Fue la casa de la escritora Emilia Pardo Bazán. Y, más tarde, la residencia de verano de Francisco Franco. A él perteneció durante más de 80 años. Pero esto cambió a finales de 2020, cuando fue recuperado como patrimonio público. Esto supuso que, a partir de entonces, pudiesen realizarse visitas en el palacio, suspendidas durante un tiempo para que la familia del dictador retirara sus bienes del inmueble. Patrimonio aprovechó esta situación para acometer obras de mantenimiento en una de las torres. Y es que, quienes visiten la provincia de La Coruña, no pueden dejar escapar la oportunidad de desplazarse al municipio de Sada y descubrir el famoso Pazo de Meirás.
El Concello de Sada reactivó las visitas el pasado 21 de octubre. Patrimonio del Estado le informó entonces de la finalización de las obras que se realizaron en el inmueble. Estas las habían retomado después de que, en enero de 2023, un temporal derribara parte del muro exterior.
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Esto significa que, de nuevo, los turistas pueden deleitarse con la belleza de los jardines, el recibidor y la capilla que alberga. Aunque, eso sí, deben hacerlo previa reserva, a través de la web. En el caso de los grupos y escolares, el recorrido por el palacio puede hacerse de lunes a viernes, en horario de mañana. Para el resto, el horario es en dos turnos: a las 11:00 o a las 12:30, los sábados y los domingos.
Cómo se hizo Franco con el Pazo de Meirás
Cuando se habla del Pazo de Meirás se hace referencia a una importante construcción que se inició en 1893 por mandato de la eminente escritora Emilia Pardo Bazán. Esta lo concebía como un espacio de recreo y trabajo literario, por lo que implementó allí su biblioteca en la Torre de la Quimera. Pero, en la dictadura franquista, este inmueble se transformó en un símbolo de expropiación. La dramaturga falleció en 1921 y legó este bien a descendientes directos, aunque cayó en manos de Franco en 1938.
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Este proceso de adquisición comenzó el 3 de marzo de 1938, cuando se creó la Junta pro Pazo del Caudillo con el objetivo de conseguir una residencia para Franco. La financiación para esta operación se obtuvo a través de contribuciones obligatorias de los ciudadanos, lo que marcó un precedente de apropiación indebida. Pese a los intentos por parte de la descendencia de Pardo Bazán para recuperar el Pazo y sus pertenencias, se les negó el acceso, consolidando así una etapa de uso privativo por parte del dictador y sus allegados.
El Pazo de Meirás no solo simboliza el patrimonio arquitectónico y cultural de Galicia, sino que también refleja las tensiones políticas y sociales de España a lo largo del siglo XX. La historia de este inmueble encapsula la narrativa de un país confrontado por su pasado y las cicatrices de la dictadura. Así, este caso ejemplifica la importancia de la memoria histórica, y las complejidades inherentes a la restitución de bienes expropiados durante períodos de conflicto y autoritarismo.
Qué se puede ver en la antigua casa de verano de Franco
El Juzgado de Primera Instancia número 1 de A Coruña mandó realizar un extenso inventario de los bienes contenidos en el Pazo, asignándolo a un equipo multidisciplinar compuesto por dos arquitectos, un arqueólogo y un experto en historia del arte. Este detallado registro tuvo como resultado un total de 697 objetos a lo largo de 163 páginas, complementado con 1.021 fotografías y 80 archivos de vídeo. Sin embargo, puede no estar completo, dado que no se revisó el interior de armarios y cajones, ni se tuvo en cuenta los objetos personales de uso diario, así como ciertas alfombras y tapices no desempacados, potencialmente valiosos.
Esta labor de catalogación busca proteger los bienes mediante su posible declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), estatus que ya disfruta el edificio del Pazo y que es responsabilidad de la Xunta. Cabe destacar que esta distinción no modifica la titularidad de los objetos, pero sí que incorpora una serie de medidas de protección adicionales. En este contexto, existe la posibilidad de que la protección del BIC se extienda también a los objetos mencionados.
La declaración de los objetos como Bienes de Interés Cultural constituiría una medida preventiva adicional para asegurar su conservación y protección. Aunque los expertos encargados no hayan podido acceder a todo el contenido, su trabajo pone de manifiesto la riqueza y el valor artístico del legado encontrado en el Pazo, abriendo la posibilidad de futuras investigaciones y valoraciones que amplíen el conocimiento y el reconocimiento de estos objetos.
Es importante señalar que para completar el registro y garantizar una protección integral del patrimonio contenido en el Pazo, podrían requerirse futuras intervenciones que permitan acceder a aquellos elementos aún no catalogados. La implicación de la Xunta en este proceso será clave para determinar el alcance de la protección patrimonial y la posibilidad de ampliar la declaración de Bien de Interés Cultural a más objetos, reforzando de esta manera el valor cultural e histórico del conjunto.