El príncipe Guillermo está pasando por un momento complicado a raíz de la operación abdominal de su mujer, Kate Middleton, y del anuncio de su padre de que padece un cáncer. Sin embargo, si se hace balance de los últimos meses de su vida, estos tampoco han sido ni tranquilos ni fáciles. El heredero al trono británico lleva bastante tiempo siendo el centro de las polémicas, tanto por su posición como en lo relativo a su vida privada.
En este aspecto, fue hace justo un año cuando Guillermo tuvo que hacer frente a unos rumores que llegaron a tambalear su matrimonio, pues se afirmó que había sido visto cenando con Rose Hanbury, la que supuestamente es su amante desde hace años. La noticia no tardó en saltar a los medios, pero misteriosamente estas desaparecieron a las pocas horas y esto aumentó el interés en el caso puesto muchos entendieron que fue por orden de la casa real británica para ocultar lo que sería una verdad.
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Algo también a recordar es que Rose Hanbury no era una desconocida para nadie, pues es la esposa de David Cholmondeley, ex gran chambelán de la familia real, además de una gran ex amiga de Kate Middleton. La presunta historia de amor de Guillermo y Rose saltó a los titulares en abril de 2019, cuando los medios británicos revelaron que el hijo de Carlos III había tenido encuentros con ella mientras su esposa estaba embarazada de su hijo pequeño, el príncipe Louis.
Por supuesto Guillermo no tardó en desmentir la información a través de un comunicado difundido por su equipo jurídico, que aseguró en la nota que “además de ser falso y dañino, la publicación de la falsa especulación respecto a la vida privada de nuestro cliente también constituye una violación de su privacidad, conforme al artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos”. El rumor, pese a ello, siguió ahí.
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La forma que la corona británica ha tenido de intentar silenciarlo todo ha sido apartando a Hanbury lo máximo posible del foco público. De hecho, desde entonces se les ha podido ver juntos en muy pocas ocasiones. Rose se ha quedado en un segundo plano, dejando de lado algunos actos a los que antes sí acudía, como por ejemplo citas benéficas.
Sin embargo, sí que asistió a la coronación de Carlos III, celebrada el pasado año en la abadía de Westminster, pues pese a la polémica, su marido es un personaje ligado y estrecho a la corona. No en vano, David es el séptimo marqués de Cholmondeley y forma parte de la aristocracia británica. Además, poco antes fue nombrado como lord-in-waiting, un título que le pone en la primera plana y por el cual debe asistir a los actos más importantes de la casa real.