Presidente busca líder para recuperar territorio perdido: los nuevos requisitos para ser ‘barón’ de Pedro Sánchez; absténganse Pages y Ayusos

El jefe del ejecutivo toma nota del resultado en Galicia y aplicará a esta y al resto de comunidades una fórmula que cree ganadora, pero que exige paciencia

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Pedro Sánchez, en un mitin de campaña en Galicia. (Adrián Irago/Europa Press)
Pedro Sánchez, en un mitin de campaña en Galicia. (Adrián Irago/Europa Press)

El Manual de resistencia tiene plena vigencia pero corto alcance. Pedro Sánchez solo hay uno. Y no pocos lamentarán que les haya tocado a ellos. Albert Rivera, Pablo Iglesias, Pablo Casado. Alberto Núñez Feijóo mantiene el pulso, pero camina por el alambre desde las generales y en ocasiones mira al abismo, como la última semana de campaña en Galicia. De ahí su euforia la noche del domingo, su muiñeira del martes. Pero Sánchez, que gobierna España, apenas controla tres comunidades autónomas tras el descalabro del 28-M y la réplica del 18-F. Y en una de ellas, su presidente, Emiliano García-Page, ha expresado públicamente su satisfacción por esa réplica. Si no hubiera ganado el PP, defiende el barón, lo habría hecho “Puigdemont”.

Sánchez reunió a la Ejecutiva Federal el lunes en Ferraz. Allí, explicó la necesidad de construir liderazgos sólidos y duraderos en los territorios. Además de Castilla-La Mancha, solo Asturias y Navarra pueden colorearse de rojo. El resto de azul salvo Cataluña y País Vasco, que celebra elecciones en abril. Cataluña es su ansiado botín. Entiende que si Salvador Illa logra ser president habrá logrado algo más que un gobierno, relegando al independentismo a la oposición 14 años después -exceptuando el periodo en el que imperó el artículo 155 de la Constitución- y reforzando el relato de que el indulto o la amnistía conducirán a una normalización. La pregunta es si no pocos de los que han caído -feudos o barones- lo han hecho por este empeño.

Alberto Núñez Feijóo celebra la victoria de Alfonso Rueda este martes en Génova. (EFE/Mariscal)
Alberto Núñez Feijóo celebra la victoria de Alfonso Rueda este martes en Génova. (EFE/Mariscal)

Trascendió horas después de esa llamada de atención de Sánchez que quizá estuviera buscando Ayusos en su partido, o más Pages, qué paradoja. Dirigentes con perfil propio, impacto en medios e implacables con el rival y si toca, con el compañero, pero ganadores. Pero el planteamiento es bien distinto. Tanto es así que José Ramón Gómez Besteiro, el derrotado que ha dado lugar a este intento de rearme, muy probablemente continuará al frente del partido en Galicia y lidere la candidatura en cuatro años. El error -así lo considera Sánchez- ha sido que en las últimas cuatro elecciones en aquella comunidad, el PSOE haya concurrido con cuatro líderes diferentes, sin darles tiempo a enraizar y frente a un rival tan contrastado y arrollador como Núñez Feijóo.

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Ana Pontón

En ese tiempo, el BNG solo ha tenido dos. Una de ellos, Ana Pontón, los tres últimos procesos. Y es, a día de hoy, la principal esperanza de la izquierda en la región y, para honda preocupación socialista, el voto útil para tratar de doblegar al PP. De modo que ni Ayusos ni Pages, sino Pontones. Otro problema es que Alfonso Rueda ha aguantado el tipo en las urnas, y solo esta vez se ha presentado como sucesor, sin tablas ni apenas gestión. En 2028 ya estará rodado. Llamativo que el lunes, Núñez Feijóo lo reivindicó, ungió como “barón”, subrayando involuntariamente que esta condición no se hereda, sino que se gana. En Ferraz lamentan que a Gómez Besteiro le ha faltado tiempo y siguen convencidos de que es el idóneo para Galicia.

El presidente del Gobierno ha querido esta semana rebajar la euforia del jefe de la oposición tras la victoria del PP en Galicia.

Porque, sean cuales sean las circunstancias que han aupado a cada uno de los presidentes hoy en el poder, la evidencia no apunta a que de partida sean Ayusos ni Pages. Ni los propios Díaz Ayuso ni García-Page lo eran. Cabe recordar que la primera se alzó en 2019 siendo una gran desconocida y gracias a Ciudadanos, obteniendo cinco puntos y siete escaños menos que Ángel Gabilondo. Y que el segundo era un Rueda, pero de José Bono. Con el tiempo han pulido lo que hoy son. Como no son Ayusos ni Pages nuevos rostros de la política autonómica como Carlos Mazón, María Guardiola, Gonzalo Capellán o María José Sáenz de Buruaga. Tampoco lo era ni es Juanma Moreno, al que el PP sostuvo -en perspectiva, con acierto- cinco años en la oposición. ¿Será la fórmula una mera cuestión de esperar?

Tiene trabajo Sánchez. En Galicia, el PSOE no es ni segunda fuerza, como tampoco lo es en la Comunidad de Madrid o pronto, en el País Vasco. Salvo gran sorpresa, no ganará las europeas. Pero lleva razón cuando, en rueda de prensa en Rabat, tras verse con Mohamed VI, recordó a Núñez Feijóo que sigue “en pie”. Trata de rebajar su euforia por a fin de cuentas mantener una comunidad que ya tenía. Pero también, Moncloa aparte, el PP está de pie, con mayoría en el Congreso, absoluta en el Senado, gobierno en nueve comunidades y a las puertas de una victoria en Europa. A la espera de Cataluña, a Sánchez, en su -se supone- última legislatura, apenas le quedan Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra.

El PSOE busca capital, sin Ximo Puig, Guillermo Fernández Vara o Javier Lambán. Perdida Andalucía, hoy con Juan Espadas frente al Goliat Moreno. Teniendo que afrontar la crisis sin un aliado a la izquierda fuerte, con Sumar desinflándose. Dura tarea por delante en plena pugna con Junts por la ley de amnistía o con el paraguas abierto en pleno temporal Koldo, que amenaza con sembrar cuando menos la duda de la corrupción sobre el ejecutivo. El asesor de José Luis Ábalos figura en el Manual de resistencia. Fue quien custodió los avales del aspirante a secretario general. Hoy, el tal Koldo García es una bomba para el PSOE y un arma para una oposición con el viento a favor.

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