Desde que comenzó el año 2023, la temporada de Paula Badosa estuvo marcada por las lesiones. Unos problemas y molestias que está arrastrando este 2024. A principios de año, la tenista española volvía a ilusionar a los aficionados al confirmar su presencia en el primer torneo de la temporada, el WTA 500 Adelaida. No ganó, pero le sirvió para volver a recuperar sensaciones, para volver a empuñar la raqueta y para volver a saltar a las pistas. Badosa parecía estar de vuelta y con la mente puesta en la siguiente gran cita, el primer Grand Slam de la temporada: el Open de Australia. Sin embargo, su aventura acabó en tercera ronda tras caer eliminada por la estadounidense Amanda Anisimova.
De Australia puso rumbo a Tailandia, parecía que los fantasmas que la habían atormentado durante la temporada pasada con las lesiones se habían marchado y se abría paso el optimismo. Nada más lejos de la realidad. Durante el partido de octavos de final del WTA 250 de Hua Hin, las molestias en la espalda volvían a aparecer en escena y obligaban a la española a sumar una retirada más a su cuenta personal. “Una lesión en la parte baja de su espalda”, anunció el circuito femenino. Tras ello, llegaba el turno del torneo de Doha, donde la española volvía a aparecer en escena con una victoria en su primer encuentro y una derrota en el segundo.
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Recuperada parcialmente de la espalda, Badosa encaraba el WTA 1000 de Dubai. Sin embargo, los problemas físicos y molestias no dejaron que la tenista pudiera disfrutar del torneo y su paciencia en torno a las lesiones que lleva acarreando casi dos años acabó por saltar por los aires al verse obligada a retirarse en su debut en la competición. Entre lágrimas de frustración la jugadora catalana era atendida por el fisio y el médico, y minutos más tarde comunicaba su decisión de abandonar definitivamente. Lo cierto es que esta situación no resulta nueva para Badosa, quien ya el año pasado registró una temporada marcada por los problemas físicos que la obligaron a poner fin al año durante el verano.
Del Open de Australia a Wimbledon
El primer gran torneo del año, ese al que todos llegan con ansias de inaugurar la temporada con un título a sus espaldas, se preveía decisivo para el devenir de la española quien buscaba recuperar su mejor marca en el ranking de la WTA, el segundo puesto, e incluso ascender hasta lo más alto de la tabla. Sin embargo, el muslo derecho lastraba su aparición en Australia, unas molestias que la española arrastraba desde el torneo WTA 500 de Adelaida. Así, tras pasar varias pruebas médicas, los resultados confirmaron que tenía una rotura de tres centímetros y medio. Una cuestión que la obligó a renunciar al Open australiano dos días antes de que este arrancara.
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Sin embargo, tras varias semanas de recuperación, la jugadora catalana volvía al circuito, aunque no llegaba a recuperar su mejor versión. Indian Wells evidenció que no acababa de encontrarse, que Badosa no era capaz de reengancharse, su tenis no era suficiente para volver al lugar que hacía un año la alzaba entre las mejores del ranking. En el Master de Madrid, dejó atisbo de esa gran número dos que todavía llevaba dentro con una brillante victoria ante Coco Gauff, entonces sexta de la WTA. Parecía que tras un mal inicio de temporada, la española estaba empezando a recuperar su esencia. Pero, Sakkari llegó para poner fin ese destello de ilusión que arrancó en la capital.
La ciudad eterna se sentía como una nueva oportunidad, pero tras superar las primeras fases se dio de bruces contra Ostapenko, que puso fin a su andanza en el Master de Roma. Este nuevo revés no fue lo único que se llevó de la capital italiana. Durante el partido ante Ons Jabeur, la española sufrió una caída en la que se fracturó una vértebra, lo que la llevaría a estar de baja de 8 a 12 semanas. O eso fue los que se pronosticó en un primer momento. Aunque tras varias pruebas debido a la persistencia del dolor, descubrieron que la lesión se había producido por estrés en la vértebra L4. Esta lesión se convertiría en la peor pesadilla para Badosa y para su temporada. Y, tras el diagnóstico, la tenista se vio obligada a decir adiós a Roland Garros.
