Del ‘Russia goodbye’ al “pequeño psicópata” Putin: cuando la política sí pasa el filtro de Eurovisión

La posible descalificación de Israel vuelve a poner el foco en los criterios de la Unión Europea de Radiodifusión para vetar algunas letras y permitir otras

Let 3, representantes de Croacia en Eurovisión 2023. (REUTERS/Phil Noble)

La letra de la canción de Israel para Eurovisión 2024 ha reabierto el debate sobre la política en el certamen europeo. Si bien la Unión Europea de Radiodifusión había justificado el derecho del país hebreo a participar en el festival pese a las peticiones de veto, ahora el supuesto mensaje político de su tema deja en el aire su presencia en Malmö y pone el foco en los filtros de la organización del concurso.

El caso de October Rain no es el primero en que la UER solicita a alguna delegación participante que modifique la letra de su canción por comprometer la naturaleza apolítica de Eurovisión. De hecho, España ya tuvo que adaptar su tema en 2008 para cumplir con los requisitos, eliminando las referencias a Hugo Chávez, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy que se podían encontrar en Baila el Chiki-chiki.

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Este control previo de las canciones participantes de Eurovisión ha provocado tiranteces entre la UER y las delegaciones afectadas. Y es que lo vivido con Israel este año ya ocurrió con Georgia en 2009 y Bielorruia en 2021. Ambos países se negaron a suprimir las referencias políticas de sus temas y, finalmente, acabaron eliminados de la competición, algo que parece ser el horizonte más probable para la candidatura hebrea en esta edición.

Candidaturas polémicas

La historia de Eurovisión cuenta con otros ejemplos de canciones con potentes mensajes políticos que, sin embargo, sí pasaron la criba de la UER y hasta han llegado a alzarse con la victoria en el concurso. Este último es el caso de Ucrania en 2016, que logró el micrófono de cristal con 1944, un tema que relataba la deportación de los tártaros de Crimea durante la Segunda Guerra Mundial, aunque con su letra se podía establecer una analogía con la situación de tensión con Rusia que se vivía por aquel entonces en el país. De hecho, la artista y su canción se han convertido en todo un símbolo del país desde el estallido de la guerra.

Jamala, ganadora de Eurovisión 2016. (EFE/EPA/MAJA SUSLIN)

Tampoco le pareció mal a la UER la candidatura ucraniana de 2007. En aquella ocasión, la artista Verka Serduchka, alter ego del actor Andriy Danilko, recurrió a un sutil guiño fonético para colar su mensaje antirruso. Así, en el estribillo de su Dancing Lasha Tumbai se pudo escuchar claramente “Russia, goodbye” (adiós, Rusia), aunque el cantante defendió que la frase que daba nombre a su tema significaba “crema batida en mongol”.

Tras la invasión de las tropas de Putin, Verka modificó oficialmente la letra de su hit: “Nunca canté ‘Russia Goodbye’, siempre ‘Lasha Tumbai’, pero a partir de ahora solo cantaré ‘Russia Goodbye’, por decirlo suavemente”, dijo sobre el escenario del concierto benéfico Embrace Ukraine celebrado en Ámsterdam.

En Eurovisión 2023 hubo otra propuesta sobre la que la UER hizo la vista gorda pese a su contenido político. Los croatas Let 3 interpretaron sobre el escenario de Liverpool Mama ŠČ!, una sátira política que, según llegaron a confesar los propios integrantes de la banda, estaba dedicada a Putin. En su letra había calificativos como “pequeño y vil psicópata” o “rata.

La pasada edición también contó con otra candidatura que fue señalada, en este caso, por los espectadores. Y es que muchos entendieron la propuesta de Israel como una clara declaración política. En Unicorn de Noa Kirel se hacía referencia a “cambiar la historia atrapada en un bucle”. “Tengo el poder de un unicornio ¿Nunca aprendes que no miraré atrás? No miraré hacia abajo, estoy subiendo. Será mejor que te des la vuelta”, decía otra de sus estrofas.

Mientras tanto, este 2004 Israel puede quedarse fuera de Eurovisión por negarse a modificar October Rain, una canción cuya letra ha publicado la KAN para demostrar que no posee el cariz político que argumenta la UER, aunque desde el gobierno israelí recalcan que el país atraviesa “uno de sus períodos más complejos” y que ese hecho “no puede ser ignorado a la hora de elegir una canción que lo represente”.

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