Defensa se enfrenta a la falta de militares pese a las grandes inversiones en fragatas, tanques y aviones: 13.000 soldados menos en una década

España dispone del menor número de militares de los últimos 16 años. A pesar de la modernización tecnológica impulsada desde el Ministerio, la merma de efectivos se traduce en una pérdida de capacidades

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La ministra de Defensa, Margarita
La ministra de Defensa, Margarita Robles, visita el Centro de Formación de Tropa Nº 2 en San Fernando (Cádiz). (Iñaki Gómez/MDE)

Las Fuerzas Armadas acusan una constante sangría de personal. España no ha dejado de perder militares desde 2010, cuando contaba con 130.039 efectivos. A partir de entonces, como consecuencia de la crisis económica de la primera década de este siglo, el Ministerio de Defensa ha sufrido año a año una merma de recursos humanos para, al 1 de enero de 2023, conservar 116.961 soldados, es decir, un 10 % menos de los que poseía hace 13 años, de acuerdo a los datos presentados este jueves, ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, por el Observatorio de la Vida Militar, órgano asesor de las Cortes Generales encargado de analizar la condición militar.

La incesante pérdida de personal es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan las Fuerzas Armadas en la actualidad, en especial en momentos en los que desde la cartera que lidera Margarita Robles están inmersos en distintos programas y proyectos tecnológicos para modernizar al Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire y del Espacio. De nada serviría contar con el submarino convencional más avanzado, el caza del futuro y carros de combate de última generación si no se cuenta con hombres y mujeres que los operen.

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Es por eso que, ante esta alarmante situación, el ambicioso plan de inversiones del Gobierno español, que prevé alcanzar los 21.000 millones de euros en gasto militar para 2030 y así cumplir con el objetivo del 2 % del PBI comprometido ante la OTAN, se divide en dos pilares. Por un lado, la mencionada renovación y puesta a punto del armamento y, por otro, el necesario incremento del número de militares en activo. Así lo ha dejado claro la propia Robles que, a principios de este año, ha asegurado que los mayores esfuerzos en los próximos cuatro años estarán orientados a avanzar en nuevas políticas para favorecer el reclutamiento como, por ejemplo, la eliminación del requisito de la talla acometido durante la legislatura anterior.

La fuerza que más militares acumula es -por lejos- el Ejército de Tierra, que cuenta con 73.447 hombres, es decir, el 62,80 % del total. Por su parte, el Ejército del Aire y la Armada disponen de un número prácticamente idéntico de personal: 20.143 (17,22 %) y 20.466 (17,50 %), respectivamente. Los 2.905 efectivos restantes (2,48 %) corresponden a los Cuerpos Comunes. Dentro de la totalidad de las Fuerzas Armadas, las mujeres suman 15.135 y representan el 13% de todo el personal militar de España.

La tropa, la más perjudicada

La merma más pronunciada de personal ha tenido lugar en el segmento más numeroso: los militares de tropa y marinería, el 65 % de las Fuerzas Armadas. Si bien a partir de 2018 la cantidad de soldados de esta categoría venía experimentando una nada despreciable tendencia al alza, a comienzos de 2023 se experimentó una nueva caída de algo más de 1.300 efectivos, hasta las 76.156 personas. De esta manera, si se compara con los 86.112 individuos que había en 2010, la sangría de soldados y marineros en los últimos 13 años asciende a los 9.956 militares: el 76 % de todo el personal perdido.

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Uno de los datos más representativos es la cantidad de efectivos con compromiso de larga duración (37.944), aquellos que a los 45 años, si no han adquirido la condición de soldado permanente (12.734), deben abandonar el servicio activo y pasar a ser reservistas de especial disponibilidad (RED), estatus por el que les corresponde una asignación mensual de 704 euros, que la gran mayoría complementará con la prestación por desempleo.

