Tres estaciones de esquí abandonadas en España: del máximo esplendor a convertirse en pistas fantasma

Frente al éxito que tienen pistas como las de Baqueira Beret, Candanchú o Sierra Nevada, a lo largo de la historia han sido muchas las instalaciones que se han visto obligadas a cerrar sus puertas

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Estación de esquí de Baqueira Beret, en Cataluña (Shutterstock).
Estación de esquí de Baqueira Beret, en Cataluña (Shutterstock).

Han sido días de sol y tiempo estable en España, pero esto va a cambiar pronto: la AEMET ya ha alertado de que se va a producir un nuevo cambio radical. El frío invernal y la nieve vuelven al país. Esto es una muy buena noticia para un amplio sector de la población: los aficionados al esquí. Aunque son muchas las estaciones en las que se puede disfrutar de los deportes de invierno, hay otras que existieron y que parecen haber caído en el olvido. Tal es así que, en la actualidad, destacan por su avanzado estado de abandono.

Ciertas estaciones de esquí, como Baqueira Beret, Candanchú, Sierra Nevada o Formigal-Panticosa, son de sobra conocidas. Pero, a lo largo de los años, algunas instalaciones se han visto obligadas a cerrar sus puertas. Esto ha generado preocupación entre los aficionados a los deportes de invierno. Y es que, históricamente, España ha sido un destino predilecto para esquiadores nacionales e internacionales, gracias a la calidad de sus pistas y la riqueza de sus paisajes naturales. Sin embargo, factores como el cambio climático, la gestión económica y las variaciones en las preferencias de los turistas podrían estar entre las razones de la desaparición de algunos de estos espacios.

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En el caso de estaciones como Baqueira Beret y Sierra Nevada, sus continuos esfuerzos por modernizar las instalaciones y ofrecer una experiencia completa a los visitantes, incluyendo actividades fuera de las pistas de esquí, les han permitido mantenerse como referentes en el sector. Mientras tanto, otras han sucumbido ante la imposibilidad de adaptarse a los nuevos desafíos. La historia de estos espacios abandonados hoy surge como un recordatorio de la importancia del turismo de invierno para muchas comunidades locales y de la necesidad de políticas sostenibles que aseguren su futuro.

La Mogorrita, en Cuenca

La Mogorrita, con una cima que se eleva hasta los 1.864 metros de altitud, es reconocida como la montaña más alta de la provincia de Cuenca. Durante aproximadamente 30 años, este pico albergó una instalación de esquí que, a pesar de sus modestas dimensiones, marcó un hito en la historia local del deporte de invierno. Esta infraestructura contaba con una pista de esquí de 500 metros de longitud y estaba equipada con dos telesquís. No obstante, en 1992, cesó su actividad.

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El cierre del centro de esquí en La Mogorrita fue consecuencia de su incapacidad para satisfacer la creciente demanda de los aficionados al esquí y la falta de inversiones que permitieran la ampliación y mejora de las instalaciones. La infraestructura existente, aunque pionera en su momento, no pudo competir con la creciente oferta de estaciones más desarrolladas y con mejores servicios en otras regiones. Esto llevó a una disminución gradual de visitantes, lo que finalmente provocó su clausura.

A pesar de su cierre, La Mogorrita sigue siendo un punto de referencia para los amantes de la naturaleza y el montañismo, ofreciendo rutas de senderismo y vistas impresionantes de la provincia de Cuenca. La nostalgia por los días de esquí en la montaña persiste entre los habitantes locales y aquellos que tuvieron la oportunidad de disfrutar de sus pistas.

Puerto de Tarna, en León

Puerto de Tarna, en León. (Shutterstock)
Puerto de Tarna, en León. (Shutterstock)

En una iniciativa que prometía transformar el panorama invernal del Puerto de Tarna, situado a una altitud de 1.492 metros sobre el nivel del mar, la introducción de dos remontes en su cima abría las puertas a un futuro como destino de esquí prominente. Sin embargo, este proyecto quedó en el olvido después de que los fondos previstos fueran redirigidos hacia la estación de San Isidro, dejando las infraestructuras inicialmente establecidas en un estado de abandono.

La decisión de desviar los recursos financieros se tomó tras evaluar las potencialidades y el impacto que una estación de esquí podría tener en el desarrollo local y turístico de la región. “Era una visión ambiciosa que buscaba posicionar al Puerto de Tarna como un referente en el turismo de invierno”, explicaron desde la administración local, marcando un antes y un después en la planificación turística de la zona.

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A pesar de las expectativas iniciales, lo que pudo haber sido un punto de encuentro para aficionados al esquí y alpinistas quedó relegado a una historia de oportunidades perdidas. Los remontes, cuya instalación representaba el primer paso hacia la conversión del Puerto de Tarna en un centro de actividad invernal, hoy día se erigen como testigos de un proyecto que no llegó a materializarse.

Vall Fosca, en Lleida

España es un destino predilecto para esquiadores nacionales e internacionales. (Florian Sanktjohanser/dpa)
España es un destino predilecto para esquiadores nacionales e internacionales. (Florian Sanktjohanser/dpa)

El ambicioso proyecto de la estación de esquí en La Vall Fosca, que prometía convertirse en un ícono del deporte invernal en el sur de Europa, se encuentra actualmente abandonado y sin completar. Iniciativas previas para desarrollar el lugar y atraer a aficionados y turistas del esquí se han visto truncadas, dejando tras de sí un paisaje de infraestructuras inacabadas y estructuras de hormigón que testimonian lo que pudo haber sido y no fue.

Este proyecto, concebido con la visión de posicionar a La Vall Fosca como un destino de referencia dentro del circuito de esquí europeo, ha enfrentado diversas dificultades que han impedido su realización. Los motivos detrás del estancamiento y posterior abandono del proyecto abarcan desde problemas financieros hasta obstáculos burocráticos y ambientales.

Aunque han surgido diversas propuestas de reactivación del proyecto, hasta ahora, ninguna ha logrado generar el impulso necesario para reiniciar las operaciones y llevar la estación de esquí a su plena funcionalidad. Mientras tanto, la comunidad local y los observadores externos esperan que, eventualmente, se encuentre una solución viable que no solo rescate las estructuras existentes del olvido, sino que también impulse la economía local y coloque a La Vall Fosca en el mapa del turismo invernal.

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