La frontera entre España y Portugal, popularmente conocida en gallego y portugués como A Raia, alberga a lo largo de sus 1.214 km de longitud múltiples lugares con atractivos turísticos. Galicia es una de las comunidades españolas pegadas al país vecino, y a solo pocos minutos de esta región el país luso cuenta con localidades que merecen una visita. Una de ellas es Montalegre, un pueblo ubicado en pleno parque nacional de la Peneda-Gerês con un castillo histórico, cascadas y una gran variedad de actividades para llevar a cabo en la naturaleza.
La ubicación de este territorio, a solo 15 minutos en coche de Villamayor de la Boullosa (Ourense) y a media hora de Xinzo de Limia, fue un lugar clave para proteger la frontera y su principal monumento jugó un papel muy importante en ese sentido: un castillo del siglo XIII construido sobre los restos de una fortificación más antigua.
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Un castillo con 8 siglos de historia
La construcción del castillo se asocia a la fundación del municipio, que a su vez fue orquestado por la corona de Portugal como punto clave para defender su territorio.
La fortaleza este en el punto más alto del municipio y se encuentra en un buen estado de conservación. Su elemento más elevado es la torre del homenaje, que se construyó en el siglo XIV siguiendo las directrices del estilo gótico. Se ubica en la parte norte de la muralla y se erigió con el fin de ser el principal punto de vigilancia.
La fortificación se compone de otras tres torres (Torre da Rainha, Torre da Pólvora y Torre do Relógio). La primera hizo las funciones de torre del homenaje durante un siglo, la segunda recibe ese nombre porque en ella se guardaba la pólvora, y la tercera cuenta con esa denominación por albergar un reloj que se colocó originalmente en el siglo XIX.
Asimismo, en el siglo XV se reforzó la protección de la puerta principal con la colocación de dos torreones circulares a los lados con huecos en la parte superior a través de los cuales se podía disparar artillería.
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Qué más ver en Montalegre: un monasterio que es visita obligada
Turismo de Portugal recomienda a los turistas no dejar pasar la oportunidad de visitar en los alrededores la aldea comunal de Pitões das Júnias y, sobre todo, el monasterio en ruinas de Santa María das Júnias que perteneció a la Orden Cisterciense y que hoy está en ruinas. A pesar de su estado, se trata de un Monumento Nacional escondido en un valle repleto de cumbres montañosas.
En el siglo IX acogió a su primera comunidad monástica y más tarde pasó a manos de la mencionada Orden. En la actualidad, se conserva una buena parte de la iglesia de estructura románica y zonas donde antiguamente se ubicaban el dormitorio de los monjes y la cocina. El último monje del Císter pasó a ser el párroco del pueblo de Pitões das Júnias en 1834, fecha en la cual se disolvieron las órdenes religiosas en el país vecino.
Desde Montalegre se puede llegar en coche al monasterio a través de la carretera EM308 en un trayecto que tiene una duración aproximada de 29 minutos. Una vez en el destino, los visitantes disfrutarán también de un entorno natural privilegiado, ya que un bello riachuelo discurre por las inmediaciones del monasterio.
El parque nacional Peneda-Gerês: cascadas, rutas de senderismo y bosques
Este parque está ubicado entre las regiones de Alto Miño y Trás-os-Montes y tiene el privilegio de ser la única zona protegida de Portugal reconocida a nivel nacional. Este enclave natural sobresale no solo por su biodiversidad, sino también por la forma en que las comunidades locales han sabido integrar sus actividades manteniendo las tradiciones y valores ancestrales, en particular en las aldeas de Pitões das Júnias y Tourém. La vasta gama de vegetación y especies endémicas tales como el lirio de Gerês, junto con un paisaje que mezcla ríos vigorosos y tranquilas albuferas, convierten a esta área en un verdadero espectáculo natural.
Su flora única incluye un bosque de acebos, considerado singular en el país, y su fauna cuenta con especies representativas como el corzo y el lobo ibérico, además de ejemplares de “garranos”, pequeños caballos salvajes. Las actividades recreativas en el área no se quedan atrás, ofreciendo desde paseos por antiguas vías romanas hasta la práctica de deportes acuáticos.
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Además del rico patrimonio natural y cultural, la zona protegida pone un fuerte énfasis en la conservación de su ecosistema, haciéndolo a través de la integración de estrategias de turismo sostenible y una gestión de visitantes enfocada en el respeto por la biodiversidad. Esto incluye requisitos específicos como una zona mínima de sin intervención humana para asegurar el libre desarrollo de la fauna y flora. La certificación de empresarios turísticos bajo criterios de sostenibilidad también figura entre las prioridades del parque.
Estos son sus principales atractivos:
- Mata de Albergaria: un bosque impresionante y muy bien conservado.
- Geira-Vía Romana XVIII: una ruta romana para recorrer andando que atraviesa bosques y lugares mágicos.
- Cascada do Arado: la cascada más famosa del parque. Se llega a ella a través de un sendero.
- Cascada de Portela do Homem, cascada de Pincães y cascada de Fecha de Barjas o Tahití: saltos de agua que dan lugar a una poza de agua cristalina en la que bañarse.
- Aldeas de Soajo y Lindoso: famosas por sus hórreos de estilo portugués. Lindoso también tiene un castillo.
- Albufeira de Caniçada: una inmensa albufera ideal para practicar deportes acuáticos.
- Vilarinho das Furnas: un pueblo sumergido por un embalse que emerge cuando hay sequía.