Los electores de Galicia, Euskadi, e incluso de Madrid votan diferente en función de las elecciones: el voto dual se expande por España

Las dinámicas del voto útil y la percepción como partidos de Gobierno son claves para entender como el voto dual se expande por nuestro país

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El fenómeno del voto dual se extiende por España. Infografía
El fenómeno del voto dual se extiende por España. Infografía

Las elecciones del 18 de febrero han teñido, una vez más, Galicia de azul. El Partido Popular gobernará cuatro años más sin depender de Vox y con la oposición bien atada, a pesar de que el Bloque Nacionalista Galego ha dado un paso más en su estrategia a largo plazo de gobernar Galicia y desalojar al PP de la comunidad. Por el momento, esa posibilidad ha quedado descartada, por lo menos, durante los próximos cuatro años.

Los resultados de las elecciones, a pesar de no contar con un estudio poselectoral que nos detalle las transferencias de voto, donde ha ganado y perdido cada formación y qué motivos han llevado a los electores a votar como han votado, sí podemos vaticinar algunas conclusiones. La principal: se ha producido un voto dual. Lo podemos adelantar por el número de papeletas ganadas y perdidas por cada formación.

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El voto dual es un fenómeno electoral en el que “los ciudadanos votan de manera distinta en función de la batalla política que se les presente”, explica Ramón Mateo, director de Análisis e Impacto Regulatorio de BeBartlet. En Galicia, por ejemplo, el voto dual se produjo con respecto a las elecciones generales del 23J, “al Congreso, los gallegos progresistas apostaron más por el PSOE que por el BNG, en cambio, a nivel autonómico, se produjo el fenómeno contrario”, señala Mateo, que también añade un nuevo elemento: “También se ha producido una dinámica de voto útil, los electores han percibido al BNG como la única formación con posibilidades de disputarle al PP la Xunta”, completa.

También se ha dado en el espacio a la izquierda del PSOE. “Sumar y Podemos no se han logrado presentarse como candidaturas fuertes, además, la barrera electoral en Galicia es mayor que en las elecciones generales, está en el 5%, por lo que en su caso diría que ha jugado un papel más importante la dinámica del voto útil que la dualidad”, explica el consultor de BeBartlet. “Además del voto útil, hay un elemento histórico: Galicia fue el territorio que anticipó el fenómeno de Podemos en 2014. Las elecciones en Galicia fueron antes que las generales y Alternativa Galega de Esquerda entró con fuerza en el parlamento de Galicia, luego llegaron las mareas y finalmente, ese espacio se descompuso por peleas internas, eso también le ha pasado factura”, recuerda.

Alberto Núñez Feijóo. Líder del PP. (Agostime - Europa Press)
Alberto Núñez Feijóo. Líder del PP. (Agostime - Europa Press)

En Euskadi también ocurre

En Euskadi este mismo fenómeno se registra tanto en el PSE, desde hace unos años, como a su izquierda: “El País Vasco tiene un ecosistema propio y como tal es más proclive a registrar este tipo de comportamientos electorales”, explica Ramón Mateo.

A la derecha, el PNV y el PP, también ocurre, “podríamos decir que compiten por el mismo electorado sociológico. Por eso, por ejemplo, en Guipúzcoa, el Partido Popular ganó dos escaños y el PNV los perdió, esto se ha dado por una estrategia muy particular de los populares de Guipúzcoa, que tienen un discurso muy diferente al nacional. Esto lo hemos visto tradicionalmente con Borja Sémper, por ejemplo, antes de dar el salto a la política nacional”, añade.

A esta disputa entre el PNV y el PP la hemos podido observar durante los últimos meses. Feijóo, de cara a las elecciones del próximo 21 de abril, pretende captar electores descontentos con los pactos de Aitor Esteban con Sánchez. “Hay un votante del PNV al que le provoca desazón ver cómo su partido vota lo mismo que Bildu”, le dijo el líder del PP al portavoz del PNV en la sesión de investidura.

El diputado del PNV, Aitor Esteban. (A. Pérez Meca - Europa Press)
El diputado del PNV, Aitor Esteban. (A. Pérez Meca - Europa Press)

“¿Cuál es el proyecto compartido para Euskadi que los lleva a los dos a querer ser puntales de una eventual mayoría del señor Sánchez? ¿Qué es lo que les une? ¿Comparten ustedes proyecto económico? ¿Van ustedes de la mano de la política fiscal, señor Aitor Esteban? ¿Le van a decir a los trabajadores vascos, a la industria vasca, que su modelo de relaciones laborales y de energía es el mismo?”, le preguntó Feijóo a Aitor Esteban en ese mismo debate de investidura.

“El PNV tiene un problema generacional, está viendo como los nuevos votantes están apoyando al PP o a EH Bildu”, explica Ramón Mateo y añade: “Su gran reto es llegar a las nuevas generaciones, modernizarse”. “Entre Junts y el PP, aunque nos parezca imposible, también ocurre esto. En las elecciones municipales pasó con Trias”, señala.

La izquierda autóctona

En muchos territorios la izquierda ha sufrido un proceso de descomposición que ha beneficiado a opciones nacionalistas o regionalistas. En el año 2015, con la aparición de Podemos, el PSOE sufrió una importante pérdida de votos, “principalmente un voto generacional: Milennials y Z que no se sentían identificados con lo que representaba el PSOE”, explica Mateo. “Después de la descomposición de lo que representaba Podemos, a pesar de que formalmente haya desaparecido en muchos territorios, el electorado seguía ahí, es decir, mucho votante ha vuelto al PSOE, pero una parte importante, ha percibido las marcas de la izquierda nacionalista como el BNG o Bildu como una forma de mantener representados institucionalmente sus intereses”, continúa.

Monica García, actual ministra de trabajo, candidata en 2023 a la presidencia de la Comunidad de Madrid por Más Madrid. (Ricardo Rubio / Europa Press)
Monica García, actual ministra de trabajo, candidata en 2023 a la presidencia de la Comunidad de Madrid por Más Madrid. (Ricardo Rubio / Europa Press)

Esta percepción, explica el consultor de BeBartlet, se entiende “por la estrategia que han seguido este tipo de formaciones”. “El eje central de estos partidos se ha trasladado. Ha pasado del eje territorial, al progresista, esto ha permitido que su espacio se ensanche, puesto que consiguen apelar a un votante que no es independentista, pero que sí puede ver con buenos ojos reivindicaciones que sean sensibles con el territorio”, completa.

En Madrid también ha ocurrido algo parecido. Mateo reconoce que “eso de que Madrid no tenga una idiosincrasia propia, en los últimos años, podría ser discutible”, aunque reconoce que “Madrid es una de esas excepciones en las que el espacio a la izquierda del PSOE ha conseguido renovarse y presentarse a los votantes como la única alternativa capaz de disputarle el poder al PP madrileño”, señala.

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