Real Madrid y FC Barcelona parecieron ponerse de acuerdo a la hora de protagonizar unas semifinales de la Copa del Rey de baloncesto carentes de toda emoción. Si los blancos anularon a la perfección al Valencia Basket en el primer partido de este sábado, los azulgranas elevaron la apuesta hasta las mismísimas nubes ante el Tenerife, con una exhibición que ya es historia del torneo del KO de la canasta. La emoción se fue por donde había venido en un segundo cuarto que se convirtió en el mejor que se ha visto nunca en términos coperos (108-76).
🔥 Un segundo cuarto 𝙝𝙞𝙨𝙩𝙤́𝙧𝙞𝙘𝙤 en la #CopaACB
— #CopaACB (@ACBCOM) February 17, 2024
Con 4⃣0⃣ PUNTOS, el @FCBbasket establece el RÉCORD de PUNTOS en un cuarto en la historia de la Copa del Rey. pic.twitter.com/ILxgWHxy08
Fue así por un sobrehumano 40-8 a favor de los hombres de Roger Grimau, con un +32 de sideral diferencia y dos líderes claros sobre el parqué: Tomas Satoransky, por fuera, y Willy Hernangómez, por dentro. No hubo manera de que la defensa tinerfeña encontrase la clave para detenerles. Tampoco de que el conjunto canario repitiese su excelsa actuación de 24 horas atrás, que le llevó a eliminar al anfitrión y vigente campeón, Unicaja.
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El aguante duró un único periodo al Tenerife. Puede que la mayor alegría que se llevasen los pupilos de Txus Vidorreta fuese el homenaje a uno de sus mitos pasados, Rodrigo San Miguel. 17 temporadas, 527 partidos, 3.041 puntos y 1.445 asistencias, repartidos en seis equipos de la ACB, tuvieron su cuota de protagonismo. Él sabía muy bien de qué iba lo de repartir juego. Algo que el Barça hizo a la perfección en un encuentro tan propicio como este para ello: todos los jugadores disponibles participaron y anotaron para los de la Ciudad Condal. Incluido un James Nnaji que apenas está gozando de oportunidades este curso y pudo reivindicarse un tanto.
Un paseo sin discusión
“Se ha acabado al descanso. Hemos hecho el peor segundo cuarto que recuerdo. No hemos sido capaces de competirle al Barcelona”, se resignaba Vidorreta nada más ponerle fin al calvario. La losa del periodo copero más excelso fue demasiado pesada como para poder levantarla. Hay que tenerla muy en cuenta: máxima anotación en un cuarto (40), mayor diferencia en un cuarto (+32) y mayor diferencia en una parte (+30).
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Por si todo esto fuera poco, el Barça logró un 7/7 en triples y un 7/10 en tiros de dos en ese acto para la posteridad. La mejoría numérica del Tenerife tras el intermedio pasó absolutamente desapercibida ante tal dominio. Cuando sonó la bocina, seis culés habían alcanzado los dobles dígitos. No cabe duda de que la perfección, por su parte, se alcanzó. Tim Abromaitis y Marcelinho Huertas, siempre ejemplares, fueron los mejores defensores de la honra isleña.
El Clásico espera en la gran final del domingo. El partido más deseado, aunque con pronóstico incierto después de las últimas exhibiciones de uno y otro contendiente. El favoritismo parece sonreír más al Madrid, a tenor de lo que se ha ido viendo en lo que llevamos de temporada. No obstante, el Barça cada vez va encontrándose más a gusto con su nueva idiosincrasia y está preparado para el desafío. Tras un año de tregua, la Copa vuelven a jugársela los de siempre.
La igualdad con la que los dos grandes de la canasta española se toparon en cuartos se esfumó por completo en la antesala de la jornada decisiva. Una en la que el espectáculo, después del poderío del que han hecho gala ambos bandos, estará garantizado. La Copa número 29, para el Madrid, o la número 28, en el caso del Barça, está al caer.