Salir del cine y ponerse Unwritten de Natasha Bedingfield. Grabar un TikTok emulando la escena final de la película o a la persona que te ha acompañado a verla, y que inicialmente era reticente a hacerlo, absolutamente maravillada por la historia que acaba de presenciar en la sala de cine. La capacidad que ha tenido Cualquiera menos tú de convertirse en uno de los fenómenos cinematográficos del año no es casual.
El gancho inicial de la película dirigida por Will Gluck (Easy A, Amigos con derecho a roce, Petter Rabbit) lo componían sus actores: Glen Powell (que ya había brillado en Cómo deshacerte de tu jefe (2018) y aparecido en cintas como Top Gun: Maverick) y Sydney Sweeney (conocida por su interpretación como Cassie en Euphoria, aunque recientemente también ha estrenado Madame Web junto a Dakota Johnson).
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Cualquiera menos tú narra la historia de Beatrice (Sweeney) y Ben (Powell), dos desconocidos cuyos caminos se entrelazan gracias al azar y que comparten una mágica noche que culmina con un malentendido que les distancia. Meses después, ambos se reencuentran en una boda familiar entre la amiga de él y la hermana de ella. Gritos, reproches y odio contenido: su convivencia será tan lapidaria que tendrán que fingir que son pareja para no arruinarle el fin de semana a sus allegados. ¿El roce hará el cariño?
Abdominales por doquier y cuerpos esculturales sacados de la Galería Borghese de Roma. Melenas que no se pegan a las comisuras empañadas por el gloss recién puesto y miradas sensuales capaces de ocupar toda la pantalla. El visionado de la cinta romántica de Gluck es un ejercicio perfecto de comedia y romance, algo que la ha convertido, no sólo en un éxito viral centennial, también en una de las películas más taquilleras del género en la última década.
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Además de unos protagonistas con tirón entre las nuevas generaciones, el largometraje ha sido capaz de combinar dos elementos clave del género romántico: la aspiración (en este caso, estilística) y la relación que requiere de una carrera de obstáculos para tener un final de cuento de hadas (que no sea cancelado por la cultura de la corrección política coyuntural). Lo que muchos no sabían es que la cinta adapta, libremente (y tan libremente), la obra Mucho ruido y pocas nueces de William Shakespeare. Sí, es real y no es un meme de los que copan los hilos de internet.
Muchos de los espectadores que han acudido al cine a ver la clásica historia de amor (con Troye Sivan en su banda sonora) no encuentran la correlación entre Shakespeare y las cursis frases que entonan los personajes de Powell y Sweeney, pero todo tiene una explicación. Aunque Mucho ruido y pocas nueces se centra en Claudio y Hero, una joven pareja que se enamora y planea casarse, la cinta de Gluck se basa en la trama secundaria de Beatrice y Benedick: ingeniosos, inteligentes y fieles detractores del matrimonio.
A lo largo de la divertida obra de Shakespeare, y mediante una serie de trucos de sus astutos amigos, consiguen enamorarse el uno del otro, argumento clave de la película. Aunque no lo parezca en primera instancia por los diálogos adaptados a la era de TikTok, hay citas de la obra por todas partes y los personajes de Cualquiera menos tú se llaman Bea y Ben. No es la única adaptación que se ha hecho de Mucho ruido y pocas nueces en el cine, pues también inspiró 10 razones para odiarte, una de las comedias románticas clásicas de las nuevas generaciones con Heath Ledger y Julia Stiles. Otra de las comedias que bebe de Shakespeare es Ella es el chico, protagonizada por Amanda Bynes y Channing Tatum, y basada en la comedia Twelfth Night.
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Un éxito global (y viral)
Cualquiera menos tú ha recaudado en torno a los 189 millones de dólares en la taquilla global (en torno a los 175 millones de euros), un auténtico éxito teniendo en cuenta que contaba con un presupuesto de 25 millones de dólares. Estas cifras la convierten en la comedia romántica más exitosa en los cines desde el estreno de El bebé de Bridget Jones (2016), además de la adaptación de live-action de una obra de Shakespeare que más ha recaudado en la historia (sin tener en cuenta los cambios en la inflación que, por ejemplo, convertirían al Romeo + Juliet de Baz Luhrmann o la adaptación del El rey león, también basada en una obra del inglés, pero hecha íntegramente con CGI pese a haber sido considerada un live-action, en las más exitosas).