Tras meses de tensión, la situación en las salas de asilo del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas se ha declarado estabilizada. Así lo aseguró la magistrada titular de uno de los juzgados de control, que en diciembre solicitaban la intervención del Ministerio del Interior. Han sido medidas como la habilitación de nuevas salas, las autorizaciones de entrada o el aumento de abogados de oficio para asistir a los solicitantes las que han permitido aliviar la presión del aeropuerto. Pero las acciones de Marlaska no se han limitado a medidas en tierra: el ministro anunció en enero la imposición de visados de tránsito aeroportuario para frenar las llegadas a Barajas. El Ministerio del Interior impuso los visados de tránsito para viajeros con pasaporte de Kenia el pasado 20 de enero. Este lunes, la medida se ampliará a personas que provengan de Senegal.
Los visados de tránsito tienen un objetivo claro: obligan a personas que realizan escala en España a solicitar este permiso para aterrizar y continuar su viaje a otros países. Este trámite está impuesto para varios países, algunos a nivel europeo (Afganistán, Bangladesh, Somalia...) y otros específicamente en España (Camerún, Costa de Marfil, Cuba...). La exigencia de este documento es vista desde CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) como una nueva traba para los migrantes, que les lanza a vías más inseguras y les deja en manos de “mafias que vulneran sus derechos”.
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Desde 2021, Senegal vive una crisis política que ha desplazado a miles de personas, entre ellas Amadou Badji. “Yo vivía con mi familia, con mi madre y mi padre, tenía mi trabajo”, cuenta en una entrevista con CEAR. El joven se vio obligado a abandonar su vida en Senegal después de que un grupo rebelde, el Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamanza (MFDC), le invitase a unirse a ellos y él rechazase la propuesta. “Es un grupo violento, busca problemas con los militares de Senegal, son ladrones y otras cosas malas. No es un trabajo”.
“Me cogieron, me ataron mis manos y mis pies, me causaron muchos problemas y me maltrataron mucho”, recuerda Amadou, que menciona que utilizaron un cuchillo. “Por eso la gente siempre coge el barco para cruzar, para salir”. Amadou se lanzó al Mediterráneo porque no encontró vías seguras para llegar a España (”No hay vías seguras”, según CEAR); ahora, la opción de llegar en avión impone una nueva traba para los que huyen de un país marcado por la violencia, la crisis política y económica. “Ese es el riesgo de introducir este tipo de de medidas”, denuncia desde CEAR Mauricio Valiente, director de Políticas y Campañas.
Visados de tránsito ante llegadas masivas de refugiados
Para CEAR, los visados no responden al fraude, sino que la medida “sigue un patrón muy claro”. “No es que se imponga el visado de tránsito porque se detecten situaciones de fraude, sino que se impone el visado de tránsito cuando hay flujos o un número de personas muy grande que vienen a pedir protección en España”, explica a Infobae España Mauricio Valiente. “Si repasamos los países a los que se ha puesto el visado de tránsito, hablamos de países como Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Guinea-Bisáu, Haití, Liberia, República del Congo, Turquía, Uzbekistán, Yemen... Son países con una situación muy grave de derechos humanos y para los que la imposición del visado no ha estado tanto determinada como respuesta a fraudes o engaños a las autoridades, sino como respuesta a la llegada de numerosos ciudadanos de estos países en búsqueda de protección”.
En esta ocasión, la decisión fue tomada después de que varios sindicatos policiales alertasen del modus operandi de algunos de los migrantes que aterrizaban en España: unos, procedentes de Somalia, llegaban con un pasaporte keniano adquirido de forma fraudulenta en este país. “Somalia es un país con un conflicto muy agudo y muy prolongado. Para un somalí, poder documentarse para viajar es prácticamente imposible”, denuncia Valiente. Se da también una paradoja: las solicitudes de personas procedentes de Somalia fueron reconocidas en un 96,9 % de los casos este 2023. Ocurre igual con otros países para los que se imponen visados de tránsito, como Mali (98,9 %) o Burkina Faso (97,3 %).
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Otros, volaban desde Senegal con destinos a ciudades latinoamericanas como Sao Paulo (Brasil), que no les exigen visado, pero al llegar a Madrid se deshacían de su pasaporte y alegaban venir de otro país en conflicto para pedir asilo. Este país está sumido desde 2021 en una grave crisis política que ha obligado a miles de personas a huir de sus hogares. Desde Senegal llega una gran cantidad de solicitudes; sin embargo, el 83 % de ellas son rechazadas. “Esto no evita que cada vez más personas arriesguen su vida en la peligrosa ruta atlántica o intenten buscar otras vías menos peligrosas, como los vuelos que hacen escala en Madrid”, explican desde CEAR.
“Son conscientes de la saturación en asilo”
El fraude en las solicitudes de asilo existe y así lo ha evidenciado la intervención policial del pasado 15 de febrero. Los agentes desarticularon una red internacional que introducía a través del aeropuerto de Barajas a migrantes que fingían ser menores de edad solicitantes de asilo, para luego distribuirse por otros países europeos
El abogado Vicente Marín admite que estas situaciones ocurren y que “hay muchos solicitantes de asilo que realmente no entran dentro del estatuto de asilado o refugiado de protección subsidiaria”. “Hay gente incluso que es consciente de la saturación en la oficina de asilo y que los procesos tardan, y que durante el proceso te puedes quedar de forma legal, incluso puedes residir y trabajar de forma provisional. Pero mientras llega o no la denegación, vas a estar en España provisionalmente y en el peor de los casos, vas a poder regularizarte a lo mejor por cualquiera de los procedimientos existentes”, explica.
A esta situación contribuye “la falta de recursos de las instituciones”, lo que ocasiona “que el proceso se dilate muchísimo y que también vaya en aumento el número de personas que puedan aprovecharse de esa circunstancia”. Por ello, aunque reconoce que los visados de tránsito pueden reducir el número de llegadas, Marín entiende que esta medida acaba limitando el derecho al asilo “a personas que realmente lo necesitan”. Por ello, para el abogado la solución pasa por “poner medios para tramitar esos procedimientos de forma efectiva y rápida”.