Santiago Abascal presume de guardar una estrecha relación con Galicia, lugar del que procede su familia materna. La comunidad, sin embargo, conjetura una excepción para su partido: Vox tiene representación en todos los territorios del mapa español menos en el parlamento gallego. La presencia institucional de la extrema derecha en la región se limita a una única persona, Lilian Cerdeira Mosquera, concejal de Avión (Ourense), que resultó elegida en las urnas el pasado 28M. Las posibilidades de que el escenario cambie tras las elecciones de este domingo son prácticamente nulas.
La hegemonía del PP se remonta varias décadas atrás. Los populares han conseguido aglutinar todo el voto de derechas desde la época de Manuel Fraga. El exministro franquista fusionó bajo las siglas de su formación cualquier posible escisión antes incluso de que llegase a germinar. Vox no supone una amenaza para que los de Feijóo puedan perder el control del bloque conservador, pero los últimos sondeos no descartan la posibilidad de que otro partido derechista ponga fin a medio siglo de bonanzas: Democracia Ourensana. Esta formación nace en los 2000 como una plataforma local, fruto del “descontento” popular por la “discriminación” que sufre, según palabras de sus votantes, la “cuarta provincia gallega”. Gonzalo Pérez Jácome es la cara más visible del partido y, a diferencia de Vox, pretende “ser la llave” de la próxima legislatura.
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“Vox tiene un problema y es que no puede mimetizar todo lo que viene de Madrid. El discurso es el mismo para todo el Estado. Además, tampoco tiene líderes autonómicos. Esto es un error muy grande porque los candidatos no conocen el territorio ni pueden pelear por él”, explica Miguel Anxo Bastos, profesor de Ciencias Políticas en la Universidade de Santiago de Compostela (USC). El electorado gallego tiene muchas particularidades, entre ellas, su propia agenda de temas. Los menores migrantes no acompañados, la ilegalización de partidos y la polémica de la amnistía no preocupan al noroeste del país. “La gente quiere discutir de sanidad, educación y problemas del mar”, añade el docente. María Pereira, profesora de Ciencias Políticas en la misma facultad, va un paso más allá: “El discurso simplista de Vox gira en torno al procès, una cuestión que ni siquiera ha sido interiorizada por la población gallega”.
“La extrema derecha lo tiene difícil para desembarcar aquí. Los votantes del PP son fieles y Vox no es capaz de entender que los gallegos tenemos un sentir que nos diferencia de los españoles, independientemente de la ideología. Además, su programa es una copia del que presenta para el resto del Estado”, argumenta Victoria Canoura, profesora de Políticas Públicas en la Universidade de Vigo. La barrera electoral del 5% no se lo pone para nada fácil a los partidos con menos votos. El último sondeo publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha dejado a los de Abascal en torno al 2,1% de estimación, tres puntos por debajo del mínimo exigido.
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La hegemonía de los ‘populares’ pende de un hilo
Las últimas encuestas dejan en el aire la mayoría absoluta de los populares y ponen el foco en la subida de otras formaciones. Este escenario podría alterar el tablero y dejar la Xunta de Galicia en manos de un tripartito de izquierdas —BNG, PSdG y Sumar—. El PP sigue con el 42,2% de estimación de voto y oscila entre los 34 y los 38 escaños, según el CIS. La entrada de Democracia Ourensana en el parlamento gallego también es altamente posible, según las fuentes consultadas por Infobae España.
“Jácome ha conseguido despertar la atención del electorado. La campaña ha caído además en pleno Carnaval, que es su momento de máximo esplendor, porque comunica a través de festividades y obras públicas. Democracia Ourensana posiblemente obtenga un escaño y la próxima semana se hablará de cómo ha conseguido acabar con el monopolio de la derecha en términos de representación”, apunta Iago Moreno, sociólogo y especialista en estrategia digital. La plataforma sumó un total de 19.411 votos en las elecciones municipales del pasado 28M, lo que supone un 10,8% del total. Esta provincia reparte 14 escaños en el parlamento gallego y ocho de ellos pertenecen actualmente al Partido Popular.
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Miguel Anxo Bastos define al líder de Democracia Ourensana como un “populista de libro” y asegura que podría ser el “salvavidas” perfecto para garantizar la continuidad de Alfonso Rueda en San Caetano. “Las implicaciones para Feijóo podrían ser terribles. El Gobierno de la Xunta es imprescindible para mantener la imagen del PP”, señala el profesor. La entrada de una nueva formación de derechas en el parlamento gallego, como es el caso de Democracia Ourensana, podría comprometer la supremacía de los populares. “Los votantes pueden verlo como un partido débil y se verían obligados a reconocer que no son hegemónicos”, sentencia Victoria Canoura.
Manuel Fraga: tres décadas de buenas rachas
Los gallegos acuden este domingo a las urnas para elegir al próximo líder de la Xunta de Galicia. En más de cuarenta años de autonomía y después de once elecciones, los populares solo han perdido en dos ocasiones. Las buenas rachas empezaron con la llegada de Manuel Fraga al terreno autonómico, pero podrían tener los días contados. “La derecha se ha dejado muchos votos por el camino. El BNG y Ana Pontón no producen los miedos y las animadversiones que a los del PP les gustaría”, expone Iago Moreno, sociólogo y experto en estrategia digital. Los resultados de este domingo serán decisivos para el futuro del partido, también en la esfera nacional.
“Históricamente, los populares han conseguido integrar a todas las derechas bajo las mismas siglas. Este juego de equilibrios mantenía al partido en una posición hegemónica, capaz de convencer a los que ni siquiera se sentían del todo identificados con sus propuestas”, añade Moreno. Manuel Fraga, fundador del partido y ministro durante la dictadura franquista, nunca puso trabas para darle la bienvenida a otras fuerzas conservadoras, sobre todo a nivel local. “Fraga ha sabido combinar el discurso galleguista con el español para no tener oposición, porque la derecha gallega tiene muchos bandos dentro. El PP los tiene tapados, esa es una de sus grandes bazas”, matiza Miguel Anxo Bastos. La entrada de Democracia Ourensana en la Xunta de Galicia y el posible Gobierno de izquierdas que vaticinan algunas encuestas podría cambiar las tornas —después de tres décadas—. “Un BNG fuerte es el caldo de cultivo perfecto para que florezca una extrema derecha gallega. El PP en la oposición no sería lo mismo”, sostienen los expertos.