A más de 850 metros de altitud se alza uno de los castillos más impresionantes de Europa gracias a su historia, cultura y una arquitectura imponente. La fortaleza, que parece sacada de un cuento de hadas, no solo atrae a turistas de todo el mundo por su belleza estética, sino también por su rica historia y la importancia cultural que ha tenido a lo largo de los siglos.
Estamos hablando del espectacular castillo de Hohenzollern, una construcción situada en el estado de Baden-Wurtemberg, en Alemania, y que cuenta con una curiosa peculiaridad. Esta reside en que es la tercera fortaleza levantada en esta ubicación, pues debido a los diferentes acontecimientos históricos ha sufrido numerosos derrumbamientos y destrucciones. Pero esto no se queda aquí, pues este monumento germano recibe cada año miles de turistas gracias a todos sus encantos, entre los que destaca también su hermoso entorno natural.
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Hasta tres castillos en un mismo sitio
El castillo de Hohenzollern se enclava en la sierra de la Jura de Suabia y durante más de mil años lleva habitando este enclave, aunque en distintas formas y construcciones. Así, la primera fortaleza, construida en el siglo XI, fue devastada en 1423 tras un asedio. Posteriormente, se erigió una segunda estructura en el año 1454, por petición de la familia Hohenzollern, y la cual contaba con una planta medieval y tres torres. Fue además testigo de una de las guerras más importantes del siglo XVI, la conocida como Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
Finalmente, con el paso de los años y la ocupación de los soldados franceses durante la Guerra de sucesión austríaca, propició su abandono y derrumbamiento. No fue hasta la primera mitad del siglo XIX cuando se edificó el actual castillo, bajo el mandato de Federico Guillermo IV de Prusia, quien deseaba que sirviera como un tributo a la nobleza de la familia de Hohenzollern y un monumento a su glorioso pasado. Para ello, se inspiró en la arquitectura propia del neogótico inglés y los castillos del Loira.
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Además de su importante papel como museo y atracción turística, el castillo de Hohenzollern sigue siendo la residencia privada de la familia de Hohenzollern, descendientes directos de los antiguos reyes de Prusia y emperadores de Alemania. Esta dualidad entre espacio público y residencia privada añade una capa de misterio y fascinación al castillo.
La corona de un Emperador
A día de hoy se puede disfrutar de un interior maravilloso donde destacan sus 140 salas llenas de historia, arte y una riqueza cultural inigualable. Entre estas estancias destaca el salón de los Condes, una obra maestra de la arquitectura y el diseño que ha sido equipada con materiales de la más alta calidad traídos de diversas partes del mundo, evidencia del esplendor y la atención al detalle que caracterizan a todo el castillo.
Además del Salón de los Condes, el castillo alberga una impresionante biblioteca, aunque es en la cámara del Tesoro donde se encuentran las joyas más preciadas del castillo. Este espacio guarda entre sus tesoros la corona del emperador Guillermo II, una reliquia de incalculable valor tanto por su material como por su simbolismo histórico.
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A su lado, se encuentra una carta escrita por George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, un documento que también refleja la importancia y el alcance de las conexiones internacionales que ha tenido la familia Hohenzollern a lo largo de los siglos.