Eslóganes, campañas en diversas ciudades y medidas que prometen apelar a ese nicho de votantes que, cada domingo electoral, es reticente a acercarse a las urnas. Rojo contra azul e izquierda contra derecha, una narrativa manida sobre la vida política en España que llega este viernes a los cines con Políticamente incorrectos, la cinta dirigida por Arantxa Echevarría (Carmen y Lola, Chinas, La familia perfecta) que ironiza sobre la coyuntura gubernamental y sobre los clichés que conforman los vítores parlamentarios de la nación.
No hace falta un conocimiento exhaustivo para saber en qué personajes públicos se inspira la película, que busca retratar cómo la polaridad sigue cerciorando la actualidad nacional. Un ‘cayetano’ contra una ‘roja’ que viste una camiseta con el lema ‘Sororidad’, dos dirigentes políticos que buscan tener el lema más pegadizo para ser lo más comentado en redes y una deshumanización completa de los mandatarios que nos representan.
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Raúl Cimas, que viene de brillar en Poquita fe, se convierte en el asesor de la candidata de derechas (interpretada por Elena Irureta) a la presidencia del país, una mujer que, de la mano de la formación España Liberal, busca llegar a la Moncloa con una propuesta que oscila entre los gags mediáticos de Esperanza Aguirre e Isabel Díaz Ayuso. “De primeras, uno tiende a pensar que no”, dice el actor en una entrevista con Infobae España sobre su participación en la cinta. La temática, ciertamente delicada, le llevó a tener que pensar de forma meditada su respuesta. Finalmente, leyó el guion y se percató de que el largometraje era una carta de amor a la pluralidad y la tolerancia.
“Es la historia de unos idealistas, de unos jóvenes que entran a un lugar cargados de ideas y de buenos propósitos y que se encuentran con un mundo que les escupe”, dice el intérprete. Para Cimas, Políticamente incorrectos es “el relato de la vida”, una narración cómica e irreverente en la que las buenas intenciones poco importan en pro de conseguir un objetivo, en este particular caso, electoral. El eslogan del intérprete sería ‘A cualquiera menos a mí': “No sería muy feliz y, por ende, tampoco lo serían los 40 millones de españoles”, afirma entre risas.
“’Políticamente incorrectos es la historia de la vida. [...] Habla de dos jóvenes que entran a un lugar cargados de ideas y se encuentran con un mundo que les escupe”
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Polos opuestos y bromas ‘cancelables’
Pijos, ‘perroflautas’, ‘cayetanos’, socialistas... Políticamente incorrectos recopila todos los estratos públicos y políticos de la sociedad española, incluso a aquellos votantes activos en X (antes Twitter) que siempre proclaman una victoria para los partidos de izquierda. Para Raúl Cimas, la cinta dirigida por Echavarría (con guion de Olatz Arroyo, con quien ya colaboró en La familia perfecta) es un ejercicio perfecto de convivencia con el otro, de tolerancia y de respeto por las opiniones ajenas.
“Tienen relaciones entre ellos”, dice sobre la principal trama de la cinta, que plantea un enamoramiento entre dos personajes de ideologías opuestas, un sentimiento no siempre compartido por las generaciones afincadas en lo woke. “Una discusión engancha más”, apostilla, poniendo como ejemplo “los concursos de música en los que tienes que expulsar a alguien” para que haya emoción. ¿Habrá seguido Operación Triunfo?
Preguntado por qué tipo de político actual le gustaría que acudiese a ver la cinta, Raúl Cimas recapacita durante unos segundos antes de lanzarse a la piscina: “Puigdemont, eso significaría que la película ha traspasado fronteras, que es internacional”, responde en tono irónico. “Pero pagando”, especifica.
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En todo lo relativo a los límites del humor en la coyuntura actual, Cimas considera que “hay una vertiente en la intimidad” que se abre a recibir cualquier pronunciamiento irónico: “Todos tenemos pesadillas con que nos graben un día hablando con los amigos por las bromas que se pueden llegar a decir”, indica. La cancelación está al click del día. “A veces se dicen disparates porque juegas a eso con gente que sabes que representa lo contrario a lo que piensas”, explica. En esos términos sí considera que existe “una policía de la moral que va detrás de nosotros a quitarnos la risa”.
“A veces se dicen disparates porque juegas a eso con gente que representa lo contrario a lo que piensas”
El actor, que interpreta a un ‘cuñado’ con un cargo y con mucho odio contenido, considera que la gente le tiene “miedo” a la comedia porque “nos desarma”. “En el mundo siempre pasarán cosas maravillosas a la vez que horribles, pero hay gente que siempre tiene la baza de ‘¿cómo puedes estar riéndote o hablando de estas gilipolleces con la que está cayendo?’”, explica. “Siempre tendrán una buena ocasión para decir que no está la cosa para reírse, pero siempre hay un motivo para la risa”, concluye.