica que asume responsabilidades y que colabore en la “prevención de la pederastia con medidas concretas y no con cantos de sirena”, además de ayudas en las terapias y en la lucha contra la exclusión laboral y educativa.

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