Entre campos de girasoles, extensos viñedos y unas ciudades donde la historia y el arte rebosa, la región italiana de la Toscana emerge como un destino de ensueño. Florencia, su capital, no solo es cuna de genios como Leonardo da Vinci y Michelangelo, sino también hogar de maravillas arquitectónicas y museísticas. Por otro lado, pueblos medievales como Siena y Pisa narran historias de épocas pasadas, invitando a perderse en sus callejuelas empedradas.
Así, es una región que lo tiene todo y que sorprende al viajero con sus rincones únicos. Cada una de sus ciudades y pequeños pueblos muestra la esencia medieval y renacentista propia de la comarca, siendo Lucca una de las localidades más impresionantes. Este municipio fue capital de la Toscana y cuenta con un rico patrimonio presidido por sus murallas. Además, alberga un conjunto monumental impresionante que revela “su pasado como la ciudad más ìeb de la Edad Media italiana”, tal y como afirma Turismo de Italia.
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Una ciudad destacada en la Edad Media
Lucca cuenta con una dilatada historia que según algunos expertos comienza con la llegada de los etruscos a la zona, para más tarde convertirse en una ciudad romana, tal y como demuestran muchos vestigios aún hoy visibles en las calles del centro histórico. A su vez, se convirtió en una de las capitales más relevantes del reino lombardo y su época de esplendor llegó durante Edad Media.
En esta época se convirtió “en un destino de peregrinación en la Vía Francesa gracias a la presencia del Santo Rostro en la iglesia de San Martino”, señalan desde la web de turismo. De este modo, se consagró como una de las ciudades más importantes de la Edad Media italiana. Esto se puede apreciar a día de hoy en su rico patrimonio que atrae a infinidad de viajeros que visitan la Toscana.
Unas murallas convertidas en jardines
La villa invita al viajero a perderse por sus calles estrechas y adoquinadas, descubriendo la historia, la arquitectura y tradición que guardan. Su centro histórico se encuentra rodeado por sus impresionantes murallas, las cuales brindan un paseo maravilloso, no obstante, antaño sirvieron como defensa. Se levantaron entre 1513 y 1645, tienen 4 kilómetros de longitud, 12 metros de altura y 30 metros de anchura, y a pesar de sus dimensiones, no destacan en exceso en la panorámica de la localidad.
De este modo, se integran a la perfección en el entramado urbano de Lucca y a día de hoy es uno de los monumentos más visitados del pueblo. De hecho, gracias a su anchura se han convertido en jardines y avenidas elevadas donde los visitantes y vecinos pasean y montan en bicicleta, lo que las ha convertido en un símbolo de la ciudad.
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Todo sin obviar los elementos defensivos propios de los recintos amurallados, pues se pueden apreciar sus poderosos baluartes, los cuarteles de los artilleros y el encanto de las hermosas puertas monumentales. Además, En las inmediaciones de Porta Elisa, el jardín mural invade el Jardín Botánico, creado en 1819 a instancias de María Luisa de Borbón.
‘La ciudad de las 100 iglesias’
Más allá de las murallas, Lucca cuenta con un centro histórico en el que importantes iglesias medievales, palacios patricios del siglo XVIII y grandes plazas del siglo XIX dejan con la boca abierta. De hecho, tal es su conjunto monumental que se le conoce bajo el nombre de ‘la ciudad de las 100 iglesias’. De todas ellas destaca una en especial: la catedral de San Martín. Construida en el siglo XI, es uno de los edificios más bellos del gótico italiano y de los más significativos del pueblo.
Sin embargo, cabe destacar que fue construido en fases, pues su fachada asimétrica refleja como fue adaptándose a raíz del campanario. A su vez, incluye en su interior una de las obras maestras de la escultura medieval, el monumento funerario de Ilaria del Carretto (1406), obra del artista sienés Jacopo della Quercia. “El sarcófago de mármol representa a una joven tumbada en un catafalco vigilada por un pequeño perro, símbolo de la fidelidad conyugal. Entre las pinturas, cabe destacar la Virgen entronizada de Domenico Ghirlandaio, de 1479″, señalan desde Turismo de Italia.
A la catedral de San Martín se le suman otras construcciones eclesiásticas de gran interés, como la iglesia de San Michelle in Foro, ubicada sobre lo que fue el antiguo foro de la ciudad, y la basílica de San Frediano, la cual alberga un fresco en su fachada de gran interés. A su vez, otro punto de gran interés es la plaza del Anfiteatro, cuya belleza la ha convertido en una de las más visitadas del mundo.
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Diseñada con una forma elíptica singular, su estructura captura la esencia e historia del lugar donde se erige. Esta disposición arquitectónica, concebida por Lorenzo Nottolini en el siglo XIX, sigue el trazado original del anfiteatro romano del siglo II, integrando el pasado en el tejido urbano contemporáneo de una manera única.
La ausencia de amplias vías de acceso dota al sitio de un carácter exclusivo; sus cuatro puertas funcionan como umbrales que ofrecen a los visitantes una experiencia de descubrimiento intensa y emocionante al adentrarse en la plaza por primera vez. Hoy en día, es uno de los lugares de encuentro más populares entre los habitantes de Lucca.
La cuna de Puccini
Por si fuera poco, el arte en Lucca se encuentra en cada esquina, de hecho, es el lugar de nacimiento de Giancomo Puccini, uno de los compositores de ópera más importantes de la historia que ha firmado obras de la talla de Turandot. Su casa, situada en la plaza de la Cittadella es actualmente un museo dedicado al músico. Esta perteneció a una familia adinerada del siglo XIX y conserva parte del mobiliario original y varias reliquias del gran músico. Entre ellas destaca un piano Steinway & Sons, adquirido en 1901 y con el que compuso su última ópera, la mencionada Turandot.
Por otro lado, otra de las paradas imperdibles es el museo del Palazzo Mansi, el cual es el reflejo de la importancia que tuvo el comercio de la seda en Lucca, pues fue un centro de fabricación de gran importancia durante la Edad Media.
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El museo fue anteriormente una residencia noble que a día de hoy alberga “importantes muebles del siglo XVIII en la planta noble, como la suntuosa alcoba de los novios, cubierta con cortinas de preciosa seda bordada de Lucca. A esto se le suma una colección de ropa y accesorios, entre los que se encuentran dos preciosos vestidos con capa de la corte napoleónica de Lucca”, detallan. Por otro lado, el Museo Nacional de Villa Guinigi es una colección de obras de arte que narra la historia de la ciudad de Lucca, de sus familias ricas y de su territorio.