Nuevo capítulo de tensión entre Ferrari y Carlos Sainz. El piloto español dio un golpe encima de la mesa al conseguir el primer podio de la temporada para la escudería italiana. Un podio trabajado -con dos adelantamientos a su compañero de equipo- a la par que sólido, al no dar opciones de caza en ningún tramo de la carrera. Fue el tercero en ver la bandera de cuadros, primero de los mortales, ya que tan sólo los Red Bull -en otra galaxia- le superaban. Se bajó del monoplaza más que satisfecho con el trabajo realizado y dispuesto a “seguir creciendo” para dar caza a Verstappen y Checo Pérez a corto plazo.
Sin embargo, sus sensaciones se dieron de bruces con las de Ferrari, que no acudió a la celebración de tan excelente resultado. Cuando Sainz se despojó del casco, su mirada se perdió en la nada. Mientras Max y Pérez se abrazaban con sus mecánicos, el español buscaba a los suyos. Pero nunca los encontró porque no asistieron. Estaba solo. Únicamente asistió un miembro del departamento de comunicación que grababa al piloto mientras se quitaba el casco con perplejidad ante la soledad que le tocaba experimentar.
blockquote class="twitter-tweet" data-media-max-width="560">No hay nadie del equipo Ferrari celebrando con Sainz, es de verguenza. pic.twitter.com/K2b5hVcPNy
— llader (@lladergasmo) March 2, 2024
En Baréin como en Monza
La no celebración de Ferrari dibuja un escenario cuya duda retumba en las paredes. ¿Qué hubiera pasado si en lugar de Sainz es Leclerc el que sube al podio? Porque los del Cavallino Rampante siempre han dejado clara su preferencia por el monegasco. Valgan los episodios vividos la temporada pasada como explicación, siendo el de Italia -casa de Ferrari- el más llamativo. El español realizó una tensa carrera de principio a fin. No pudo rodar tranquilo en ninguna de las 51 vueltas que tuvo que completar para conseguir su primer podio de la temporada. Cuando no tenía a Verstappen acechando su nuca, era Pérez y posteriormente Leclerc, su compañero de equipo.
El monegasco a punto estuvo de ganarle la posición en la reincorporación de Sainz al salir de boxes. Leclerc, pasivo en su defensa con Checo, fue combativo con Carlos en el tramo final de la carrera. En lugar de tratar frenar al mexicano para que su compañero abriera hueco, decidió reservarse las pocas ruedas que le quedaban para presionar a Sainz. La agresividad de Charles fue tan brutal como la protección del español, que se defendió hasta en seis ocasiones. Finalmente, Sainz logró un podio al que apenas asistieron integrantes de la escudería.
Doble estacazo a su compañero de equipo
La soledad antes de subir al podio llama la atención tras el trabajado resultado de Carlos. Firmó un recital soberbio, adelantó dos veces a Leclerc y se regaló un podio de peso. No obstante, el primer contratiempo se produjo nada más apagarse el semáforo. La salida, limpia delante pero accidentada detrás -Hulkneberg se llevó por delante a Stroll- permitió a Pérez superar a Sainz que se repuso y comenzó la escalada cuyo punto álgido se produjo con Charles Leclerc, su compañero de equipo. Era la vuelta 11, Sainz abrió el DRS y convirtió en valentía toda la tensión acumulada después de que Ferrari le comunicase la no renovación.
Se pegó al monegasco en la recta principal y pegó el estacazo en la curva uno. Excelente maniobra. Ni una pega, ni de Leclerc ni del equipo. Charles tiene el estatus, pero Carlos el ritmo. Ferrari retrasó en exceso su parada, quien sabe el motivo. Si era un undercut de Leclerc sobre Sainz, lo consiguieron. Pero la diferencia de prestaciones entre ambos era abismal. El español se lo volvió a comer a final de recta. Dos vueltas más tarde se merendó a Russell y metió sexta para alcanzar el podio, uno de esos que saben diferente. Por lo acontecido en lo personal durante los últimos meses y porque delante sólo hay un monoplaza de otra galaxia. Que tome nota Ferrari, su descarte les salvó los muebles.