El castillo del siglo XV que está a menos de media hora de Valencia: es uno de los más bonitos de la comunidad

A lo largo de nuestro país se pueden encontrar infinidad de castillos y fortalezas que conforman una gran parte del legado patrimonial de España. Sus torres, murallas y estancias han sido testigo de algunos de los acontecimientos más importantes de nuestra historia, siendo una pieza fundamental para el desarrollo de todos ellos.

A día de hoy, son monumentos imperdibles en la visita a los pueblos donde se alzan, pues gracias a su imponente arquitectura permiten disfrutar de una estampa maravillosa. En este sentido, en la localidad de Benissanò, se alza uno de los castillos más espectaculares de Valencia. Representa uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura gótico-militar valenciana, fusionándose de manera única con elementos residenciales renacentistas.

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La historia del Castillo de Benissanó se inicia en el siglo XV, cuando fue construido por orden de la familia Cavanilles-Avilés, destacados miembros de la nobleza valenciana. Sin embargo, su verdadero origen se puede situar en el año 1249, durante la Reconquista. “El llibre de repartiment recoge que el 1 de noviembre Pédro Íñiguez de Diacastello hace el regalo de una torre y algunas construcciones bajo el nombre Benizano. No tardarían aquellas tierras en adquirir una notable importancia en la zona, especialmente tras la huida de los árabes intentando huir de los cristianos”, señalan desde la web del castillo.

Aunque, no fue hasta el año 1261, cuando Jaime I dio el título de villa a Benissanò, otorgando independencia a esa localidad valenciana. Ya en el siglo XV, la familia Cavanilles levantó el castillo tal y como lo conocemos hoy en día sobre una antigua torre árabe. Su diseño original combina la funcionalidad militar con el confort residencial, característica que lo distingue de otras construcciones de la época. A lo largo de los siglos, el castillo ha sufrido diversas modificaciones, aunque siempre manteniendo su esencia y características arquitectónicas fundamentales.

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Igualmente, se dice que en el castillo estuvo cautivo el rey Francisco I de Francia tras su derrota en Pavia. Sin embargo, a su llegada no fue tratado como un prisionero más, sino que fue, muy bien recibido y tratado como un invitado. De hecho, el señor del castillo celebró múltiples banquetes en su honor.

En cuanto a su estructura, se puede apreciar una planta rectangular en la que sobresale la torre del homenaje en la parte central. Esta cuenta con unos ventanales que albergan una gran influencia gótica. También disponía de puente levadizo y un foso, hoy cegado, así como numerosas estancias de gran interés.

De todas ellas destacan “el Vestíbulo, la Sala Noble, el Patio de Armas, la habitación de Francisco I, la sala de los “Socarrats”, la planta de la Galería o la Terraza exterior”, detallan. En la Sala Francisco I se sitúa uno de sus tesoros más preciados: el suelo de cerámica de Manises, que data del siglo XV. A esto hay que sumar la cerámica de Noya de la cocina moderna de principios del XX y también los techos, tanto del Siglo XV cómo del XVI en sus variantes.

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Dados los atributos que actualmente posee el castillo, es un lugar perfecto para la celebración de todo tipo de eventos. Así, acoge desde bodas a actos al aire libre gracias a sus grandes jardines. Todo ello enmarcado dentro de su espectacular arquitectura propia de las partes del palacio.

Por otro lado, cada febrero tiene lugar una de las fiestas más emblemáticas de la localidad: la Semana del castillo. Esta tiene lugar el primer o segundo fin de semana del mes y durante esos días se celebran diferentes actos y eventos de carácter cultural y lúdico. Uno de los más destacados es el mercado medieval, así como numerosas representaciones teatrales que recrean episodios medievales ligados a la historia del castillo,

El castillo abre sus puertas tan solo los sábados de 17:00 h a 21:00 h y los domingos de 11:00 h a 14:00 h. No obstante, de lunes a viernes se pueden concertar visitas guiadas y actividades de grupo, siempre reservando con antelación. En cuanto al precio, este es de 4 € para la tarifa general, mientras que la reducida es de 3 €. A su vez, los menores de 10 años pagan una entrada de 2 €, y para los menores de 5 la entrada es gratuita.

Desde Valencia, el viaje es de alrededor de 30 minutos por la carretera CV-35. Por su parte, desde Castellón de la Plana el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora por la vía AP-7.