Nerviosa, como si pisara el escenario o tuviera que lidiar con el laberinto de la prensa por primera vez, Lourdes Hernández (Madrid, 1985) da pequeños sorbos a su café, ya marcado con el carmín de su pintalabios. El día de San Valentín recibe a Infobae España para presentar Volverme a enamorar, un disco que pone fin a un hiato de casi diez años en la industria musical. Russian Red regresa para hablar de lo que siempre ha marcado su estética e idiosincrasia, el romance como fuente inspiracional y esotérica.
“Siento que lo echaba de menos, pero no era consciente de ello”, indica a este medio sobre su alter ego sonoro. “Había un agujerito negro en mi vida, no entendía lo que me pasaba y no estaba preparada para aceptar que me faltaba la música”, añade. En el 2023, Lourdes comenzó a juntarse con amigos del gremio, a componer sin intención debida, y acabó “conectando con la cantante” que llevaba una década en la sombra.
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La vorágine de la fama llegó de forma indolora y a velocidad supersónica. “Me vi con mucho trabajo siendo muy pequeña y eso estalló”, dice. “No paraba de cantar, de viaje, hice tres discos seguidos”. Se refiere a I Love Your Glasses (2008), Fuerteventura (2012) y Agent Cooper (2014), álbumes que cimentaron su carrera como uno de los primeros perfiles ‘indie’ femeninos en el panorama musical nacional. Ahora las llaman pick me girls, pero antes eran chicas con una aura de delicadeza y seducción que paseaban por Malasaña con sus zapatillas Vans y sus vaqueros Levi’s. “Estuve en piloto automático”, dice sobre su éxito. Para Lourdes, ese descontento forma parte del “proceso orgánico” del artista.
“Mi obsesión con el enamoramiento me viene bien”
En Volverme a enamorar, Lourdes marchita una flor hasta la extenuación. La obsesión con el romance es el hilo conductor de un disco que considera “su proyecto artístico más bonito” hasta la fecha, no sólo porque nunca se había involucrado tanto en la producción, también porque ha dejado “que la vida pasara a través de mí”.
Aunque hay mucho de Lourdes en Russian Red, y algo de Russian Red en Lourdes, el periplo performativo de su personalidad musical ha alcanzado, con este nuevo disco, un apogeo mucho más ficticio. Con canciones como No entiendo nada, la cantante se percató de que “podía jugar mucho más con la música y que no tenía que estar tan atravesada por una emoción para hacer una canción”.
“Con ‘Volverme a enamorar’ me he dado cuenta de que puedo jugar mucho más con la música y que no tengo que estar tan atravesada por una emoción para hacer una canción”
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El amor “te conecta muchísimo con la vida”, pero Lourdes no sabe “si tiene la capacidad real amar como el resto de gente”. Para la cantante, el sentimiento de enamorarse es un “espejo” capaz de reflejar elementos de nuestra personalidad que desconocemos, de ahí que el romance siempre haya sido una de sus principales opciones a la hora de componer. Eso sí, Russian Red no entiende las relaciones “sin un poco de drama y conflicto”. “Me encanta el personaje de la diva un poco rota”, afirma.
En una coyuntura que retoma la moda de la quiebra emocional como una personalidad tangible y legal (el comeback de la estética de Tumblr., el consumo masivo de novelas de Sylvia Plath o Alejandra Pizarnik y la glamurización de la depresión y la tristeza), Russian Red regresa para hablar del amor como motor vital y, por ende, de destrucción de todo tipo de voluntades. “Yo creo que la cultura del meme es súper emo”, dice emocionada.
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‘Ramona’ y el cine como motor expresivo
En estos años sin música, Lourdes ha encontrado en el cine una fuente de seducción personal. En 2022 protagonizó Ramona, una suerte de Frances Ha (2012) ibérica en la que la cantante sortea las trabas de una cinta rodada en 16 milímetros. “Hay una dinámica en el rodaje totalmente distinta, porque cuando ruedas con una cámara digital puedes hacer cuantas tomas quieras. La gente está en un ambiente mucho más distendido. Nada puede realmente fallar. Eso, a nivel grupal, es muy psicomágico”, explica. “Es una chulada la verdad”, dice sobre un proyecto que ha abierto en ella la veda cinematográfica, pues lleva dos años escribiendo una película que está intentando sacar adelante.
En un momento de su carrera en el que gestiona todos los cabos sueltos del proyecto, tanto Lourdes como Russian Red disfrutan de poder decir ‘sí' o ‘no’ sin intermediarios o terceros. “Estoy en todos los departamentos. Desde el diseño gráfico, hablando directamente con la gente del sello, hablando con los equipos”, explica. “Siento que, cuando sale de mi boca, hay un entendimiento real de por qué, no tengo a alguien que no sepa transmitir mi mensaje o que se pierda información por el camino y se generen situaciones que ni siquiera puedo controlar”, concluye.
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