El líder opositor ruso, Alexei Navalny, ha muerto este viernes de manera repentina en la prisión ártica en la que se encontraba desde diciembre pasado, han informado los servicios penitenciarios de Rusia. Al parecer, Navalny “se sentía mal” después de un paseo por la colonia penal IK-3 en Kharp, a unos 1.900 kilómetros al noreste de Moscú, donde cumplía condena alejado del mundo. Su portavoz, Kira Yármish, ha reaccionado a la noticia y ha aclarado que “no tienen aún confirmación” de la muerte del activista y que sus abogados están dirigiéndose a las instalaciones penitenciarias para obtener su propia versión. El mundo ha reaccionado de forma unánime condenando su muerte, mientras España ha pedido aclaraciones sobre lo sucedido.
“Se le practicaron los necesarios procedimientos de reanimación, que no dieron ningún resultado. Los médicos de urgencias constataron la muerte del condenado. Se están estableciendo las causas del fallecimiento”, señala el comunicado oficial sobre el deceso de Navalny, de 47 años. El servicio penitenciario ha explicado que Navalny sufrió un colapso y perdió el conocimiento casi de inmediato. A pesar de los intentos de reanimación y la ambulancia que acudió al lugar, no se consiguió reanimar al preso más famoso de Rusia, han añadido.
Minutos después de conocerse la noticia sobre el fallecimiento del político, el portavoz ruso, Dmitri Peskov, afirmó que el Kremlin aún no tiene información exacta sobre las causas de la muerte del más destacado opositor a Vladímir Putin, pero que el líder del Kremlin ya ha sido informado. ”Los médicos tienen que aclararlo”, dijo Peskov, citado por la agencia TASS”.
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A 60 kilómetros del Círculo Polar Ártico
Navalny cumplía condena en una prisión a 60 kilómetros del Círculo Polar Ártico, condenado a permanecer en la cárcel hasta los 74 años. Su lucha y su tesón al defender sus convicciones le valió al respeto y la admiración de la dispersa oposición rusa, especialmente después de regresar voluntariamente a Rusia en 2021 desde Alemania, donde había sido tratado por lo que las pruebas de laboratorio occidentales demostraron que fue un intento de envenenarle y que Rusia siempre se negó.
Navalny saltó a la fama hace más de una década ridiculizando a la élite del presidente Vladímir Putin y denunciando la corrupción a gran escala. “Los polígamos se han convertido en conservadores en nuestro país. Los miembros del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) son ahora ortodoxos (cristianos). Los propietarios de ‘pasaportes dorados’ y cuentas en paraísos fiscales son ahora patriotas agresivos”, dijo Navalny en una publicación en las redes sociales facilitada por sus seguidores.
“Mentiras, mentiras y nada más que mentiras”, dijo Navalny. “Se derrumbará y se desmoronará. El Estado de Putin no es viable. Un día miraremos a su lugar y él no estará allí”. También ha advertido en repetidas ocasiones que la Rusia de Putin es un Estado dirigido por “ladrones y criminales” y que un día se producirá un cambio sísmico mediante una revuelta. Desde que Putin ascendió a la jefatura del Kremlin el último día de 1999, los opositores han pronosticado más de una vez su desaparición política y se han equivocado.
Las autoridades rusas tachan de disparate las críticas de Navalny y afirman que él y sus partidarios son extremistas vinculados a la agencia de inteligencia estadounidense CIA que pretenden sembrar la discordia en Rusia.
Navalny está en la cárcel, su movimiento está proscrito y la mayoría de sus principales partidarios han huido al extranjero. A su regreso fue encarcelado. Rusia niega las afirmaciones de Navalny de que la policía secreta rusa le envenenó con Novichok. Navalny dijo que sus compañeros de prisión le preguntaron repetidamente: “¿Por qué has vuelto?”.
Dijo que la Rusia moderna había sido inculcada con “cinismo y conspiración” hasta tal punto que mucha gente ya no creía en motivaciones simples, sospechando en cambio que él formaba parte de alguna intriga secreta del Kremlin. “Tengo mi país y mis convicciones. Y no quiero renunciar a mi país ni a mis convicciones”, dijo Navalny. “Y no puedo traicionar ni a la primera ni a las segundas”.
“Si tus convicciones valen algo, debes estar dispuesto a defenderlas. Y si es necesario, hacer sacrificios”.
Con información de Reuters y EFE