Estas cifras son por de más preocupantes dado que, entre 2019 a 2023, el personal de larga duración ha caído en 10.620 soldados, mientras que los militares con compromiso permanente han escalado en tan solo 2.018 efectivos, en el mismo período. Por contra, a enero de 2023 había 5.753 militares de tropa y marinería con la condición RED. No obstante, un dato alentador es el aumento de los soldados de compromiso inicial -los de más reciente incorporación- han pasado de 14.807 a 25.478, en los últimos cinco años.

Oficiales y suboficiales

Siempre de acuerdo al informe presentado por el Observatorio de la Vida Militar, los cuadros de mando (oficiales y suboficiales) suponen un tercio de la distribución general y ascienden a 40.805 individuos. Con respecto a 2021, se ha producido una reducción de 376 cuadros de mando que, desde el organismo responsable del estudio, achacan al ajuste y adaptación a las plantillas reglamentarias. Si se compara por sexo, el personal masculino ha disminuido en 545 personas mientras que, por contra, el femenino ha aumentado en 169, cifras similares a los del ejercicio anterior.

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Si se analiza a cada rama de las Fuerzas Armadas, en el Ejército de Tierra los cuadros de mando no llegan al 30 % (21.756) de los efectivos, mientras que la tropa supone más del 70 % (51.691). Por otro lado, en la Armada y en el Ejército del Aire, la tropa y marinería suponen el 50 % del personal en servicio activo. No obstante, la distribución de los oficiales y suboficiales es diferente, siendo muy superior el número de suboficiales del Ejército del Aire: 6.347 individuos por los 4.203 de la fuerza naval.

En relación con el envejecimiento de los militares de carrera, el documento subraya que los oficiales mayores de 50 años (4.783) representan el 33,84 % del total y los menores de 32 años (2.785) el 19,71%. En lo que se refiere a suboficiales, los mayores de 50 (7.872) suponen el 30,43 % en contraposición al 11,5 % de los menores de 32 años (2.885). En cuanto al personal femenino, de los militares de carrera, se detalla que las oficiales mayores de 50 años (356) representan el 24,09% del total de mujeres oficiales -sólo el 2,52 % del conjunto de oficiales- y el 24,16 % son menores de 32 (337) -2,53 % de la totalidad-, lo que se traduce en un leve aumento respecto del año anterior. Asimismo, respecto a suboficiales, las mujeres que superan los 50 años (48) son el 2,83 % del total de mujeres suboficiales -el 0,19% de los suboficiales de las FFAA-, en cambio las que no superan los 32 años (170) representan el 10,01% del total de mujeres suboficiales -0,66%-.

Salarios “desfasados”

Durante la presentación del estudio, el presidente del Observatorio de la Vida Militar, Mariano Casado, ha denunciado que los salarios en las Fuerzas Armadas han quedado “profundamente desfasados” y ha pedido que se acometa una reforma definitiva y urgente del sistema retributivo de estos profesionales. Casado ha recordado que las características propias del trabajo de los militares, como la disponibilidad permanente, las necesidades de movilidad geográfica o los ámbitos de especial peligrosidad, tienen que ser retribuidas adecuadamente.

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“Debería acometerse de una forma definitiva la reforma del sistema retributivo de los miembros de las Fuerzas Armadas para adaptarlo a su cualificación profesional y a las especiales características de sus puestos de trabajo, así como un elemento de comparación a los niveles salariales de la sociedad civil y los demás empleados públicos”, ha pedido.

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El observatorio ha formulado 20 recomendaciones específicas en relación con la conciliación, entre ellas, la necesidad de aumentar las plantillas y que el derecho a conciliar esté plenamente integrado en la planificación y estratégica y operativa. El informe constata que aunque el Ejército de Tierra es el más afectado por esas medidas, desde un punto de vista cuantitativo, es en la Armada donde el impacto cualitativo es mayor, especialmente en unidades de la Flota y provoca, entre otros, pérdida de capacidades y de cohesión y erosión de la moral de la tripulación.

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