En la gallega Comarca da Limia, a 45 kilómetros de Ourense y haciendo frontera con Portugal, hay una pequeña aldea que no llega a los 800 habitantes, pero que representa la excepción a cualquier norma en Galicia. Se llama Vilar de Santos, un municipio que lleva cuarenta años evitando la hegemonía del PP, erigiéndose tras las últimas elecciones generales como el pueblo más nacionalista de Galicia, con el 35,1% de las papeletas del BNG, pese a que los comicios no eran municipales. En el caso del 28-M, el porcentaje de voto nacionalista se eleva a casi un 80%. La tendencia es clara y longeva: Vilar de Santos es una aldea nacionalista.
Pese a lo pequeña que es, la política municipal vertebra la vida de esta aldea y tienen claro cuál es su secreto: la unidad de los vecinos y la ausencia de corrupción. “Somos nacionalistas, somos progresistas, somos solidarios con los débiles, pero, sobre todo, somos de Vilar de Santos”, lanzó el alcalde, Antonio Mínguez, cuando se alzó con la vara de mando tras la dimisión del anterior regidor, Xan Jardón, por motivos personales. El partido ganador en las elecciones de 2019 había sido el nacionalista Xuntos Vilar de Santos, con el 85% de los votos, pero el 28-M, Mínguez se volvió a presentar, esta vez con el BNG, y ganó. En 2015 había pasado exactamente lo mismo, pero con Compromiso por Galicia (CxG).
Te puede interesar: La ‘Moncloa gallega’: una mansión ideada por Manuel Fraga para dignificar la Xunta y que Feijóo y Rueda abocaron al desuso
Y es que da igual el partido o la marca, la cuestión es que el alcalde o la alcaldesa de Vilar de Santos tiene que ser nacionalista. Además, rehúyen de la corrupción, muy extendida en los concellos de su alrededor: ya son conocidas las mordidas de Gonzalo Pérez Jácome en el Ayuntamiento de Ourense, y también la dinastía que dio nombre al ‘caso Baltar’, que probaba el “enchufismo” por parte de algunos populares ourensanos al mando de la Diputación. Ningún alcalde que quiera lucrarse, “como en otros concellos”, es bienvenido en Vilar de Santos, en palabras del alcalde.
“Llevamos años haciendo las cosas bien, creo que la gente ve que no hay corrupción y hay sinceridad”, admite Aldo, vecino de la aldea y exconcejal hace años. Él es una de las 453 personas que apoyaron al BNG en 2019, frente a las 105 que se decantaron por el PP y a las 17 que lo hicieron por el PSOE. En 2019, 490 habían votado a Xuntos, frente a las 66 que abogaron por el PP y a las 22 con papeleta del PSOE.
Te puede interesar: La Xunta envía mensajes al personal sanitario anunciando subidas salariales a dos días del 18F
Para Aldo, el secreto reside en la ausencia de corrupción y también en que los vecinos y vecinas tienen los ojos “muy abiertos” y no se dejan guiar por la información de medios “politizados” en Galicia, así lo expresa a Infobae España. “Votan más por lo que somos”, asegura. Sin embargo, también tiene claro que la gente “comprende” los valores del nacionalismo, “sabe lo que significa”, alega. Pero, volviendo un poco en el tiempo, en concreto, al año 2015, encontramos otra hazaña de esta pequeña aldea, que ganó a un segundo gigante, esta vez empresarial.
Batalla contra Gas Natural
Un alcalde y menos de 800 habitantes ganaron la batalla contra una multinacional que factura millones de euros. Sucedió en el año 2015, después de que Fenosa no aplicase durante años la tarifa de discriminación horaria, cobrando al Ayuntamiento un 20% más de lo que debía, nada más y nada menos que 10.000 euros al año. De aquellas gobernaba el antes mencionado Xan Jardón, de CxG, que consiguió que a su aldea gala le fuesen devueltos los 46.000 euros que la eléctrica les había cobrado en los últimos cinco años.
Te puede interesar: Hasta 229.000 euros para que los diputados gallegos teletrabajen: el Parlamento comprará 110 portátiles táctiles y 80 impresoras
El litigio no fue sencillo, ya que Gas Natural pretendía devolverles solo el último de los ejercicios, pero finalmente ganó el Ayuntamiento con el apoyo de una empresa que le asesoró para elaborar los informes. Y es que ni la Xunta de Galicia, con Alberto Núñez Feijóo al frente, ni la Federación Galega de Municipios y Provincias (Fegamp), ni el Parlamento gallego hicieron nada. Tampoco Felipe González —en aquel momento consejero de Fenosa— y al que llegaron a enviar una carta explicándole lo sucedido.