“Cuando todo parecía que volvía a estar bien, malas noticias otra vez justo antes de empezar un Grand Slam. En el torneo de Roma me hice una fractura de estrés en la columna vertebral. Ha sido una noticia muy dura después del inicio de año tan difícil con las lesiones”, confirmó a través de sus redes sociales. “Es un momento jodido, la verdad. Cuando me dieron la noticia fue un shock total. Mentalmente fue muy duro, pero conociéndome soy bastante cabezota y sé que haré lo posible por volver cuanto antes. No es fácil. Estaba intentando encontrar mi juego”, explicó.
Tras semanas de recuperación, decidió forzar para llegar a Wimbledon. “Llevo cinco días entrenando solo 40 minutos y venía aquí a intentar disfrutar un poco de la energía del torneo, para empezar otra vez a ponerme en forma e intentar sentirme competitiva otra vez, porque obviamente está siendo un año duro, con lesiones, así que decidí venir. Quizá era una locura. Sé que tengo unas semanas de recuperación y que estoy un poco en el límite, pero bueno, me he sentido bien tenísticamente. Me ha sorprendido el nivel después de estar cinco semanas en el sofá y haciendo rehabilitación. Es una lesión lenta, en la que haga lo que haga, parte de arriba o de abajo, me perjudica. Pero me han dicho que no hay mucho riesgo y, como soy una persona a la que le gusta ir un poco al límite, pues voy jugando al límite”.
La jugadora catalana se enfundó en el mítico traje blanco y saltó a la pista para disputar los primeros partidos. Sin embargo, ese “al límite” lo acabó pagando muy caro en las fases posteriores del torneo inglés. Durante el partido ante Kostiuk de segunda ronda se vio obligada a retirarse tras volver a sentir dolores en su espalda. Ese sería su último partido del año, aunque entonces no lo sabía. El 7 de julio de 2023, quedaría marcado en su calendario, dado que a partir de ese momento la temporada iría cuesta abajo y sin frenos.
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Montreal, EEUU y el fin de la temporada
Semanas más tarde, la tenista confirmaba a través de sus redes sociales que no disputaría el torneo de Montreal, debido a las molestias que seguía arrastrando en su espalda tras la fractura vertebral. “Sigo intentando todo para volver, pero mi cuerpo aún no está preparado. El dolor sigue ahí. Es un proceso lento. Voy a estar aún unas semanas más para volver a la competición. Están siendo momentos muy difíciles. Gracias a todos”. Lo mismo ocurrió en el US Open, donde comunicó a última hora que causaría baja en el torneo. Aunque no fue el único anuncio que transmitió.
La catalana decía adiós también al resto de la temporada debido a su lesión de espalda, de la que no había sido capaz de recuperarse en todo el año. “Hola a todos quería actualizaros de mi situación con la lesión... Después de estar luchando muchos meses para volver a competir, doy por finalizada mi temporada. Los que me conocéis sabéis lo mucho que me gusta competir y lo difícil que ha sido tomar esta decisión. Hemos intentado todo junto a mi equipo pero el dolor no me está dejando avanzar. Gracias a la gente que sigue a mi lado en estos duros momentos. Nos vemos el año que viene, más fuertes que nunca”.
A pesar del tiempo de recuperación, las lesiones parecen no haberse acabado para la española, y en lo que va de temporada ya ha sufrido algún bache por este motivo. El último a raíz una vez más de su espalda. Un nuevo calvario para la tenista que parece no tener fin. Ahora, todavía con toda la temporada por delante, Paula Badosa tratará de poner fin a su pesadilla con la espalda, para intentar encarar lo que resta de año en las mejores condiciones físicas.