“Estoy trabajando en algo más, pero prefiero no hablar de ello para no gafarlo”, dice con la clarividencia de la superstición. Sara Barquinero (Zaragoza, 1994) se presenta con la austeridad de quien publica “el proyecto de mi vida”. Los Escorpiones (Lumen) aterriza después de Estaré sola y sin fiesta (2021), una obra que la situó como una de las escritoras jóvenes más prometedoras del panorama literario nacional.
“Me parecía demasiado compleja, así que me puse a escribir otras cosas más sencillas”, dice sobre su última novela, una suerte de retrato de las pandemias coyunturales aunado a una red de misterio basada en las conspiraciones internáuticas. Suicidio, depresión, ansiedad y una peregrinación emocional que lleva a sus protagonistas al foso de lo desconocido: un enigma en clave centennial que ahonda en las miserias contemporáneas a través de las teorías recónditas (y oscuras) de la deep web.
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“Es una novela existencial, con la estructura y los temas de la cultura pop”, explica a Infobae España. “He intentado que sea profunda, pero accesible”, apostilla. Aunque hay partes más “experimentales”, Los Escorpiones no intenta “ser un ejercicio de resistencia”, pues Barquinero considera que su aparente complejidad no la exime de “comunicarse con el lector del presente”. Ha tardado 10 años en publicarla y cinco en escribirla, un proceso laborioso que combinó con otros trabajos. “Me encantaría pensar que lo que he hecho es algo revolucionario y rompedor, pero no estoy tan segura”, expresa.
Si por algo ha destacado su nueva publicación es por sus más de 800 páginas, un acto contracultural en una cotidianeidad desprovista de tiempo y sumergida en la cárcel del recado y el trabajo indefinido (eso si hay suerte). “Leer se puede entender como una especie de revolución contra los ritmos que se nos imponen”, indica contundente.
“Leer se puede entender como una especie de revolución contra los ritmos que se nos imponen. [...] Me encantaría pensar que lo que he hecho es revolucionario y rompedor, pero no creo que sea así”
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“El tema principal es la depresión”
Mi año de descanso y relajación (2018), de Ottessa Moshfegh, fue la primera piedra de la glamurización del consumo de antidepresivos como forma de paliar el existencialismo incipiente en las generaciones futuras. En Los Escorpiones, el consumo de pastillas para la relajación, el descanso y la disociación (el término del año) se trata desde la perspectiva de su protagonista, incapaz de lidiar con un dolor que sólo desvanece con la ingesta de un lorazepam (o dos, dependiendo del día y del trauma).
“El tema principal de la novela no es tanto el suicidio, sino la depresión”, explica su autora. Ayudándose de “comunidades online en las que la gente hablaba abiertamente sobre suicidarse”, Barquinero bebió de las experiencias de dichos usuarios para narrar uno de los hilos clave de la trama. Su contundente novela no sólo aborda la gran pandemia de la salud emocional y mental, también aborda “un correlato de las drogas, que cada vez son más consumidas en la sociedad”. Así, Los Escorpiones es un relato que profundiza en “las adicciones contemporáneas”, ya sean estupefacientes, ansiolíticos o la creciente dependencia de internet.
“’Los Escorpiones’ me ha ayudado a ser más amable con gente a mi alrededor que está deprimida”
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La novela fue escrita durante un momento en el que la autora estaba “bastante deprimida”: “A partir de ahí he estado más contenta”, dice sobre volcar las frustraciones vitales en la literatura. La obra, así como sumergirse en dominios clandestinos en los que se hablaba abiertamente sobre temáticas delicadas, han sido un ejercicio de reflexión. “Leer ese tipo de mensajes me ha hecho ser más amable con gente a mi alrededor que está deprimida”, dice.
Barquinero cree que una de las grandes preocupaciones vitales que resienten la salud mental es “la incapacidad de imaginar un futuro”: “Sentir que estás muy atado al presente y a la inestabilidad laboral, a un mundo que nunca va a cambiar”, explica. Eso sí, precisa que esa es su opinión, enfocada a la información que capta de su generación y su círculo íntimo, pues “para otras personas hay muchos males más acuciantes”.
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Una afición indomable
Los Escorpiones abarca en su extensión una amalgama de historias que, en ocasiones, puede llegar a abrumar. “Se destaca siempre que mi novela es muy larga, pero es que es mi forma de escribir, me gusta mucho extenderme”, dice. No en vano, llegó a eliminar pasajes de 200 páginas tras el primer borrador para perfilar la narración. No cree, pues, que la literatura esté vinculada con la extensión, sino con los temas que se tratan en ellas: “Hay novelas perfectas, valientes y ambiciosas publicadas que no son tan largas como la mía”.
Para Barquinero, el tiempo no es un problema a la hora de plantarse ante una hoja en blanco. “Si necesitas contar una historia acabas encontrando el tiempo para hacerlo antes o después de ir a trabajar”, apostilla. Aunque el proyecto haya tardado una década en vestir las estanterías de las librerías, la escritora nunca balbucea a la hora de conformar sus universos literarios. “Sé que dicho así puede dar mucha rabia, pero casi nunca tengo un bloqueo creativo. Para mí, escribir es algo muy natural”, explica.
“Se destaca siempre que mi novela es muy larga, pero es mi forma de escribir. [...] Hay novelas perfectas y valientes publicadas que no son tan largas”
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“Creo que tenemos un panorama intelectual y literario muy interesante en España”, indica la autora, que aprovecha el análisis para añadir que una de las cosas que más le irritan es “que ahora parece que las mujeres tenemos mucha más facilidad para publicar libros”. Barquinero considera que “hay un sesgo” en el que las escritoras parecen estar avocadas a “escribir de cosas de chicas”: “Habrá gente a la que no le haya gustado que mi novela no vaya sobre ciertos temas femeninos y se centre en otros más masculinos o universales”, concluye.