La menor intensidad en el empleo de las mujeres provoca una reducción de sus retribuciones, a lo que se suman otros factores, como la precariedad de los puestos más feminizados y el “techo de cristal”, que les impiden escalar a los puestos con más responsabilidad y mejor retribuidos. La asociación de técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) ha publicado este miércoles un informe que incide en ambas cuestiones como causantes de la brecha salarial y avisa de que al ritmo de reducción actual (el registrado entre 1999 y 2022) se necesitarán otros 25 años para acabar con la desigualdad salarial por razón de género.
Los técnicos han elaborado el informe a partir de las estadísticas de retenciones de la Agencia Tributaria y constatan que más de 3,9 millones de mujeres ocupadas no llegaron a cobrar en el conjunto del año 2022 el importe del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) vigente en dicho momento, 14.000 euros brutos anuales. Esto supone un 42,5% de las mujeres que trabajan y se debe, sobre todo, a la parcialidad en el empleo.
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El secretario general de Gestha, José María Mollinedo, reconoce que las sucesivas subidas del SMI de los últimos años “están contribuyendo a reducir la brecha salarial”, pero considera necesario seguir promoviendo una mayor participación de las mujeres en el trabajo y un “cambio cultural”. “Que se impliquen ambos progenitores en la conciliación para romper con la parcialidad y el techo de cristal de la mujer a través de una promoción profesional más igualitaria”, reclama.
La reforma laboral que entró en vigor en 2022 ha reducido la temporalidad contractual, pero sigue habiendo una elevada parcialidad involuntaria, es decir, quienes trabajan a tiempo parcial, pero desean hacerlo a tiempo completo, que aún son un 47,3% del total de ocupados a tiempo parcial, según la EPA del cuarto trimestre.
La parcialidad no deseada es un foco de pobreza laboral porque los empleos de este tipo perciben salarios muy bajos. Un ejemplo de ocupación en la que abunda esta modalidad son las camareras de piso de los establecimientos hoteleros, de hecho, este fenómeno tiene un notable componente de género: del total de 1.356.200 personas que tienen parcialidad involuntaria, el 74,1% son mujeres.
Por otra parte, el informe constata que la ocupación de las mujeres disminuye conforme aumenta el nivel de retribuciones de los puestos de trabajo. Según los datos elaborados por Gestha, su presencia cae por debajo del 40% en puestos retribuidos a partir de los 56.000 euros hasta ocupar poco más de una cuarta parte de los puestos de más de 105.000 euros. En los puestos directivos que cobran más de 140.000 euros anuales, las mujeres ocupan solo algo más de dos de cada diez.
Las mujeres cobran 5.000 euros menos al año
En cuanto a la conocida como brecha salarial, Gestha calcula una reducción de solo 0,7 puntos porcentuales entre 2020 y 2022. Esto se traduce en que las mujeres cobran 5.000 euros menos al año que los hombres de media, un 24,8% menos en términos porcentuales. Además, hay diferencias notables por sectores y comunidades autónomas.
La diferencia más elevada entre los salarios de los hombres y de las mujeres se da en la Comunidad de Madrid, donde asciende a que ellas cobran 7.971 euros menos que ellos (un 31,5% menos), aunque no se incluyen datos para las dos regiones forales. La brecha desciende hasta los 2.094 euros en las Islas Canarias, lo que supone una retribución un 11,3% inferior. La brecha se produce así en mayor medida en la región del régimen común con el sueldo medio más elevado: 25.324 euros.
Por sectores, el de las entidades financieras y las aseguradoras sigue presentando las mayores diferencias de ingresos entre hombres y mujeres en términos absolutos, con una brecha de 15.913 euros anuales. Después aparece el sector de información y comunicaciones (8.096 €) y el de servicios a las empresas (6.940 €). De acuerdo con este informe, la actividad con menor brecha salarial sería la construcción y actividades inmobiliarias, con 983 euros de diferencia. En términos relativos sobre la cuantía del sueldo de las mujeres, el sector donde la brecha es más grande es el agrícola (51,3%), seguido de entidades financieras y aseguradoras (42%) y el de servicios a las empresas (41,2%).