El paso del tiempo no perdona a nadie, pues a lo largo de nuestra geografía, pueblos y villas reflejan la huella de un pasado próspero y rico. Así, existen infinidad de localidades abandonadas donde las calles desiertas y los edificios medio derruidos son los únicos testigos de su historia. De este modo, se han convertido en atractivos turísticos de un alto valor histórico y cultural, pues entre sus calles despobladas se puede conocer parte de lo que allí aconteció.
De hecho, algunas de ellas, a pesar de estar abandonadas, se han en destinos impresionantes, sobre todo para aquellos fanáticos de los lugares misteriosos. En este sentido, a menos de una hora de Madrid se ubica Caudilla, uno de los municipios despoblados más espectaculares de toda España. Esta localidad se muestra imponente gracias a las ruinas de su castillo, las cuales se pueden apreciar desde la distancia.
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La fusión de dos pueblos
El pueblo de Caudilla estuvo habitado hasta el año 1973, cuando se aprobó la fusión entre esta localidad y Val de Santo Domingo. Esto dio lugar al nuevo pueblo de Santo Domingo-Caudilla. Su abandono total se produjo en la segunda mitad del siglo XX, durante esta época, los habitantes de la villa eran los jornaleros de la familia de Claudio Ruiz Bajo. Esta figura fue el propietario principal de las tierras justo en el momento en el que estalló la Guerra Civil. Durante la contienda Claudio y sus tres hijos murieron, por lo que sus hijas se repartieron el pueblo en dos fincas al final de la contienda.
De este modo, la mecanización del campo fue poco a poco sustituyendo a la mano de obra, lo que propicio el abandono del pueblo. Actualmente, algunas de las viviendas se mantienen como casas de campo y los alrededores de la villa cuenta con campos de trigo y cebada que son labrados por los habitantes de los pueblos vecinos.
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Un castillo y una iglesia
Uno de los atractivos más sobresalientes del pueblo es el Castillo de Rivadeneyra, una construcción del siglo XV que domina el paisaje con su presencia imponente, aunque en decadencia. A finales del siglo XX, concretamente en 1999, tuvo lugar un evento que marcaría para siempre la estampa de este monumento histórico. Fuertes vientos azotaron la estructura, provocando el desmoronamiento de una parte considerable de su fachada.
Este incidente dejó al descubierto, de manera casi surrealista, una escultura de Cristo posicionada en la cima de la torre izquierda, aportando al edificio un aire fantasmagórico que lo caracteriza actualmente. Además del castillo, otro sitio de interés dentro del pueblo es lo que queda de su iglesia, dedicada a Santa María de los Reyes. A diferencia de otras estructuras antiguas que han quedado en el abandono, la fachada de la iglesia ha sido recientemente repintada de blanco, un color que resalta significativamente frente al oscuro contorno de un árbol quemado ubicado en uno de sus costados.
Esta combinación de elementos contribuye a la atmósfera única que se respira en el lugar. El pueblo en sí se compone de lo que parece ser una única calle, marcada por casas que, en su mayoría, ya no están habitadas y se encuentran en diferentes estados de ruina. Algunas de estas estructuras mantienen sus puertas abiertas, invitando a los visitantes curiosos a explorar sus interiores y a imaginar la vida que un día llenó estos espacios.
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Cómo llegar
Desde Madrid, el viaje es de alrededor de una hora por la carretera A-5. Por su parte, desde Toledo el trayecto tiene una duración estimada 30 minutos por la vía A-40.