José Luis Ábalos se resiste y desafía al PSOE y a Pedro Sánchez: no dimite, no renuncia al acta de diputado. Su exasesor Koldo García había puesto en cuestión la honorabilidad del partido y la del Gobierno, comprometiendo al presidente en un momento político delicado. Ahora lo hace Ábalos. La cronología del caso no es novedosa. García es uno de tantos que cuando con mayor fuerza golpeaba el Covid-19 en España, muriendo cientos de personas cada día, vio la oportunidad de llenarse los bolsillos. Y lo hizo, según consta a la Audiencia Nacional, sirviéndose en último término de la autoridad de su entonces jefe, el ministro de Transportes.
Ábalos ha dado la cara este martes en la sala de prensa del Congreso, disculpándose por haber estado desaparecido en las últimas horas, siendo el centro de atención. Ha comparecido, ha dicho, para defender su “honorabilidad” y subrayar: “No estoy acusado de nada”. Ha deslizado entonces la que finalmente es su decisión, “la más importante” de su vida, que no es otra que continuar, haciendo caso no a su partido sino a las personas que le “quieren”. En paralelo, el PSOE, harto, ha iniciado la expulsión de quien ha sido tanto y hoy es díscolo y una bomba de relojería.
La trama corrupta en la compra de mascarillas y material sanitario adjudicó varios contratos millonarios a la empresa Soluciones de Gestión y Apoyo SL, cuya facturación pasó de 0 a más de 53 millones de euros entre 2019 y 2020, cuando varios departamentos dependientes del Ejecutivo y las comunidades autónomas de Canarias y Baleares -en aquel momento gobernadas por los hoy ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y la presidenta del Congreso, Francina Armengol- le adjudicaron a dedo al menos seis contratos -se investigan hasta ocho-, según la querella del fiscal Anticorrupción.
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Sánchez debía detener la hemorragia, con Ábalos cercado. En las primeras horas tras saberse el escándalo, el exministro apenas balbuceó entre micrófonos en el Congreso y más tarde en el programa de televisión que le paga, en Cuatro. Este sábado, en prime time en laSexta, su tono fue otro, pasando al ataque, aferrándose al escaño. Gobierno y PSOE presionaron desde el primer minuto, con mayor intensidad si cabe desde el viernes, cuando la vicepresidenta María Jesús Montero, también número dos del partido, mostró a su excompañero de gabinete la puerta de salida. Este lunes, Ferraz le dio un ultimátum.
La denuncia del PP de Madrid
Sánchez no ha esquivado el asunto. Llegó a Moncloa vía moción de censura por la corrupción del PP y ha presumido en adelante de una gestión limpia y ejemplar. El caso Koldo lo pone en cuestión y preguntado por la prensa y hasta motu propio en actos de partido se ha pronunciado. El presidente defendió este sábado que la lucha contra los delincuentes “ha de ser implacable, venga de donde venga y caiga quien caiga”. Es consciente del daño a sus filas así como del aliento a una oposición que acaba de ganarle unas nuevas elecciones. Obliga sumar el dolor de cabeza de la amnistía. Y solo lleva 100 días de legislatura.
Con la no dimisión de Ábalos, Sánchez fracasa en su intento de establecer un cortafuegos. Por el PP no será que el caso siga en el debate público y apuntando alto. Cabe recordar que el germen del caso es una denuncia del PP de Madrid. El hermano de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, fue señalado también por supuestamente haberse enriquecido a costa de la tragedia que supuso la pandemia. Aquello quedó archivado, algo parecido a lo que le ocurrió a Pablo Casado, que dirigía el partido, por acusar a su compañera. Díaz Ayuso no iba a permitir esta mancha sobre ella y ordenó investigar contratos del Gobierno en esos meses.
Así, del hermano de Díaz Ayuso el foco ha pasado a Koldo, el hombre que acompañaba a Ábalos, pero más que eso. Su nombre figura incluso en el célebre Manual de resistencia de Sánchez. García custodió los avales que el entonces candidato a secretario general necesitaba para optar al liderazgo. El pasado viernes, ese mismo sujeto se acogió a su derecho a no declarar en la Audiencia Nacional. Ábalos lo está haciendo, en los medios, para defenderse. Este martes, en un comunicado. Pero ya no lo hará como socialista. La causa sigue adelante en los tribunales. Con su permanencia en el Congreso, Ábalos se blinda y solo puede ser juzgado por el Supremo.