La piel de conejo se dispara un 80% y encarece los gorros que el Ejército necesita para sus legionarios

Defensa licita un contrato para adquirir prendas para la Legión, entre ellos el típico chapiri, que tiene que estar hecho de piel de conejo, una materia prima cuyos costes han subido mucho. Está dispuesto a pagar 35 euros, cuando en 2019 pagaba 22

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El chapiri tradicional de un
El chapiri tradicional de un legionario del Tercio de Ceuta. (Antonio Sempere / Europa Press)

Seguramente sea la prenda que más distingue a la Legión, unidad de élite de las Fuerzas Armadas españolas: el gorro de borla o chapiri. El Mando de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra acaba de licitar un contrato para la adquisición de prendas de los uniformes tradicionales de este cuerpo y la Brigada Paracaidista, una adjudicación valorada en 1.589.552,80 euros (IVA incluido). El contrato se divide en ocho lotes para adquirir uniformes, camisas, camisetas, manoplas, correajes de cuero, ceñidor y el tradicional gorro de borla que visten los legionarios. Inconfundible en sus desfiles.

La licitación que se está tramitando contempla la compra de seis chapiris de general, 70 para jefes (coroneles, tenientes coroneles, comandantes), 120 para oficiales (capitanes, tenientes, alféreces), 150 para suboficiales mayores, 300 para otros suboficiales, y 850 para legionarios de la escala de tropa. Un total de 1.496. Por cada uno de ellos, el Ejército está dispuesto a pagar un máximo de 35 euros (sin IVA), mucho más que lo que quiere abonar por cada camisa (20 euros) y por cada par de manoplas (13 euros), y un poco menos que lo licitado por el uniforme (45 euros).

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Si comparamos este contrato con el anterior, de 2019, el precio del gorro ha subido. Hace cinco años el Ejército de Tierra licitó un contrato para adquirir 4.000 chapiris, pero entonces ofertó por cada unidad 22 euros (sin IVA), excepto por los 12 de general (que estaban a 28 euros). Es decir, que ahora, un lustro después, Defensa está dispuesta a pagar un 59% más por el mismo gorro ¿Por qué? La respuesta está en el pliego de condiciones del contrato, que especifica la materia prima con la que tienen que estar confeccionados: “piel de conejo, preparado para su enfieltramiento”.

Abraham Mazuecos es director general de la empresa Fernández y Roche, una compañía fundada en Sevilla hace 139 años y que tiene presencia en las más selectas sombrererías de grandes capitales como Londres, Sidney, Tokio y Nueva York. De hecho, de su fábrica salió el mítico sombrero que luce Indiana Jones en sus películas. “Nosotros antes hacíamos chapiris, pero ahora solo somos el proveedor de la materia prima con la que se confeccionan. Y un buen gorro de legionario solo puede estar hecho con piel de conejo, un material mucho más duradero en el tiempo y que soporta mejor las inclemencias”, señala Mazuecos.

Desfile de legionarios en Madrid
Desfile de legionarios en Madrid

El problema, añade Mazuecos, es que este material se ha incrementado un 80% desde el año 2021. “Muchos factores han influido. Más inflación, la guerra en Ucrania y la mano de obra”, señala. Muchos costes se han disparado. Además, ahora hay menos conejos en el mercado. España cuenta con unas 3.300 granjas de conejos (datos a octubre de 2023), un 1,2 % menos que un año antes. Y el número de conejos sacrificados retrocedió un 12,82 % entre enero y septiembre de 2023 respecto al mismo período previo. El consumo en los hogares ha descendido un 18%, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y la Interprofesional Cunícola (Intercun).

Y si hay menos carne de conejo para consumir, hay menos pelo de conejo, un material que por ejemplo también se usan para diseñar los gorros de los judíos ortodoxos. Por las especificaciones que hace el Ejército de Tierra en su contrato, la Legión quiere los mejores chapiris posibles, “con la forma clásica del gorro legionario. Estará formado por una banda de fieltro adornada con las divisas de categoría, según el empleo, y provisto de sudadero, borla, barboquejo, botones y emblema”. Habrá que ver cuántas empresas se presentan ahora al contrato. “Hay tres o cuatro fabricantes en España, no más”, sentencia Mazuecos.

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Uno de ellos es la empresa Ángel Gabardós, fundada en 1922. En su web venden chapiris de legionarios a 46,85 euros. La compañía se presentó al contrato de 2019 y no desvela si se presentará ahora al de 2024. “Habrá que estudiar muy bien el pliego y ver las condiciones”, señala su gerente, Abel Gabardós, que añade que de su fábrica salen cada año unos 200.000 tipos de gorros. A la pregunta de si es rentable presentarse a un contrato en el que el licitador, en este caso el Ejército de Tierra, está dispuesto a pagar 35 euros (sin IVA) por unidad, se limita a insistir en que hay que analizar muchos factores: la mano de obra, el precio de la materia prima, los costes de producción. “Ya solo ver a cómo lo vendemos en nuestra web te puede dar una idea”. La otra opción es que la Administración acuda a licitadores extranjeros. “Cuando se resuelva el contrato, si este queda desierto, podrás saber si el precio que ofrece Defensa es adecuado o no”, concluye.

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