Este mismo viernes ha llegado a los cines Dune: Parte Dos, la esperada segunda entrega de la nueva adaptación de Dune, la novela de Frank Herbert. Protagonizada por Timothée Chalamet, Zendaya, Javier Bardem, Florence Pugh y muchas más estrellas de Hollywood, la película de Denis Villeneuve supone un nuevo acercamiento al fascinante mundo del escritor de Washington, quien publicó la novela original en 1965. Dune no tardó en convertirse en un gran fenómeno de la ciencia ficción y en conquistar a todo un nuevo público ávido de historias intergalácticas.
un público que varios años después vería sus deseos hechos realidad con el éxito de La guerra de las galaxias y que tendría que esperar otro tanto para ver la primera adaptación de la obra de Herbert, hasta 1984 con la Dune de David Lynch. No obstante, para entonces el universo del escritor nacido en Washington ya contaba con un importante detractor, o hater como lo llaman ahora, que no era un lector cualquiera sino uno de los grandes escritores de ficción fantástica de todo el siglo XXI. Su nombre puede que le sea familiar, J.R.R. Tolkien. Pues bien, al autor de El señor de los anillos no le entusiasmó demasiado la novela de Herbert, por no decir que le pareció francamente desagradable. Así lo sabemos por el registro epistolar de su biblioteca, en el que consta que el agente literario de Herbert, Sterling Lanier, le hizo llegar una copia.
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“Es imposible que un autor que sigue escribiendo sea justo con otro que trabaja en la misma línea. Al menos a mí me lo parece. De hecho, Dune me desagrada con cierta intensidad, y en ese desafortunado caso lo mejor y más justo para otro autor es guardar silencio y negarse a hacer comentarios”, es lo que respondía Tolkien tras leer la novela. Al menos eso es lo que se puede leer en una carta del autor de El señor de los anillos a John Bush, otro hombre que que le había hecho llegar nueva copia del manuscrito. “¿Quiere que le devuelva este ejemplar, puesto que ya tengo uno, o me permite que lo regale?”, concluiría Tolkien en su mensaje, dando muestras de lo poco que deseaba conservar la obra de Herbert.
Tolkien y Herbert
Lo cierto es que no es de extrañar que al prolífico escritor inglés no le entusiasmase la novela de Herbert, aunque no de muchos motivos del porqué. Aunque ambos pudieran compartir profesión y ciertas visiones humanistas de la vida y de la naturaleza, en realidad en los años 60 no se podían encontrar en puntos más distintos. Mientras que Tolkien era un escritor claramente conservador y sobre todo convencido en el poder del lenguaje por encima de todo, mientras que Herbert nunca fue elogiado precisamente por el estilo de su obra sino por los temas que esta planteaba.
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Al final cada uno por su lado han acabado siendo sujetos de algo mayor, como son las adaptaciones audiovisuales que se han hecho de sus obras. Tanto El señor de los anillos como Dune han trascendido del papel y se han convertido en dos referentes de sus respectivos géneros, a saber, la fantasía medieval y la ciencia-ficción. Dune: Parte Dos ha sido de hecho comparada con la épica de la tercera entrega de Peter Jackson, así que habrá que ver si el tiempo la acaba poniendo en el mismo lugar que a la saga basada en las novelas de Tolkien.