España se suma a la carrera por proyectiles de 155 mm: así es la munición más demandada (y escasa) tras la guerra de Ucrania

El Ejército de Tierra ha invertido 208 millones de euros en la compra de estos proyectiles de artillería. La munición será fabricada en España por la empresa Expal, propiedad de la alemana Rheinmetall

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Soldados ucranianos emplean un obús autopropulsado Caesar de calibre 155 mm de origen francés (ARIS MESSINIS/AFP)
Soldados ucranianos emplean un obús autopropulsado Caesar de calibre 155 mm de origen francés (ARIS MESSINIS/AFP)

La guerra en Ucrania ha dejado en evidencia las capacidades de la industria militar de la OTAN -especialmente la de los aliados europeos- dado que el país invadido consume más munición de la que pueden producir los estados que conforman la Alianza Atlántica, situación que reconoció públicamente su secretario general, Jens Stoltenberg. Ante esta debilidad industrial, los aliados optaron en un principio por echar mano de sus arsenales, pero ahora, que los stocks propios están alarmantemente bajos, los socios están inmersos en una carrera para abastecerse de munición para reponer sus existencias y, de paso, continuar con el apoyo a Kiev.

En este marco, el Ejército de Tierra ha destinado 208 millones de euros a la compra de proyectiles de calibre 155 mm, el más empleado en el conflicto entre Ucrania y Rusia y, por tanto, el más escaso. El Ministerio de Defensa ha confiado a la empresa local Expal, adquirida por la compañía alemana Rheinmetall a finales de 2022, la producción de la munición, que se prolongará hasta diciembre del próximo año. El contrato suscrito con Expal, la única firma que se presentó a la licitación, es por 94.200 proyectiles -a un precio unitario de 1.130 euros- y otros 2.600 de ejercicio, así como por espoletas y programadores de espoletas electrónicas.

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Este es el primer gran contrato de munición de artillería adjudicado por la cartera que lidera Margarita Robles de la partida de 421,5 millones de euros aprobada, el pasado octubre, por el Consejo de Ministros para adquirir proyectiles de 155 y 105 milímetros. El ejército español posee una diversa flota de obuses de 155 mm, tanto remolcados como autopropulsados. Entre los primeros destacan los sistemas Siac, capaz de emplear proyectiles rompedores, fumígenos e iluminantes, y APU SBT-1; ambos fabricados por la empresa nacional Santa Bárbara Sistemas, propiedad de la estadounidense General Dynamics Land Systems. En cuanto a obuses autopropulsados, el único que posee España es el M-109 de origen estadounidense.

Munición de 155 mm junto a un obús autopropulsado AS-90 suministrado por Reino Unido a Ucrania (Finnbarr Webster/Getty Images)
Munición de 155 mm junto a un obús autopropulsado AS-90 suministrado por Reino Unido a Ucrania (Finnbarr Webster/Getty Images)

El plan de la UE ante la escasez de proyectiles

La artillería ha demostrado ser un arma esencial en Ucrania, tanto de un lado como del otro en el campo de batalla, y no sólo en maniobras ofensivas -sumamente efectiva para desgastar las defensas del enemigo- sino también en operaciones defensivas contra tropas a pie y vehículos blindados. El gran dilema de Kiev es la escasez de munición de 155 mm, factor que puede explicar el actual estancamiento que acusa el conflicto. En 2023, durante la contraofensiva ucraniana, el ejército del país invadido empleaba un promedio de 90.000 de estos proyectiles al mes, más del triple de la capacidad de producción de la Unión Europea, de tan solo 25.000 unidades mensuales.

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Para hacer frente a esta problemática, con la certeza de que la ayuda militar a Ucrania se prolongará aún más en el tiempo, la Comisión Europea concibió un plan en tres fases. En la primera, los países deberán proporcionar 1.000 millones de euros en munición de sus arsenales y, en la segunda fase, la UE comprará en su conjunto otros 1.000 millones en munición para Ucrania.

Línea de producción de proyectiles de 155 mm en una planta de la compañía alemana Rheinmetall (REUTERS/Fabian Bimmer)
Línea de producción de proyectiles de 155 mm en una planta de la compañía alemana Rheinmetall (REUTERS/Fabian Bimmer)

Finalmente, los países europeos se han comprometido a desarrollar un plan para producir un millón de proyectiles de artillería de 155 mm en el plazo de un año. Un proyecto más que ambicioso, no solo porque en la actualidad en el viejo continente se fabrican anualmente 300.000 proyectiles sino también por la falta de trabajadores calificados que presenta el mercado europeo. Otro desafío que se presenta es el acceso a las materias primas críticas -aluminio, titanio, pólvora y propelente- dado el consecuente cuello de botella en las cadenas de suministro que implica incrementar la producción militar.

Características e importancia de los 155 mm

La munición de 155 mm podría definirse, grosso modo, como una bala muy grande compuesta por cuatro partes: el fusible detonante, el proyectil, el propulsor y el cebador. Cada pieza mide aproximadamente 60 centímetros de largo, pesa alrededor 45 kilogramos y presenta un diámetro -valga la redundancia- de 155 mm. Estos proyectiles, que alimentan a obuses y grandes cañones, se pueden configurar de muchas maneras para empaquetarse con material altamente explosivo, usar sistemas guiados con precisión, perforar armaduras o producir una alta fragmentación.

Soldado ucraniano en el frente junto a munición de 155 mm (REUTERS/Stringer)
Soldado ucraniano en el frente junto a munición de 155 mm (REUTERS/Stringer)

La importancia del cartucho de 155 mm radica en su capacidad proporcionar un buen equilibrio entre el alcance y el tamaño de la ojiva: un proyectil demasiado pequeño, no hará suficiente daño ni llegará tan lejos, pero uno de mayor tamaño tiene un alcance menor. Los 155 mm son el término medio más común y por eso se usa tan ampliamente.

Obús autopropulsado británico AS-90 de 155 mm

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