La ministra de Sanidad, Mónica García, declaró el pasado domingo 25 de febrero su intención de acabar con las guardias de 24 horas que realizan los trabajadores sanitarios, una medida que, tal y como aclaró a los pocos días, va a llevar tiempo. Aun así, el anuncio se ha recibido con cautela por parte de sindicatos y médicos, que dudan sobre cómo se implantarán estos cambios y señalan los efectos que pueden tener en la plantilla y su remuneración. A pesar de ello, el acuerdo parece generalizado: las guardias de 24 horas tienen efectos perjudiciales en los facultativos y el sistema no puede continuar por este camino.
En sus siete años de servicio (cinco de residencia y dos como adjunto), el oncólogo Domingo Sánchez ya se ha dado cuenta de las consecuencias de estos turnos triples. “A partir de las 12 horas, mi cabeza no es capaz de hacerlo lo mejor posible, veo que no ejerzo bien mi profesión, entonces es frustrante”, explica a Infobae el representante nacional de Médicos Jóvenes y Promoción de Empleo del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos.
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La exigencia de estas guardias a nivel físico y mental es cada vez más difícil de llevar para Sánchez, pero tendrá que realizarlas de forma obligatoria hasta los 55 años, edad a la que los facultativos pueden solicitar dejar de trabajar estos turnos. “En siete años que llevo trabajando, por ejemplo, me he pasado un año entero en el hospital”, calcula el oncólogo, al sumar las cinco guardias mensuales que realiza de media en su servicio. La sobrecarga era especialmente acusada cuando se encontraba en el MIR, época en la que llegaba a trabajar hasta 30 horas seguidas. “Es una barbaridad, pero claro, al final uno de los problemas es eso, las necesidades del sistema y del servicio”, reflexiona.
Unas necesidades con las que parecen cargar especialmente los jóvenes, denuncia Sánchez. Si durante el día la ratio de adjuntos y residentes es de ocho a dos, en las guardias es al revés. “Probablemente, las jornadas de guardias recaen en los trabajadores más jóvenes y con unas situaciones que también pueden ser con mayor vulneración”, destaca. Varios estudios al respecto evidencian que el 80% de los MIR incumple el máximo de jornada laboral (48 horas semanales, según la normativa europea) y tampoco respetan los descansos de 36 horas. Estas violaciones también se dan entre los trabajadores adjuntos, sin que haya una respuesta por parte del sistema.
Los efectos de las guardias: problemas de sueño, cardiopatías y deterioro de la salud mental
La mayoría de especialidades obligan a trabajar estos turnos triples hasta los 55 años. Más cerca de esta marca está Pascual Piñera Salmerón, jefe de Urgencias del Hospital General Universitario Reina Sofia y Vicepresidente de la Sociedad Española Medicina Urgencias (SEMES). Piñera lleva en servicio desde el año 1993 y las guardias “cada vez son más duras” para este médico. “Las guardias nacieron hace 50 años con la intención de cubrir 24 horas las necesidades asistenciales de los de la de la población. Antes era una expectativa de trabajo, porque evidentemente Urgencias no iba a mucha gente, pero ahora es una atención continuada”, explica el facultativo.
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Estos turnos salen adelante “por el sacrificio y el trabajo de todos los profesionales de la sanidad”, algo que quedó patente en la pandemia, que dejó tocado al Servicio Nacional de Salud. Pero los trabajadores no podrán seguir así continuamente. Las guardias de 24 horas están relacionadas con problemas de sueño y cardiopatías, además de problemas de salud mental, denuncia Piñera. Las consecuencias psicológicas las conoce bien Sánchez: “Hubo un momento que, ya finalizada mi residencia, eché la vista atrás y vi que gran parte de mi servicio, sobre todo a nivel de profesionales en formación, estaban en terapia psicológica”.
Desde la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts), la cirujana Ángela Hernández explica que “el trabajo nocturno está asociado con aumento de patologías cardíacas, con alteraciones del ritmo circadiano y con problemas a medio y largo plazo. Cuando esto lo multiplicas por tres turnos, como es entrar en una guardia a las 8:00 y salir a las 8:00 horas del día siguiente, pues evidentemente tiene efectos deletéreos sobre la salud mental y sobre la salud en general de los profesionales”.
Victoria Orbe, psicóloga de El Prado Psicólogos, apunta que los profesionales sanitarios pueden desarrollar problemas de sueño, fatiga crónica e incluso trastornos alimentarios “debido a los cambios constantes de su ritmo circadiano”. Los médicos tienen “una mayor propensión a padecer el síndrome del trabajador quemado”, lo que se traduce en un peor trato hacia el paciente, la reducción del rendimiento y la mala comunicación entre facultativos. “Esta insatisfacción en el trabajo puede llevar al trabajador a sufrir un estado depresivo o a padecer ansiedad”, explica Orbe. Todo ello incrementa entre los sanitarios el riesgo de abuso de sustancias y de suicidio, según un estudio de la Asociación Americana de Psiquiatría.
Trabajar tres turnos seguidos también impide la conciliación con la vida privada. Un problema que Hernández ejemplifica con la maternidad: aunque se ha logrado que las mujeres embarazadas no realicen guardias y cobren el prorrateo de esas horas obligatorias, la exención no alcanza a la lactancia. “Salud Laboral dice que eso no es un riesgo para la madre”, explica la portavoz. Con la vuelta a las guardias, denuncia la cirujana general, “es muy difícil mantener la lactancia materna. No se trata de estar un ratito fuera ni un turno fuera, se trata de estar tres”.
“Puede suponer tener que aumentar la plantilla de médicos en un tercio”
Nadie duda de los efectos negativos que producen en la salud (tanto de los pacientes como de los propios facultativos) estas largas jornadas, pero falta conocer cómo se implementarán los cambios. De estas horas extra obligatorias depende un gran porcentaje del sueldo que perciben los médicos cada mes, así como el funcionamiento del actual sistema sanitario español. La situación varía en cada una de las 47 especialidades existentes, pero para algunos hospitales podría suponer “aumentar la plantilla de médicos en un tercio”, alerta Hernández. Se trata de una falta de personal inasequible para la salud pública, ya que ahora mismo “no hay suficientes médicos que elijan las condiciones laborales que ofrece España”.
Si en los países vecinos un médico supera 100.000 euros anuales, los salarios medios en España están entre los 60.000 y los 80.000 euros brutos sumando las retribuciones por guardias, según un estudio de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). Sin esas horas extra obligadas, que se cobran por debajo de las ordinarias, el rango salarial se reduce: la media quedaría entre los 40.000 y los 70.000 euros brutos.
Amyts defiende que la eliminación de las guardias “es un debate que hay que poner sobre la mesa, pero tiene una complejidad tremenda”. Por ello, esperan que desde el Ministerio de Sanidad se aborde “desde un punto de vista muy profesional” y con un Pacto de Estado, alejado del partidismo. Lo pide también Piñera desde SEMES: “Mientras no se sienten todos los partidos y haya un Pacto de Estado por la Sanidad y reforma del Sistema Nacional de Salud completo, no solo en el tema de las guardias, no vamos a estar bien. Vamos a ir poniendo parches”, concluye.