“Cataluña ya no dependerá de la lluvia en 2030″. Una promesa irrealizable, pero que la Generalitat de Cataluña ha dado por cierta a través de las palabras lanzadas por Teresa Jordá, consejera de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural del gobierno catalán, e incluso difundida en un anuncio en redes sociales.
Suena tan irreal que un territorio no dependa de la lluvia para tener reservas hídricas que, obviamente, es falso. Los pocos países que no tienen ríos y acuíferos, como puede ser Jordania, tienen que importarla o trabajar mediante desaladoras que potabilizan el agua disponible que llega a las costas. No hay circuito hídrico sin lluvia, dado que el agua no es un bien inagotable. Cataluña sostiene su teoría en que será capaz de regenerar agua desperdiciada y de potabilizar más agua del mar, reservas de
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Durante la primera semana de febrero, el Govern de Pere Aragonès declaraba la emergencia por falta de agua en Barcelona y otros 202 municipios. La grave sequía que atraviesa la región llevó a las restricciones en el uso del agua, limitada para ciertas actividades en el campo, industriales y también en actividades prescindibles. Las cuencas internas de Cataluña se mantienen bajo mínimos históricos y en la provincia de Barcelona, por ejemplo, la capacidad total de los embalses está al 9%, cuando en estas mismas fechas en la media histórica de la última década rondaba el 67%. Del mismo modo, las reservas de Girona están actualmente al 19%.
Las organizaciones ecologistas no tardaron en salir a criticar el mensaje de la Generalitat. “Decir que Cataluña no dependerá de la lluvia en 2030 es una barbaridad que solo muestra una ignorancia desoladora o un desprecio letal contra los agricultores y los ecosistemas. Exigimos la retirada de estos mensajes y una rectificación inmediata”, aseguraba Greenpeace en un comunicado.
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Sin embargo, lejos de rectificar, el gobierno reafirma su postura. “Planeamos invertir 2.400 millones de euros hasta el 2027 para que Cataluña no dependa solo del agua de lluvia, efectivamente”, ha asegurado la Consejería de Acción Climática a Infobae. Una desalinizadora de la Tordera, otra en Foix, una potabilizadora del Besòs en Barcelona, una regeneradora de St. Feliu de Llobregat en 2024, y las potabilizadoras del Besòs, en Montcada y Bon Pastor son los planes a futuro de la región para producir agua de consumo ciudadano.
Los planes de Cataluña contra la sequía
Actualmente, más de la mitad del agua que consume el área metropolitana de Barcelona proviene de desaladoras, y el Gobierno espera que para 2030 haya nuevas infraestructuras y se genere a través de esta tecnología 405 hm3, una cifra que supera el actual gasto anual. Sin embargo, la premisa de vivir al margen de las lluvias, alertan los expertos, produce malestar, desinformación y un enfoque incorrecto a la escasez de agua.
Rafael Seiz, experto en gestión del agua y coordinador de WWF en España, asegura que ese tipo de mensajes son “una visión arcaica” en la que “el ser humano puede con todo”, algo que “no es real”. “Es un mensaje irreal y una huida hacia delante. Dependemos totalmente de que la naturaleza nos provea de servicios y es irresponsable porque se traslada la idea de que hay tecnología alternativa, lo cual no es verdad, y de que somos capaces de independizarnos de la naturaleza, y no es verdad”, explica el ecologista a este medio.
Además, la organización advierte del flaco favor que hacen este tipo de mensajes en plena campaña de concienciación por la sequía. “Invita a no reflexionar para cambiar las cosas. Hace pensar que la tecnología nos va a salvar, y no es verdad. Será un complemento, pero tenemos que adaptarnos. Olvidarse de lo que pasa en tus montañas o en tu cuenta no es responsable, es populismo”, sostiene Seiz.