Los impuestos lastran la venta de coches eléctricos: en España se pagan 14.000 euros más que en Portugal

Los datos de matriculaciones muestran que la penetración del vehículo eléctrico en el país vecino alcanza una cuota del 17,3%, mientras que en España es del 5,5%

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El automóvil también cambia en 2024 (Freepik)
El automóvil también cambia en 2024 (Freepik)

España se encuentra en una posición de desventaja respecto a la incentivación fiscal para la compra de vehículos eléctricos comparada con otros países europeos, afirmó un estudio de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E). Según dicho informe, las políticas fiscales actuales no logran estimular de manera significativa la adquisición de coches menos contaminantes, colocando a la nación ibérica detrás de sus vecinos en la carrera por la descarbonización del transporte.

En una comparación de la carga fiscal entre España y Portugal para la adquisición y tenencia durante cuatro años de un vehículo eléctrico de batería (BEV) y uno de gasolina, ambos del segmento SUV C, el estudio reveló diferencias notables. Mientras que en Portugal, la carga fiscal total para un vehículo eléctrico ascendía a tan solo 22 euros en el periodo mencionado, en España, esta cifra se disparaba hasta los 14.054 euros. Por otro lado, en el caso de los vehículos de gasolina, la carga fiscal en España se situaba en 20.665 euros, mientras que en Portugal alcanzaba los 36.582 euros, evidenciando una disparidad significativa entre ambos países.

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La investigación subraya la “poca diferenciación” en el tratamiento impositivo entre los vehículos eléctricos y de combustión, tanto para consumidores individuales como para empresas, lo cual no fomenta un cambio hacia opciones más ecológicas. “El primer paso para que España rejuvenezca su parque automovilístico e impulse la venta de vehículos puramente eléctricos no es otro que modernizar su fiscalidad”, declaró Óscar Pulido, responsable de electrificación de flotas en Transport & Environment, haciendo un llamado urgente al gobierno para actualizar sus políticas fiscales en este ámbito.

La carga fiscal referida incluye impuestos de matriculación y circulación, retribución en especie, impuestos sobre la energía y las ayudas a la compra, elementos cruciales que pueden influir en la decisión de compra del consumidor. “España debe predicar con el ejemplo como segundo productor de automóviles de Europa”, insistió Pulido, sugiriendo que un sistema fiscal adecuadamente estructurado, como el de Portugal, que elimina el impuesto de matriculación para vehículo eléctrico y permite la desgravación del IVA en la renta, podría aligerar sustancialmente la carga para los compradores y estimular el mercado de los vehículos eléctricos.

La Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente resalta que esta falta de estímulos fiscales para la adquisición de vehículos limpios deja a los consumidores sin sentirse recompensados por su esfuerzo extra, lo que no contribuye al objetivo de descarbonización del transporte. “Una fiscalidad bien diseñada es una de las mejores herramientas para descarbonizar el transporte”, concluyó el informe, marcando un claro llamado de atención para que España lleve a cabo las reformas necesarias que fomenten una transición más rápida hacia la movilidad eléctrica.

Principio de quien contamina paga

Los datos de matriculaciones de Dataforce muestran que la penetración del vehículo eléctrico en Portugal alcanza una cuota del 17,3%, mientras que en España es del 5,5%. La media europea de penetración del vehículo eléctrico se encuentra en el 14,7%. Por ello, T&E señala que la falta de diferenciación de fiscalidad para un vehículo BEV y uno de combustión se encuentra en impuestos como el de circulación (IVTM), que ha quedado “obsoleto”, ya que su tarifa se calcula con arreglo a los caballos fiscales, y al aplicarlo sobre vehículos eléctricos “su propósito queda desvirtuado”.

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Además, un vehículo de combustión pequeño con un motor de 1.0L pagaría unos 20 euros al año, que en 10 años de vida útil sumaría unos 200 euros, mientras que un vehículo eléctrico costaría 900 euros más en concepto de impuestos debido a los caballos ficales, aunque también depende de la localidad. La actual normativa española define a vehículos diésel y gasolina con emisiones de CO2 inferiores a 120g/km como “eficientes energéticamente”, una definición en la que entran el 70% de los vehículos matriculados, por lo que aunque los vehículos eléctricos cuenten con mayores descuentos no compensan la diferencia de precio ni el valor del vehículo a tributar. Por ello, T&E aboga por introducir impuestos acordes al principio de “quien contamina paga” para aumentar así los bajos niveles de adopción.

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