Acaba de llegar a los cines Dune: Parte Dos, la esperada entrega final del díptico que había comenzado en 2021 el director Denis Villeneuve y que encabezan estrellas de la talla de Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson o Javier Bardem, entre otros. Como muchos sabrán, la película toma como material de referencia la novela hómina de Frank Herbert, publicada allá por 1965 y que se convirtió en uno de los tótems de la literatura de ciencia-ficción, influyendo en gran medida a obras posteriores del mismo género.
Pero en el tiempo que transcurre entre las dos películas de Villeneuve y la publicación de la novela ha habido varios intentos de adaptar la ambiciosa obra de Herbert, y la mayoría de ellos con un éxito muy lejano al que ha cosechado el cineasta canadiense. Hay que tener en cuenta que hasta hace nada un proyecto de ciencia ficción de estas características requería de una tecnología que no estaba al alcance de cualquiera y que no es precisamente barata. Debido a esto, por esta larga travesía por el desierto de Arrakis han desfilado proyectos irrealizables, películas fallidas, miniseries e incluso videojuegos: obras que pasamos a repasar a continuación y que dan fe de la complejidad de llevar a la pantalla las aventuras de Paul Atreides.
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La primera ‘Dune’ que nunca fue
Irónicamente, la primera Dune es la misma que nunca llegó a existir como tal. Se trataba del proyecto encabezado por Alejandro Jodorowsky, el director chileno nacionalizado francés que desarrolló buena parte de su carrera en México. Tras filmar películas tan vanguardistas para la época como El topo o La montaña sagrada a principios de los años 70, Jodorowsky se propuso adaptar la novela de Frank Herbert, la cual ya había empezado a adquirir la condición de novela esencial de ciencia-ficción.
El director se alió con artistas como Jean Giraud (el historietista, ilustrador y escritor francés conocido como Mœbius) o el artista gráfico H. R. Giger (quien terminaría participando en otras películas del género como Alien, el octavo pasajero) y comenzó a elaborar la planificación de la película que incluía un extenso guion y más de 3.000 imágenes y conceptos visuales de lo que iba a ser el filme. Además, Jodorowsky quería a Salvador Dalí, Orson Welles o Mick Jagger entre otros, además de la música de Pink Floyd de fondo. Un proyecto tan ambicioso como la novela de Herbert, pero que terminó por diluirse. Aunque no del todo, pues buena parte de sus diseños fueron a parar a la novela gráfica de Jodorowsky y Mœbius conocida como El Incal. Pero eso ya es otra historia.
‘Dune’ de David Lynch: el primer intento
Tras el fiasco de Jodorowsky había quedado claro que llevar al cine la obra de Herbert no era tarea fácil, sino más bien un sueño irrealizable. Pero nadie gana a soñador a David Lynch, que en 1984 lanzó su “propia” versión del ya por entonces clásico de la ciencia-ficción literaria. Versión entre comillas porque la versión exhibida en cines, y que contaba con Kyle MacLachlan como Paul Atreides o el cantante Sting como Feyd-Rautha, poco o nada tenía ya que ver con la versión inicial que había rodado el director, de aproximadamente 5 horas con respecto a las 8 que había concebido en un principio.
El increíble recorte por parte del productor Dino De Laurentiis provocó que la película pasase a ser un auténtico galimatías, con una narración llena de saltos que hacía la trama completamente incomprensible. A pesar de los esfuerzos de Lynch por trasladar algunos de los conceptos de Herbert como los gusanos o las peleas, la Dune de 1984 fue un gran fracaso como adaptación y también como película, pues el público no terminó de conectar con ella. Tampoco Lynch, quien aprendió la lección y no volvería a aliarse con grandes productores para sus siguientes películas, convirtiéndose posteriormente en el autor de películas como Carretera perdida, Twin Peaks o Mulholland Drive que todo el mundo recuerda ahora.
‘Dune’, la leyenda: la miniserie
Si el principal problema con la película de Lynch era su incapacidad para sintetizar y poder contar todo correctamente, con la siguiente adaptación ese error se subsanaría. Porque Dune, la leyenda sería, hasta la llegada de las películas de Villenueve, la obra capaz de seguir de manera fidedigna los acontecimientos de la novela original. Con Alec Newman como Paul Atreides y William Hurt como aparición más destacada, esta miniserie de tres episodios y casi cinco horas de duración total acertaría en narrar la épica historia de Arrakis. Pero, en su condición de obra para televisión -y a pesar de contar con todo un maestro de la fotografía como Vittorio Storaro-, perdería el brillo del cine y la factura técnica que exhibirían posteriormente las películas de Villeneuve.
Hijos de ‘Dune’
Algo parecido sucedería con su continuación, Hijos de Dune, estrenada tres años después de su predecesora y de nuevo bajo la producción televisiva de compañías como Hallmark Entertainment o New Amsterdam Entertainment. Terminada la primera novela de Herbert en su anterior miniserie, esta tomaría como referencia El Mesías de Dune e Hijos de Dune; la segunda y la tercera novelas respectivamente de la saga de Herbert. La historia se ambienta, por tanto, varios años después de los acontecimientos de la primera, con Paul ya erigido como gran emperador de la galaxia, pero algo anciano para seguir gobernando como debe. Sus hijos Ghanima y Leto, este último interpretado por un joven James McAvoy, son los descendientes de la casa Atreides que han de enfrentarse a una nueva guerra civil en Arrakis.
Videojuegos de ‘Dune’
Por último, pero no menos importante, la novela de Herbert también se ha dejado caer por el mundo de los videojuegos. Hasta en seis ocasiones las consolas de la época han encontrado un videojuego en el que volcar el fascinante mundo de Arrakis, que van desde la primigenea Dune de Virgin Interactive, que adaptaría el diseño de personajes de la película de Lynch como referencia, a juegos de estrategia como Dune II o Dune 2000, este último ya en la generación de la primera PlayStation. De momento, las nuevas películas de Villeneuve no han inspirado nuevos videojuegos, aunque no por ello han dejado de obtener sus propias skins en uno ya existente y de los más jugados en la actualidad, Fortnite.